El Botox es la toxina más peligrosa del mundo: ¡Y nos la inyectamos en el cuerpo!
- El Botox, el medicamento más utilizado para eliminar las imperfecciones de la piel, necesitó más de una década para alcanzar su potencial.
- Utilizado inicialmente para el tratamiento de los párpados caídos, los médicos empezaron a darse cuenta que después del tratamiento con la toxina botulínica A los pacientes salían de la clínica con una expresión facial mucho más agradable.
- Esta es la historia de cómo el Botox pasó de ser una toxina poco documentada a un medicamento utilizado por millones de personas.
Mitchell Brin tiene una matrícula en la que pone: 'Botox'.
Brin empezó a investigar el Botox en 1984 y es el científico jefe del departamento del Botox en la empresa farmacéutica Allergan. Es una de las muchas placas de matrícula que tiene relacionadas con el Botox: otra es 'Snap-25', en referencia a la proteína afectada por la toxina botulínica A, suavizando las arrugas si la utilizas en la dosis correcta.
"El Botox es el gran protagonista de mi vida," comentó Brin a Business Insider.
Brin es uno de los científicos visionarios que vieron el potencial del Botox para el tratamiento de los trastornos musculares y que con el paso del tiempo ayudaron para convertirlo en uno de los fármacos más utilizados para mejorar nuestro aspecto y suavizar las arrugas en las caras de los pacientes.
Esta es la historia de cómo una toxina venenosa se convirtió en un tratamiento. Esta es la historia del Botox.
Los investigadores estaban buscando de qué manera la toxina botulínica, una neurotoxina paralizante, podría utilizarse como un tratamiento muscular a partir de la década de 1970.
Sí, es una toxina, la más peligrosa sobre la tierra. La toxina botulínica es un subproducto de la bacteria clostridium botulinum, la misma que provoca que los alimentos envasados se pongan malos.
La oftalmóloga Jean Carruthers, basada en Vancouver, utilizaba inyecciones de Botox para tratar los párpados caídos. Un día una paciente se enfadó con ella por no haberle puesto esa inyección también en la frente.
Carruthers le comentó el caso a su marido, Alistair, que trabajaba como dermatólogo. Le comentó que quizás el Botox podría ser una solución para las arrugas en la frente. Él se mostró escéptico, pero le entró curiosidad para probar a ver qué tal era el resultado.
Jean fue la primera en probar. ¿El resultado? "Jean ya no frunce el ceño desde 1987" Afirmó Alistair a Business Insider.
En la siguiente década, Carruthers siguió investigando alrededor del Botox como cosmético y los resultados fueron espectaculares. El ‘boom’ del Botox fue tal que en 1997 las reservas de este innovador medicamento se agotó en EEUU.
Fuente: The New York Times
En la otra punta de América del Norte Brin seguía investigando con el Botox y los resultados eran muy parecidos a los de Carruthers. También se comenzó a investigar en la Universidad de Columbia junto al centro ‘Monte Sinaí’.
La relación entre Botox y Allergan, actual propietaria, no fue instantánea. Todo cambió cuando David Pyott se convirtió en CEO de 1998.
No fue hasta el año 2002 cuando el Botox tuvo la aprobación oficial de la FDA, la agencia del medicamento en EEUU. Desde entonces se ha convertido en un éxito para Allergan: solamente en 2017 generó unos ingresos de 2.200 millones de dólares entre sus usos médicos y estéticos.
Hoy en día se utiliza para tratar de todo, desde las patas de gallo hasta las migrañas, pasando por la vejiga hiperactiva. Actualmente se está estudiando su uso en el tratamiento de la depresión.
Fuente: Allergan
El plan de Allergan para el Botox es convertirlo en algo tan habitual como un pintauñas o un tinte para el pelo, pese a que la competencia no se lo pondrá fácil.
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