El sector 'edtech' español no teme a ChatGPT y confía poder integrar la tecnología en su negocio: "Va a cambiarlo todo"

Niños y robótica

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  • El sector edtech está recibiendo la explosión de la IA con la idea de añadir esta tecnología a sus soluciones y herramientas, según varios expertos consultados por Business Insider España.
  • Esta actitud contrasta con el reparo de parte de la comunidad educativa, que vive dividida entre partidarios y detractores de ChatGPT.

La opinión pública es un niño distraído. A pesar de la ingente cantidad de medios de comunicación que hay en forma de periódicos, programas de televisión, de radio, podcast y demás formatos que están viniendo o están por venir, los temas van pasando en fila de a uno por la trituradora mediática. Así de limitada es en el fondo la atención de todos.

A finales del pasado mes de noviembre, cuando explotó en popularidad ChatGPT, el generador de texto automático de OpenAI, le llegó el turno a la inteligencia artificial. 

Justo un año antes, pomposa presentación de Mark Zuckerberg mediante, sucedió lo mismo con el metaverso. Antes, al internet de las cosas, y antes, quienes copaban todos los debates eran las redes sociales y su doble cara: su naturaleza democrática y asamblearia, por un lado, y sus asfixiantes y sucesivas olas de odio de carácter estrictamente punitivo, por otro. 

Y si nos remontásemos todavía un poco más, encontraríamos a un montón de expertos hablando del cambio que trajo consigo internet y todo lo que significa lo que entonces se conocía como ciberespacio.

Existe, sin embargo, una diferencia. La IA ha explotado con bastantes más certezas y menos promesas que muchas tecnologías anteriores. El motivo es que hasta el más ajeno al mundo de la innovación entiende que una herramienta que escribe o dibuja sola puede cambiar las normas del juego de sectores relacionados con el arte, la comunicación y la educación, entre otros.

En Balio, una startup que se dedica a proporcionar cursos de educación financiera, llevan debatiendo sobre esto un tiempo. Y no solo eso: lo han probado. "Flojea en cuanto a originalidad, pero como complemento para dar una vuelta a contenidos ya creados la verdad ayuda bastante. Hemos usado la IA incluso para crear vídeos. Lo que está claro es que va a cambiarlo todo en el mundo educativo", explica Sergi Benet, emprendedor con espíritu nómada y cofundador de la empresa.

Su veredicto es claro: "Lo vemos con bastante optimismo. Nos adaptaremos. Tendremos que ir viendo dónde generamos el valor añadido. A lo mejor, en un futuro, a lo que nos dedicamos es a enseñar a la gente a sacarle todo el partido. Lo que está claro es que no lo puedes parar. Sé que ha habido polémica, pero también la hubo cuando salió la calculadora, y hoy todos la usamos en el móvil".

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Benet no es el único que en las últimas semanas ha acudido al ejemplo de las calculadoras para explicar el cambio que traerán consigo los chatbots conversacionales. Sam Altman, CEO de la mismísima OpenAI, aludió también al mismo ejemplo para presentar una realidad, a su juicio, más o menos obvia: ChatGPT es imparable.

Aunque es verdad que su empresa está trabajando en implantar herramientas como marcas de agua que permitan saber qué textos han sido generados por IA y cuáles no, explicó, lo cierto es que se trata de restricciones que, tarde o temprano, los alumnos aprenderán a saltarse.

"Las calculadoras cambiaron la manera de impartir Matemáticas. Los riesgos de un mal uso de esta tecnología son muy importantes, pero los potenciales beneficios también lo son", dijo el CEO.

Su respuesta cobró especial significado en mitad de una oleada de prohibición de ChatGPT que empezó por Nueva York y se extendió pronto por colegios y universidades de todo el mundo. Todos ellos entienden que la IA es una amenaza para la honestidad de los trabajos de sus alumnos.

Esta actitud contrasta con la de algunos docentes que ya se están abriendo a probarlo en sus aulas y la de las empresas edtech que, especializadas en el punto de encuentro entre la educación y la tecnología, piensan, como Benet, que debe de haber alguna manera de integrar la IA a los productos que ofrecen a sus clientes.

