Por qué la carrera de las vacunas contra el COVID-19 avanza como nunca mientras los tratamientos no terminan de despegar

Vacuna experimental contra COVID-19.

REUTERS/Tatyana Makeyeva

  • Pfizer, Moderna y AstraZeneca han anunciado en el último mes que sus vacunas han demostrado ser efectivas frente al coronavirus.
  • Por contra, ninguno de los tratamientos existentes para el COVID-19 es particularmente eficaz.
  • Los expertos aluden a varias razones: las vacunas han recibido muchos más fondos por su potencial para frenar la pandemia y son más fáciles de testar en estudios amplios. 
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Tras un año de pandemia, se han conseguido 3 vacunas que protegen de la infección por coronavirus en el proceso más rápido de la historia —la diferencia ha sido de más de 4 años—. En las próximas semanas, Reino Unido y EEUU empezarán a vacunar a su población. 

Sin embargo, para aquellos que se contagian, las opciones de tratamiento está alejadas de la perfección

La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EEUU ha aprobado un tratamiento para el coronavirus y ha autorizado otros 5. Pero, en el caso pacientes muy enfermos, tan sólo una terapia —los esteroides— ha demostrado efectividad en la reducción de las cifras de fallecimientos. 

Las terapias autorizadas para casos menos severos de COVID-19, por contra, pertenecen en todos los casos a la misma familia: anticuerpos monoclonales. Aunque prometedores, estos tratamientos son caros, complejos de producir y todavía no han demostrado su efectividad en ensayos a gran escala.

Hay varias razones que explican por qué los candidatos a vacuna han dejado atrás a los tratamientos. La primera es una cuestión de volumen: aunque las vacunas son caras y su desarrollo exige tiempo, tienen potencial para frenar la pandemia. Los tratamientos, mientras, sólo ayudan a quienes están ya enfermos y, en general, son menos útiles para los gobiernos.

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"No me sorprende que la financiación hacia las vacunas haya sido mucho más agresiva porque creo que, al final, es lo que le va a dar la vuelta a esta situación", asegura Taison Bell, físico especializado en enfermedades infecciosas de la Universidad de Virginia (EEUU) a Business Insider. 

Además, los investigadores pueden realizar decenas de miles de ensayos con voluntarios sanos, mientras que nos estudios sobre medicamentos exigen miles de pacientes enfermos

Y, finalmente, los tratamientos son difíciles de desarrollar para los virus, especialmente para los respiratorios. Los científicos han intentado hallar soluciones para los rinovirus, que causan la mayor parte de los resfriados, desde 1950. Y han fallado en el intento.

Un buen mes para las vacunas... pero no tan bueno para los tratamientos

Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos.REUTERS/Carlos Barria

La coincidencia fue cruel. En la misma semana de mitad de noviembre, Moderna anunció que su vacuna alcanzaba una efectividad del 94,5% y la Organización Mundial de la Salud (OMS) descartó recomendar el antiviral remdesivir, al no hallar resultados de que contribuya a reducir la mortalidad.

El remdesivir es el único tratamiento frente al coronavirus que la FDA había aprobado formalmente. Aunque algunos estudios muestra que puede acortar la estancia de los enfermos graves en el hospital, no parece que reduzca las muertes. Y es caro: 2.340 dólares (1.926 euros al cambio actual) por tratamiento.

La FDA concedió la autorización de urgencia a otros 6 tratamientos para el coronavirus, incluyendo los corticoides o la hidroxicloroquina, aunque el pasado junio revocó el aval a esta última.

Hidroxicloroquina

El último medicamento en obtener luz verde de la FDA, el bamlanivimab —una terapia con anticuerpos monoclonales— ataca a la proteína S del coronavirus e impide su entrada en las células. Pero el tratamiento no parece beneficiar a los pacientes hospitalizados, según los estudios.

"Este es el tipo de cosas que mueve la barra ligeramente, pero que no marcan un punto de inflexión", según Bell.

Los tratamientos con anticuerpos monoclonales también son difíciles de producir y distribuir, señala. Puede llevar hasta 2 semanas y requiere un proceso complejos que exige hasta 10 pasos distintos.

Los corticosteroides, por su parte, pueden reducir las tasas de defunción y son baratos. Un tratamiento estándar de dexamethasone costaría entre 10 y 13 dólares (8,2 y 10,7 euros), según Michael Rea, CEO de Rx Savings Solutions. Pero los esteroides pueden tener efectos nocivos y hacer a los pacientes más vulnerables a otras infecciones, por lo que sólo están autorizados para pacientes con COVID-19 severo.

