CFD, opciones y futuros: cuidado al invertir en derivados financieros si eres un inversor novato

Trader operando en remoto.
  • Uno de los conceptos de la inversión con los que te puedes topar en cuanto empieces a bucear por el mundo de los mercados es el de los derivados financieros.
  • Se trata de un acuerdo que establece un valor a través de un activo subyacente.
  • Fundamentalmente, la inversión en derivados puede generar rentabilidades muy elevadas a los inversores profesionales con una amplia experiencia y formación.
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Uno de los conceptos de la inversión con los que te puedes topar en cuanto empieces a bucear por el mundo de los mercados es el de los derivados financieros.

Se trata de un acuerdo que establece un valor a través de un activo subyacente. Esto se traduce en que no tienen un valor propio, sino que dependen del vehículo con el que tiene una vinculación.

En esencia los contratos derivados llevan existiendo desde hace muchos años, cuando se utilizaban para mantener el equilibrio en el intercambio de bienes o servicios a escala mundial.

No obstante, hoy en día están más de moda que nunca dado que gracias a ellos, se han dejado a un lado las diferencias entre monedas y sistemas de contabilidad que impedían determinadas transacciones entre inversores.

En este sentido, como se ha indicado con anterioridad son contratos que basan su valor en un activo subyacente. En ellos, el vendedor del contrato no tiene que tener obligatoriamente el activo, sino que puede darle el capital necesario al comprador para que lo adquiera o bien, darle a éste otro contrato derivado

Habitualmente los derivados financieros se utilizan para cubrir inversiones o para acometer inversiones especulativas. De esta manera, si un inversor tiene interés en especular sobre un derivado, podrá obtener un beneficio en el caso de que el precio de su compra sea menor que el precio del activo subyacente. Los más habituales son: 

  1. CFD o contratos por diferencias. Son muy populares. Estos derivados te permiten especular sobre el aumento o la disminución de los precios de los instrumentos globales que incluyen acciones, divisas y materias primas. Los CFD se negocian con un instrumento que reflejará los movimientos del activo subyacente, donde las rentabilidades o pérdidas se liberan a medida que el activo se mueve en relación con la posición que ha tomado el inversor.
  2. Contratos de futuros. Son bastante habituales y se basan en un acuerdo para comprar o vender activos como acciones pagadas en una etapa posterior pero que tienen un precio fijo. Así, estos están estandarizados para facilitar la negociación en el mercado de futuros donde el detalle del activo subyacente depende de la calidad y de la cantidad.
  3. Opciones comerciales. En este tipo de mercado, los inversores tienen derecho a comprar (CALL) o vender (PUT) un activo subyacente a un precio específico, en una fecha específica o antes, sin obligaciones, siendo esta la principal diferencia entre las opciones y el comercio de futuros. Básicamente, las opciones son muy parecidas a los contratos de futuro. Funcionan con una dinámica similar. Con todo, estas gozan de una mayor flexibilidad. Esto lo hace preferible para muchos traders.

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Los riesgos de invertir en derivados

Fundamentalmente, la inversión en derivados puede generar rentabilidades muy elevadas a los inversores profesionales con una amplia experiencia y formación.

Por el contrario, en el caso de que seas un inversor iniciado, los derivados arrastran un riesgo bastante grande. Lo más peligroso es que es casi imposible saber el valor real que tiene este tipo de activo. Se basa únicamente en el valor de uno o más activos subyacentes. De ahí a que su complejidad intrínseca los haga muy difíciles de valorar. 

Asimismo, otro punto a tener en cuenta y que supone un riesgo es el apalancamiento. Este concepto es la cara y la cruz del activo. Y es que en su atractivo reside, a su vez, su peligrosidad. Un ejemplo sería que los operadores de futuros solo deben colocar del 2% al 10% del contrato en una cuenta de margen para mantener la propiedad. Si el valor del activo subyacente cae, deben agregar dinero a la cuenta de margen para mantener ese porcentaje hasta que el contrato expire o sea compensado. Si el precio de los productos sigue bajando, cubrir la cuenta de margen puede conducir a minusvalías descomunales.

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La propia CNMV lo explica de la siguiente manera: “los derivados son productos sujetos al efecto apalancamiento, ya que la inversión inicial necesaria es reducida en comparación con la exposición al subyacente que se obtiene, por lo que los resultados pueden multiplicarse, tanto en sentido positivo como negativo, en relación con el efectivo desembolsado. Por lo tanto, son productos de riesgo elevado”.

Otro de los factores de riesgo es el tiempo. Una cosa es apostar a que los precios del petróleo suban y otra bien distinta intentar adivinar exactamente cuándo se producirá. Ese es uno de los factores peligrosos que acarrean los derivados y que has de conocer antes decantarte de invertir a través de ellos. 

Por último, y como se ha indicado anteriormente, el poco conocimiento que se tiene sobre los derivados representa también un gran riesgo. Ya que su valor depende de la cotización de una acción en concreto, asignar un precio exacto resulta complejo. 
 

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