"Cuando los estereotipos funcionan durante años, es muy difícil eliminarlos": María José Lallena, bióloga española líder en la investigación de un tratamiento para un cáncer de mama

Lograron hazañas científicas inigualables, pero sus nombres quedaron relegados a un segundo plano de la historia, siendo casi siempre la sombra de sus compañeros varones. 

A Rosalind Franklin (1920-1958) le ocurrió esto, conocido como el "efecto Matilda", que permite mayor reconocimiento a los hallazgos realizados por hombres. Hasta décadas después del descubrimiento de la estructura del ADN, la hazaña se atribuyó a su jefe y a 2 compañeros de trabajo.

Algo similar ocurrió con Katherine Johnson, una de las matemáticas clave en la misión Apolo 11, que llevó a los primeros astronautas a la Luna. Todo el equipo recibió una condecoración excepto ella, por ser una mujer de color.

En el ámbito científico, el efecto Matilda se relaciona con el acceso equitativo a las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), ya que las mujeres suponen tan solo el 36% de estas, según el Ranking CYD. Un efecto que ha de nombrarse en el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

María José Lallena es una de las investigadoras que han intentado allanar el camino de las mujeres en la ciencia. Tras una trayectoria reputada, es la actual directora del centro de I+D de Lilly y ha participado en la creación de un tratamiento para una tipología de cáncer de mama.

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"Tradicionalmente las carreras científico-técnicas se consideraban carreras 'de hombres'", explica a Business Insider España. "Algo que hoy nos resulta ridículo, pero cuando los estereotipos funcionan durante años, luego es muy difícil eliminarlos del pensamiento colectivo".

Lallena lidera el laboratorio de I+D de Lilly en Alcobendas, en Madrid (España), uno de los centros pioneros en la investigación en el ámbito de la Oncología, Neurodegeneración, Endocrinología y Enfermedades Autoinmunes.

Aún siguen existiendo "sesgos conscientes o inconscientes" que dificultan la igualdad

Lallena tuvo la suerte de toparse durante su formación con un profesor de Biología que despertó en ella la pasión por la genética, la biología molecular y el ámbito biosanitario. Por ello, se decidió a estudiar Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid (España).

Curiosamente, la biología es una de las carreras científicas en las que más presencia tienen las mujeres, siendo el 62% de las matriculadas. Aunque si se habla de catedráticas, el porcentaje cae hasta el 36%.

Para Lallena, el acceso a una determinada carrera es objetivo, ya que se mide con una nota y, sin embargo, "hay menos mujeres que optan a dichas carreras". Así, a pesar de que la legislación ha eliminado la discriminación por género, aún existen brechas. 

"La ley ya ha eliminado la discriminación por género, pero siguen existiendo sesgos conscientes o inconscientes que dificultan que las mujeres logren la plena igualdad en determinados ámbitos, como el académico o el laboral", explica.  

Y añade: "No se trata solo de que tengan opciones de acceder a determinados puestos, sino de que tengan realmente las mismas oportunidades que sus compañeros, en todos los sentidos".

Precisamente, para eliminar esas barreras inconscientes que la sociedad aún impone a las mujeres científicas, se inició el movimiento #NoMoreMatildas –#NoMásMatildas, en castellano–, para que se visibilicen sus trabajos y no caigan en el olvido colectivo.

Según Lallena, para visibilizar todo lo conseguido por las mujeres científicas, han de colaborar todos los eslabones de la sociedad: familia, colegio y medios de comunicación. Así, no sería justicia dejar a un lado su contribución: un tratamiento para un cáncer común de mama.

Ciencia hecha por y para mujeres

Una de las críticas generalistas que se hacen a los estudios es que las investigaciones científicas contienen algún que otro sesgo todavía. Por ejemplo, esto se hace palpable en la diferencia entre anticonceptivos femeninos y masculinos.

De los 20 anticonceptivos que recoge en su lista la Organización Mundial de la Salud (OMS), tan solo 2 están dirigidos a varones, lo que dibuja un problema que repercute en la calidad de vida de las personas.

En el centro de investigación que dirige Lallena, la mayor parte de las patologías que investigan se dan en mujeres. Según confirma la bióloga, Lilly cuenta con el compromiso de impulsar la diversidad de género en todas sus investigaciones clínicas.

"La genética, la etnia, el género o el estilo de vida son factores que determinan la forma en la que una persona responderá a un tratamiento y, por ello, hemos establecido objetivos para aumentar la diversidad en los ensayos", asegura.

Lallena asegura que, además, sus equipos son diversos. Un ejemplo de ello es que para conseguir desarrollar el tratamiento contra este tipo de cáncer de mama se han implicado también otros centros de Lilly, como los de Indianápolis.

Por otro lado, ella no se atreve a asumir que existan diferencias significativas en cuanto al liderazgo femenino o masculino en equipos científicos. Y reconoce que existe un debate sociológico sobre si existen distinciones.

"Lo fundamental a la hora de liderar equipos son las capacidades que tengan las personas que los lideran, que generen un buen clima para trabajar en equipos diversos y que fomenten la inclusión de todos sus componentes", concluye.