"Tenemos una primera lectura positiva, ya que creemos que la llegada de la inteligencia artificial va a acelerar todavía más el proceso de transformación del aprendizaje tanto en el ámbito personal como en el que atañe a las organizaciones. La IA viene a facilitar muchísimo los procesos de aprendizaje digitales", apoya también Jaume Gurt, country manager en España de Videocation, plataforma de formación en vídeo para empresas.

"La segunda lectura que hacemos es que, sin duda alguna, la IA va a eliminar algunos conceptos de formación actuales, ya que pasarán a estar automatizados. Es decir, a medida que la IA sea capaz de hacer más cosas, ¿para qué voy a perder tiempo en aprenderlo si la tecnología lo hace mejor?".

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Preparados para explotar ChatGPT

"Es verdad que habrá instituciones educativas que tendrán ciertas reticencias antes de empezar a trabajar con algo como ChatGPT. Otras, por la vía del ensayo y el error, irán aprendiendo a integrarlo más rápido", concede Jon Pittaluga, cofundador de Kotokan, una plataforma centrada en proporcionar problemas de Matemáticas.

"Imagino que habrá sitios en los que se vuelva al papel y al boli para garantizar la originalidad de los trabajos y que estos no han sido escritos por ninguna herramienta de IA online", vaticina Pittaluga, que anda estos días ayudando a desarrollar Aprendemos en Clan. El debate, un programa de RTVE especializado en educación. Él es de los que también se muestra optimista ante las potenciales posibilidades que va a ofrecer la IA en el sector.

"Podemos entrenar ChatGPT con datos propios para crear todo tipo de soluciones. De hecho, hay startups edtech que ya estaban usando IA, pero no se hablaba de ellas porque todavía no se conocía a OpenAI", ahonda el experto. "Lo más interesante para mí es todo lo que tiene que ver con contenido personalizado e investigación en el aula. En lo que queda de 2023 veremos un montón de productos en este sentido. Hay que terminar de ver cómo se le saca partido, pero el valor añadido para el usuario final es indiscutible". 

Al fin y al cabo, explica Pitaluga, la IA no deja de ser un instrumento: " Es una herramienta que se parece un poco a la magia, pero una herramienta al final, con lo que, cuanto más lo usemos, más provecho le sacaremos. Es posible que en un futuro ya no haga falta que el profesor explique la lección, sino que bastará con que dé pautas para usar ChatGPT como nueva fuente. Prohibirlo es negar la posibilidad de que los alumnos adquieran una competencia que les puede servir para el futuro".

Es de la misma opinión Alex Vea, jefe de Estrategia de la plataforma educativa especializada en evaluación y supervisión de exámenes Smowltech.

"No se trata de prohibir las cosas, sino integrarlas en las metodologías y en los procesos educativos. Al final, hay que pensar de qué trata la educación, y va de educar a personas para que, entre otras cosas, en un futuro sean empleables. Y si las herramientas que tú te encuentras en este futuro no las has conocido, no las has trabajado ni las has integrado en tus procesos educativos, todo se complica". 

Y eso que Smowltech no ha salido hasta ahora mal parada de la explosión de ChatGPT. La empresa está especializada precisamente en algo que está quitando el sueño a muchos docentes desde que descubrieron el poder de los chatbots por IA: las evaluaciones.

En concreto, Smowltech ofrece un software que da a los docentes la posibilidad de controlar desde sus propios ordenadores qué están viendo los alumnos en las pantallas de los suyos. En momentos como los exámenes, esto evita, entre otras muchas prácticas deshonestas, consultas no autorizadas a ChatGPT.

Como resultado, la startup ha notado en las últimas semanas un repunte de su actividad. Pero saben que esto no durará siempre o que, en el mejor de los casos, esta función en el futuro será solo uno más de sus productos. "Nosotros lo que buscamos es dar una herramienta que se adapte a cada organización. Habrá exámenes con ChatGPT, con Excel, con PDF y con libro abierto; otros serán muy distintos. Lo importante es que el profesor tenga evidencia de dónde sale cada cosa".