Los virus son difíciles de tratar

Para Bell, los virus son simplemente más difíciles de tratar con medicación que otras enfermedades.

"La mayoría de los virus operan dentro de las células de nuestro cuerpo, lo que los hace más difíciles de tratar que, por ejemplo, una bacteria, que viven predominantemente fuera de nuestras células y a las que se pueda tratar con una mayor rapidez a través de los antibióticos", explica.  

Coronavirus hospital

Además, los ensayos de nuevos tratamientos requieren generalmente un amplio número de pacientes enfermos, mientras que, en el caso de las vacunas, se puede inyectar dosis a voluntarios sanos y ver quién enferma. La mayoría de los ensayos de medicamentos son más complicados, asimismo, porque muchos pacientes hospitalizados reciben habitualmente combinaciones de distintas terapias.

Albert Rizzo, responsable médico de la American Lung Association, dice que, en el caso del COVID-19, aunque ha sido desafortunado, el elevado volumen de infectados ha acelerado que los investigadores mejoren sus habilidades para descubrir cómo ayudar a los demás.

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"En esta situación, la medicina y el sector sanitario han aprendido mucho más sobre cómo tratar a los pacientes", dice a Business Insider

Los médicos han aprendido a evitar los ventiladores cuando era posible, a monitorizar los niveles de oxígeno en sangre de pacientes de elevado riesgo y a administrar tratamientos en el momento más efectivo, señala. 

Las vacunas estimulan al cuerpo para que aniquile los virus

Las vacunas enseñan el sistema inmunológico a matar a un virus antes de que ataque muchas células.

Las de Pfizer y Moderna tienen cada una el 94% de efectividad, mientras que el candidato de AstraZeneca alcanza el 70%, de media. Pfizer planea distribuir 6,4 millones de dosis de su vacunas en las siguientes 24 horas a que obtenga luz verde de las autoridades, lo que podría suceder a mediados de diciembre. Moderna espera tener entre 100 y 125 millones de dosis disponibles en el primer trimestre de 2021 y 20 millones en EEUU a finales de este año

Ilustración de la vacuna de Pfizer

Reuters

Las 3 vacunas candidatas lograron algún tipo de respaldo económico de la conocida como Operación Warp Speed, que aspira a producir y distribuir 300 millones de dosis de la vacuna en EEUU en enero. El programa ha sellado contratos por más de 12.000 millones de dólares (9.880 millones de euros) para impulsar el desarrollo y los ensayos de 8 vacunas. 

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Del otro lado de la balanza, sólo ha financiado 3 tratamientos, todos ellos de anticuerpos monoclonales. 

Las vacunas ofrecen "el mayor rendimiento por dólar invertido"

Vacuna.
REUTERS/Lisi Niesner

Según Rizzo, la velocidad en el desarrollo de la vacuna no debe ser causa de alarma.

"No nos estamos saltando pasos. Tenemos una mejor tecnología", asegura en relación a los avances en secuenciar el genoma y en la tecnología del ARN mensajero. "Es como decir, ¿por qué el viaje para cruzar el Atlántico exigía 2 semanas en 1880? Porque teníamos que ir en barco. Ahora cruzas el océano en apenas unas horas". 

En este contexto, los expertos apuntan a que los medicamentos simplemente aportan menos valor que las vacunas. 

"Si estuviera controlando la financiación e intentando diversificar los recursos donde creo que obtendría el mayor beneficio por dólar invertido, sin duda elegiría las vacunas", apuesta Bell. 

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Rizzo añade que espera más investigaciones en otras terapias alternativas. Una de ellas, infliximab, podría ayudar a evitar que sistema inmunológico sobrerreaccionase al coronavirus. Un artículo publicado en septiembre en The Lancet apuntaba a que este medicamento "podría tener un gran impacto en la necesidad de ventilación y en la mortalidad". 

Hospital de Berlín durante la pandemia de coronavirus

Reuters

El baricitinib también podría reducir la mortalidad de enfermos graves de COVID-19 cuando se realicen ensayos más amplio. Un estudio inicial concluyó que el 17% de los pacientes a lo que se suministró este medicamento murieron o necesitaron un ventilador, frente al 35% del grupo de control.

No obstante, los investigadores aún no han encontrado un medicamento que sea barato, fácil de distribuir y que ofrezca mejoras significativas a los pacientes con síntomas poco severos. 

"Teniendo en cuenta todo ello, estoy contento de que en este momento tengamos múltiples candidatos a vacuna", subraya Bell.

 

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