El plan de BioNTech para acelerar la producción de vacunas en el mundo: contenedores de transporte ubicados en distintos países y un proceso de manufacturación estandarizado

Contenedor de BioNTech para crear vacunas.
Contenedor de BioNTech para crear vacunas.

BioNTech

  • BioNTech, socio de Pfizer en el desarrollo de la inyección contra el coronavirus, lleva meses trabajando en una posible solución para acelerar la producción de las vacunas en distintas partes del mundo.
  • Se trata de contenedores de transporte estándar en los que se fabricarían sus dosis de ARNm contra el COVID-19, aunque prevén que este sistema podría utilizarse también para crear vacunas y medicamentos contra otras enfermedades.
  • Está previsto que el primero llegue a un país africano en la segunda mitad de 2022, mientras que la producción de las vacunas podría empezar hacia el fin de 2023.
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Los cuellos de botella en el desarrollo y el desigual reparto de las vacunas contra el coronavirus han provocado una brecha mundial de difícil solución inmediata.

Estados Unidos y Canadá (77% de la población con al menos una dosis), Latinoamérica (75%), Asia-Pacífico (75%) y Europa (68%) presentan datos de vacunación mucho mayores que los de África (16%). 

A nivel global, menos del 62% de la población mundial ha recibido mínimo una dosis en la actualidad, por lo que ya es "demasiado tarde" para lograr el objetivo de la OMS de vacunar al 70% para mediados de 2022, lamenta Bill Gates, que apunta a la creación más rápida de vacunas para afrontar la siguiente pandemia.

"La próxima vez deberíamos intentar que, en lugar de 2 años, fueran más bien 6 meses" el tiempo de desarrollo de las vacunas, propone Gates, quien piensa que las plataformas estandarizadas —incluida la tecnología de ARN mensajero (con la que se han preparado las dosis de Moderna y Pfizer)—, lo harían posible.

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Precisamente BioNTech, socio de Pfizer en el desarrollo de la inyección contra el coronavirus, ya está trabajando en una posible solución, que ayudaría a acelerar la producción de las vacunas en distintas partes del mundo y que empezaría en un país de África, pendiente de determinar por el momento.

La empresa de biotecnología alemana ha pasado los últimos 8 meses reelaborando sus procesos de desarrollo para crear su vacuna de ARNm contra el COVID-19 en contenedores de transporte estándar, informa The Economist.

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Ugur Sahin, director ejecutivo de BioNTech y uno de los responsables de la vacuna, asegura que pretende transformar la producción de medicamentos en todo el mundo con este nuevo tipo de fábrica de enfoque modular.

Estos contenedores serían enviados a distintas partes del planeta que no tienen capacidad propia de fabricación de vacunas y la harían posible gracias a la portabilidad biológica, que supondrá ajustar los 50.000 pasos del proceso de las líneas de trabajo de BioNTech a contenedores metálicos conectados.

Estos BioNTainers —combinación del nombre de la empresa y el término 'contenedor' en inglés— podrían instalarse y funcionar en cualquier lugar, y en ellos se respetarían las buenas prácticas de fabricación (GMP, por sus siglas en inglés: normas mínimas exigidas para vender productos farmacéuticos), explica el medio.

Está previsto que el primero llegue a un país africano en la segunda mitad de 2022 (aún sin definir quién será el primero: la compañía se encuentra en conversaciones con Sudáfrica, Ruanda y Senegal), aunque el inicio de la construcción sería a mediados de año, informa la compañía. Si todo sale bien y se reciben las pertinentes autorizaciones, la producción de las vacunas podría empezar hacia el fin de 2023.

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Si bien puede suponer un periodo de 2 años sin funcionamiento, desde BioNTech apuntan a miras más altas y generales, más allá de la pandemia y el COVID-19: prevén que este sistema podría utilizarse también para fabricar vacunas y medicamentos contra otras enfermedades, como la malaria o la tuberculosis, por ejemplo.

Cada conjunto de 12 contenedores de este tipo necesitará 4 o 5 personas operando y será capaz de producir entre 40 millones y 60 millones de dosis al año, aproximadamente. Además, BioNTech confía en que la instalación cueste "bastante menos" que una fábrica tradicional de vacunas equivalente (que tiene un precio de al menos 170 millones de dólares —150 millones de euros—), recoge The Economist.

Antes habría que superar las distintas fases, desde los últimos retoques que se están dando en Marburgo (Alemania) actualmente hasta conseguir un entorno completamente uniforme de fabricación y el visto bueno de los reguladores y de cada país.

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