Así es SOFIA, el Boeing que ha sido capaz de detectar agua en la luna que vuela a más de 11.000 metros de altura
- El observatorio móvil SOFIA, instalado en un Boeing 747SP, inicia una serie de 20 misiones por Europa para investigar los misterios del espacio.
- Vuela a más de 11.000 metros de altura.
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Es muy difícil de distinguir a simple vista, pero estos días por los cielos de Europa (entre ellos, de España) está volando un Boeing 747SP transformado en un observatorio móvil.
Se trata de SOFIA, acrónimo de Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (por sus siglas en inglés), un proyecto de la NASA instalado en un B747SP de 43 años de edad.
El Jumbo se dedica a volar en misiones de ocho a diez horas buscando respuestas a los numerosos enigmas del universo.
Esta aeronave fue modificada en la parte trasera del fuselaje con una compuerta para desplegar al telescopio durante el vuelo.
El Jumbo que lleva el telescopio
El SP, por Special Performance, es una versión modificada del B747-100, diseñada para realizar vuelos de ultra largo radio.
En el caso de este avión debutó en 1977 bajo la bandera de Pan American con el nombre de Clipper Lindbergh. En 1986 pasó a manos de United Airlines, quien dejó de operarlo una década más tarde.
En 1997 fue adquirido por la NASA, y tras diez años de trabajos, ensayos y errores, en 2007 realizó su primer vuelo. Tres años más tarde entró en operaciones de observación. Sin embargo es la primera vez que realiza vuelos científicos por el territorio europeo.
En parte este se debe a que este Jumbo estuvo cuatro meses en los hangares de Lufthansa Technik, en Hamburgo, con un intenso programa de renovación de la aeronave y de su principal instrumento de observación.
La tecnología de detección infrarroja
A bordo está instalado un telescopio de 2,7 metros de diámetro, diseñado para observar el universo infrarrojo, y construido por la agencia espacial alemana DLR.
Muchos objetos del espacio exterior emiten su energía en ondas infrarrojas, invisibles al ojo humano y los telescopios convencionales.
En otras ocasiones, las nubes de polvo estelar impiden que podamos observar grandes franjas del universo. Pero las partículas infrarrojas las atraviesan sin problemas.
Las cámaras, espectómetros y polarímetros de SOFIA operan en las longitudes de onda del infrarrojo cercano, medio y lejano, cada uno de ellos adecuado para estudiar un fenómeno particular.
Los espectrómetros esparcen la luz en los colores que la componen, de la misma manera que un prisma irradia la luz visible en un arco iris, para revelar las huellas químicas de las moléculas y átomos celestes.
En tanto los polarímetros son sensibles al efecto que tienen los campos magnéticos sobre el polvo dentro y alrededor de los objetos celestes, lo que permite a los astrónomos aprender cómo los campos magnéticos afectan el nacimiento de estrellas y otros objetos.
A 13.000 metros de altura
Para poder realizar sus observaciones el B747SP vuela a una altura de 11.500 a 13.700 metros, ya en la estratosfera, y a unos 2.000 metros por encima de las rutas aéreas comerciales.
A esa altitud está por encima del 99% de la capa atmosférica que bloquea la llegada de las señales infrarrojas.
Los principales campos de investigación de SOFIA son el nacimiento y muerte de las estrellas, la formación de nuevos sistemas solares, la identificación de moléculas en el espacio, el estudio de los planetas, satélites y asteroides del sistema solar, y la investigación de nebulosas, galaxias, campos magnéticos y agujeros negros, uno de los grandes enigmas del universo.
Ver lo que nadie puede en la Tierra
A diferencia de los observatorios en la Tierra, los instrumentos de SOFIA se guardan tras cada misión, lo que permiten ser adaptados y actualizados para cada nueva observación.
Otra ventaja es que este Jumbo puede volar por regiones del planeta donde no hay observatorios, lo que permitió estudiar con todo detalle a Plutón, a la luna Titán que gira en torno a Saturno, y al asteroide Arrokoth, que se encuentra en el cinturón de Kuiper y que fue visitado por la sonda New Horizons.
El octubre del año pasado SOFIA llegó a la portada de todos los medios cuando confirmó la presencia de agua en la superficie iluminada de la Luna.
Artículo original deTendencias
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