Coches autónomos, drones para entregar paquetes y preparada contra pandemias: así es la ciudad del futuro diseñada por un arquitecto valenciano que se está construyendo en China

Mariella Bussolati,
Una renderización de la ciudad del futuro diseñada por Vicente Guallart
  • China está construyendo a 100 kilómetros de Pekín una ciudad del futuro a prueba de pandemias que prevé albergar a 2,5 millones de personas y ofrecer un entorno sostenible basado en los conceptos de economía circular.
  • Además, contará con innovaciones en movilidad, con coches y autobuses autónomos, drones para el reparto de mercancías y conexión ferroviaria de alta velocidad que permitirá desplazarse a Pekín en media hora.
  • Este proyecto, cuya primera fase estará completa en 2022 pero no terminará de construirse hasta 2050, ha sido diseñado por el arquitecto valenciano Vicente Guallart, responsable de iniciativas como Sharing Blocks en Gandía, Sociópolis en Valencia o los puertos Fugee y Keelung en Taiwán.
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La ciudad del futuro se está construyendo a unos 100 kilómetros de Beijing, en un triángulo llamado Jing-Jin-Ji y formado por los 3 centros más importantes del norte de China, además de la capital, Tianjin y Shijiazhuang. Estamos en la provincia de Hubei, un lugar crucial para el desarrollo mundial y la reactivación económica de China.

Los planes previstos revelan una idea de desarrollo urbano donde la innovación se inserta en una relación simbiótica con el medio ambiente. Será una nueva zona dentro de la ciudad ya existente de Xiong'an y se convertirá en una megalópolis verde que albergará a 2,5 millones de habitantes y que será "sostenible e inteligente", con una densa red de transporte capaz de convertirla en un importante centro en consonancia con las nuevas políticas de desarrollo chinas, que consideran el medio ambiente un elemento que no debe descuidarse, sino potenciarse.

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El proyecto ha sido diseñado por el estudio de arquitectura Guallart de Barcelona, ​​y además de ser autosuficiente, se basará en un concepto de economía circular que minimiza la contaminación y los residuos y favorecerá la reutilización. Según este concepto, la producción no solo estará vinculada al trabajo, sino también a la energía, la alimentación y los materiales, la energía será 100% renovable y las fábricas contaminantes serán prohibidas.

Sin embargo, no será solo un lugar para los ricos: todo está bajo el estricto control del Comité Central del Partido Comunista Chino, por lo que todas las propiedades serán de propiedad estatal. Por lo tanto, habrá diferentes posibilidades de vivienda para cada volumen de ingresos y se contará servicios públicos como hospitales y escuelas, pero también estructuras para quienes producen.

Una renderización del interior de un edificio de la ciudad del futuro

Cada 4 manzanas, se mezclarán oficinas, viviendas, comercios, mercados, guarderías, piscinas y estaciones de bomberos. Los edificios se construirán con madera laminada, un recurso renovable, y además, los espacios se organizarán para que los próximos cofinamientos sean más cómodos y tranquilos.

Cada apartamento utilizará un 80% menos de energía que uno tradicional y se tratará de energía solar. Además, tendrá grandes balcones con espacios dedicados para el cultivo de vegetales, en el techo habrá invernaderos para cultivo interior iluminados con lámparas LED y el agua de lluvia se recogerá para permitir su reutilización.

En la parte inferior se habilitarán laboratorios con impresoras 3D para poder fabricar objetos de primera necesidad en el caso de confinamientos temporales. El 70% del área exterior estará cubierta por agua y vegetación y la mayoría de los caminos estarán dedicados a la movilidad en bicicleta y de peatones y no a los automóviles, cuyo número será limitados.

La parte comercial también será diferente. Las librerías y supermercados no tendrán dependientes e identificarán a los clientes con reconocimiento facial. Además, habrá automóviles y autobuses autónomos y drones que podrán entregar mercancías.

En comparación con otras urbes que se han desarrollado recientemente, como Guandong, esta ciudad del futuro no se basará en conceptos principalmente comerciales, sino que se convertirá en un ejemplo concreto de las nuevas políticas verdes decretadas por el presidente chino Xi Jinping desde su primer discurso en 2012.

Se ha estimado que hará falta un presupuesto de alrededor de 580.000 millones de dólares (unos 490.000 millones de euros) para construirlo, más otros 91.000 millones (unos 77.000 millones de euros) para crear las infraestructuras de transporte. Entre ellas, el ferrocarril ha sido la primera en construirse y terminarse y será inaugurado a finales de este año, con trenes que viajarán a una velocidad de 350 kilómetros por hora y que llevarán a los pasajeros a Pekín en media hora y al aeropuerto de Daxing en 20 minutos.

Xiong’an no nació por casualidad. La necesidad de construirlo parte del intento de solucionar algunos problemas de Pekín, que se expande horizontal y verticalmente a ritmos exponenciales. Las oficinas gubernamentales, por ejemplo, están tan esparcidas que sus habitantes tardan mucho en llegar a ellas. Por esta razón, escuelas, hospitales y sedes de grandes empresas e instituciones financieras serán trasladadas a este nueva área. En la práctica, s trata de una buena parte de todas las funciones no centralizadas.

Los gigantes tecnológicos chinos como Baidu, Alibaba y Tencent ya han planeado sus nuevas ubicaciones. Y, por supuesto, la tecnología 5G garantizará una superconectividad, incluso para el teletrabajo, que también servirá para dar vida a una app que enviará alertas en caso de alarmas sanitarias, pero también notificaciones de conciertos, mercados y eventos centrados en el cambio.

La construcción de las estructuras debe estar terminada para el 2022, en 2035 se producirá el traslado de las oficinas y para 2050 todas estarán operativas. Mientras tanto, los preparativos ya han comenzado para atraer al público en general. La tercera edición de la Semana Internacional del Diseño Industrial, que este año tiene a Italia como invitada de honor, se inaugura en Xiong'an este 17 de septiembre.

Ciertamente, no es la primera vez que se producen transformaciones de esta magnitud en China. Basta pensar en el área de Pudong de Shanghai, donde se celebró la Expo, que era un área agrícola, o Shenzen, actualmente la capital tecnológica, que antes era un pueblo de pescadores. Xiong'an, sin embargo, es algo más y busca ser una ciudad ideal, en la que a todos les gustaría vivir.

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