Si Europa deja de importar gas ruso de un día para otro, no habría suministro suficiente para el próximo invierno, según la CEO de Engie

Catherine MacGregor, directora general de Engie, en un evento el 25 de octubre en París.
Catherine MacGregor, directora general de Engie, en un evento el 25 de octubre en París.

Reuters/Sarah Meyssonnier.

Si Europa dejase de importar gas ruso de la noche a la mañana como represalia por la invasión rusa de Ucrania, el continente se vería abocado a un verdadero problema para llenar las reservas el próximo invierno. Pero además los precios de la energía alcanzarían "niveles extremadamente altos", dice Catherine MacGregor, directora general de Engie.

En una entrevista este lunes en France Inter, la CEO de la energética francesa opina que, a pesar de los precios de récord que se están viendo en los mercados, el suministro de este invierno está asegurado porque "está llegando a su fin" y Europa puede depender en el corto plazo de las regasificadoras de gas natural licuado (GNL).

Sin embargo, debido al alto porcentaje de importación del gas ruso hacia el continente —41%, según datos de Eurostat—, en el medio plazo es donde viene "el verdadero problema", opina MacGregor. Las reservas de gas de los países europeos se vacían a lo largo del invierno y se rellenan a lo largo del verano y el principio del otoño, tal y como reflejan los datos de AGSI+.

No todos los países del continente tienen el mismo grado de dependencia energética. Mientras que los más cercanos geográficamente, como las repúblicas bálticas, importan de Rusia entre un 90% y un 100% de su gas, otros, como Francia y España, no estarían tan expuestos a este veto por las infraestructuras que les conectan con productores como Argelia o la alta tasa de generación nuclear del país galo.

Europa no puede dejar de comprar gas ruso: esta es la razón

MacGregor señala que dar la espalda completamente al gas ruso sería "un caso extremo" que produciría "tanta volatilidad" que podría hacer colapsar a los mercados.

Para evitar esto, la máxima responsable de Engie aboga por "anticiparse" a estas posibilidades y proponer soluciones alternativas que no hagan que el precio de la energía se desboque si se cortase de raíz la compra de gas ruso.

Las autoridades francesas, explica MacGregor, ya contemplan recomendaciones y medidas para que el precio de la energía se dispare a precios de bien de lujo o el suministro tengan cortes.

Opina que "no sería inimaginable" que las autoridades pusieran en marcha medidas extraordinarias, como limitar la cantidad de gas que puede usarse en las fábricas o disminuir en 1 grado la calefacción de los hogares, para poder reducir la demanda.

La escalada desenfrenada del barril de petróleo provoca un nuevo desplome de las bolsas: los expertos avisan de que se descuenta el peor escenario

En paralelo a eso, la CEO de Engie subraya frente a los micrófonos de France Inter la necesidad de diversificar los proveedores de este combustible y acelerar la transición hacia la energías renovables.

A falta de infraestructuras que permitan el envío de grandes cantidades de gas al continente Nigeria o Qatar, Europa está comenzado a depender del GNL que llega en barcopara poder satisfacer la demanda.

El gas ruso representa cerca del 20% del gas de la energética francesa, la cual ya está negociando volúmenes adicionales con Noruega, Argelia y Estados Unidos. Pero MacGregror alerta de que incluso importando aún más GNL, "no será suficiente para reemplazar todo el gas que viene de Rusia hoy". 

Respecto a la transición energética verde, la directora de Engie aboga por reforzar la inversión en renovables si se quiere mitigar el impacto del giro que la política energética europea está experimentando estas últimas semanas.

"Acelerar el biometano y, evidentemente, las energías renovables, como la eólica, la cual es una energía local y con unos recursos casi infinitos", propone.

Engie ha sido una de las compañías más afectadas por los cambios de rumbo en la política energética de los países europeos. La compañía es una de las 5 energéticas —junto con Shell, las alemanas Uniper y Wintershall Dea, y la austriaca OMV— que financió la construcción del gasoducto, ahora nonato, gasoducto Nord Stream 2.

El precio del gas en Europa se dispara más de un 40% tras el ataque de Rusia a Ucrania

El Gobierno alemán daba carpetazo al polémico gasoducto a finales de febrero como respuesta a su interferencia en el las regiones separatistas ucranianas, antes incluso de la posterior invasión del país.

La propia compañía comunicaba el pasado viernes que, como financiadora del proyecto, se enfrentaba a un posible impago de 987 millones por parte de la constructora que "podría materializarse" en el caso de que la constructora del gasoducto que conecta Rusia con Alemania se declarase en quiebra.

Además, el ministro de Economía y Finanzas francés, Bruno Le Maire, decía en France Info la pasada semana que intentaría presionar a las grandes energéticas francesas, Engie y Total Energies, para que frenasen su actividad en Rusia o sus operaciones con gasísticas del país.

"Ahora hay un problema de principios al trabajar con cualquier personalidad política o económica cercana al poder ruso", opinaba Le Maire el pasado martes en una entrevista en el medio galo.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.