La espada de Damocles del BCE: entre el deterioro del crédito y una inflación que no termina de doblegar

La presidenta del BCE, Christine Lagarde

REUTERS/Kai Pfaffenbach

  • El BCE está en una encrucijada: tiene que subir los tipos lo suficiente como para frenar la inflación, pero no tanto como para cargarse la estabilidad financiera.
  • Ya van siete subidas de tipos en nueve meses, pero la inflación continúa descontrolada. La diferencia es que ahora las 6 subidas de tipos anteriores empiezan a pesar sobre la economía.

Que el Banco Central Europeo (BCE) esté entre la espada y la pared no es una novedad. Pero quizás lo llamativo sea que lleve meses aguantando en esa posición límite sin que las cosas hayan cambiado apenas (y por mucho que el organismo lo haya intentado).

Ayer, el BCE decidió moderar el ritmo y acordó subir los tipos de interés un 0,25%, en lugar de un 0,5%, como venía haciendo en sus 3 subidas anteriores. La diferencia es que las seis subidas de tipos anteriores ya empiezan a pesar en la economía.

Después de la tormenta bancaria sufrida en cuestión de días, la mentalidad de los bancos centrales podría haber cambiado, despertando los temores en lo relativo a la solidez del sistema bancario. El BCE está en una encrucijada: tiene que subir los tipos lo suficiente como para frenar la inflación, pero no tanto como para cargarse la estabilidad financiera.

"La fragilidad del sistema financiero impone una pausa para la reflexión a los bancos centrales, atrapados en el dilema entre la estabilidad del sistema y la lucha contra la inflación", señalan los economistas de Plenisfer Investments, parte de Generali Investments.

El organismo presidido por Christine Lagarde ha optado por dar algo más de oxígeno a una economía donde ya observa el impacto de las subidas de tipos, en lugar de continuar con el pie pegado al acelerador. También el alza de tipos del 0,25% anunciado por la Reserva Federal (Fed) se interpretó en los mercados como un posible freno motor a las subidas. 

No es para menos, con la de ayer ya van 7 aumentos de los tipos de interés por parte del BCE en 9 meses, el mayor ritmo de subidas en el precio del dinero en sus 25 años de historia como organismo. En cambio, la inflación no remite.

Fue en julio del año pasado cuando el organismo puso fin a 11 años de tasas de interés en terreno negativo e instauró un nuevo dogma: mientras nada logre parar la inflación, nada parará al BCE

La crisis de precios no cesaba, así que volvió a anunciar alzas de tipos en septiembre, en octubre, en diciembre, en febrero y en marzo. El objetivo era doblegar la inflación hasta el objetivo del 2% marcado por el BCE. Pero ni con esas: la inflación en la eurozona seguía galopante y alcanzó el 8,5% en febrero, 4 veces por encima de la meta del organismo.

Ilustración de inflación o de escalada de precios

Ni siquiera ahora, 9 meses después del primer anuncio de alza de tipos, el BCE está cerca de lograr su objetivo. Los precios apretaron este mes en la eurozona, pasando del 6,9% en marzo al 7% de abril, aumentando con ello la presión sobre el organismo que dirige Christine Lagarde.

"Las perspectivas de inflación siguen siendo demasiado elevadas durante demasiado tiempo", explicaba ayer el BCE en su comunicado.

La urgencia por doblegar la inflación y evitar que la inflación subyacente se incruste en la economía sigue siendo la misma que hace meses. Pero ahora hay un problema añadido: las seis subidas anteriores de tipos ya empiezan a pesar sobre el consumo.

"La reducción del ritmo de subidas del BCE a 25 puntos básicos refleja el efecto retardado del endurecimiento acumulado de la política monetaria sobre las condiciones crediticias y los datos de préstamos. Dicho esto, con la inflación todavía demasiado alta, el BCE no hace una pausa, y subirá al menos una vez más en este ciclo", señala Paul Diggle, economista senior de abrdn.

Subir tipos encarece el precio del dinero. El efecto es bastante parecido al de echar un jarro de agua fría sobre una economía aparentemente caliente: ayuda a enfriar la inflación, pero a costa de dejar el consumo bajo cero.

El efecto de las subidas de tipos se parece en su traslación a la economía a la caída de una hilera de fichas de dominó. Primero, se encarecen los nuevos préstamos y los hogares empiezan a tirar de ahorro en lugar de financiarse. Después, viene la revisión de créditos ya contratados, pero a tipo variable y, por último, el golpe al consumo.

Personas en la calle con bolsas de la compra

"Ya estamos viendo algunos efectos de la subida de tipos en la demanda. Hemos visto una caída del crédito nuevo en estos últimos 4-5 meses, sobre todo a hogares, pero también a empresas", señalaba Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas a Business Insider España, en marzo.

También las hipotecas lo han notado. La concesión de préstamos hipotecarios pinchó en diciembre por primera vez en dos años y, aunque en enero repuntaron, estos últimos meses han vuelto los descensos, hasta el punto de que en España la firma de hipotecas llegó a desplomarse un 27% en marzo, según el Consejo General del Notariado.

"El resultado de hoy parece un compromiso razonable, dado que los datos recientes han mostrado que la inflación y la evolución del crédito van en direcciones opuestas", coincide Silvia Dall' Angelo, economista Senior en Federated Hermes.

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