 

ChatGPT, menos listo (por ahora) que un alumno de Primaria

Pero antes de lanzar las campanas al vuelo, un recordatorio: ChatGPT es una herramienta en desarrollo. Sin ir más lejos, GPT-3, el modelo lingüístico en el que se basa, solo recoge información hasta 2021, y OpenAI está avanzando ya en el lanzamiento de GPT-4, un modelo que promete multiplicar la potencia actual del chatbot.

Esto ha llevado a algunas startups edtech a llevar a cabo sus propias comprobaciones para ver hasta qué punto es fiable la herramienta tal y como la conocemos hoy. Uno de los experimentos más destacados lo ha llevado a cabo recientemente la plataforma educativa Innovamat, que se ha propuesto en su blog responder una pregunta aparentemente sencilla: ¿es el todopoderoso ChatGPT más listo que una niña o un niño de entre 10 y 12 años?

La respuesta corta es que no.

La larga es que ChatGPT, tal y como muestra la propia plataforma, a finales del pasado mes de enero ChatGPT se armó un lío monumental tratando de resolver un problema de Matemáticas que Xavi, un alumno de Primaria de la propia plataforma, resolvió sin dificultad.

El problema pedía encontrar el número más pequeño formado por 5 cifras diferentes, sin usar el 0, que cumpliera la condición de que los dígitos que están juntos nunca fueran consecutivos ni en orden creciente ni decreciente.

Así descrito, puede parecer algo enrevesado, pero Xavi, narra Innovamat, dio con la respuesta sin mucho problema: 13524. ChatGPT, en cambio, no fue capaz de dar con la solución tras intentarlo media docena de veces: o los números que daba tenían cifras consecutivas entre sí, o usaba el cero o su respuesta no era la menor posible.

Tres cuartos de lo mismo ocurrió con el siguiente problema, en el que había que dar con tres números que sumaran 2.023, pero con una condición: la suma debía ser el resultado de sumar un número a sí mismo y a su consecutivo. Con razonamiento impecable, Xavi da con la suma: 674 más 674 más 675. ChatGPT fracasa incluso después de que el alumno le dé varias pistas.

Innovamat arroja sus conclusiones en el propio blog. Por una parte, la IA fracasa como maestra, entendida al menos esta de manera canónica como una instancia de conocimientos y capacidad superior que da a sus alumnos una respuesta cuando ellos no pueden llegar a ella.

"Podemos concluir que el ChatGPT todavía no termina de dar respuestas satisfactorias en Matemáticas. En otras interacciones hemos podido ver que comete errores en cuanto a contenidos específicos o que se debe tener especial cuidado en la formulación de la pregunta introducida. Tampoco es capaz de argumentar con claridad", explica la plataforma.

¿Significa esto que Xavi no aprendió del hecho haberla utilizado? No necesariamente.

 

"Xavi ha podido poner a prueba la capacidad de resolución de problemas del chat, lo que le permitirá acercarse con más prudencia a nuevas interacciones con la IA, consciente de que esta comete errores. Estamos entrenando su espíritu crítico. Ha valorado la idoneidad de las respuestas obtenidas y ha generado nuevas preguntas. Ha visto representaciones diferentes y ha utilizado lenguaje oral y escrito para resolver el problema. Ha podido seguir un razonamiento que no era suyo y ha detectado un error para intentar corregirlo", explican los expertos de Innovamat.

Consultada por Business Insider España, la empresa va más allá: "La investigación educativa muestra que el alumno realmente aprende cuando parte de una pregunta, cuando se incentiva su curiosidad, cuando se emociona, cuando se le plantea un reto y él mismo va construyendo el conocimiento hacia la respuesta". 

En este sentido, explica Innovamat, ChatGPT puede ser un gran sistema para simplificar respuestas y modelos, pero aún carece de inteligencia emocional y social para entender cuáles son las preguntas adecuadas en un entorno de clase para generar conocimiento. "Como guía, el docente juega un papel clave en el aprendizaje, y la IA está lejos de llegar a eso".

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