Por qué China y Xi Jinping no se han puesto del lado de Putin sobre Ucrania

Mattathias Schwartz,
China tiene la fuerza económica para rebajar las sanciones occidentales a Rusia. Pero por ahora, Xi Jinping está jugando a lo seguro, recorriendo un camino intermedio entre Putin y Biden.
China tiene la fuerza económica para rebajar las sanciones occidentales a Rusia. Pero por ahora, Xi Jinping está jugando a lo seguro, recorriendo un camino intermedio entre Putin y Biden.

Saul Loeb/AFP vía Getty Images; Mikhail Svetlov/Getty Images; Rebecca Zisser/Insider

El 4 de febrero, mientras las fuerzas rusas en la frontera de Ucrania hacían los últimos preparativos para la próxima invasión, Vladímir Putin y Xi Jinping celebraron una larga cumbre al margen de los Juegos Olímpicos de Pekín. Fue su primera reunión en persona desde el comienzo de la pandemia. En una declaración conjunta emitida ese mismo día, los dos líderes no mencionaron a Ucrania en particular. Pero criticaron repetidamente a Estados Unidos, pidieron el fin de la "confrontación entre grandes potencias" y declararon que la amistad entre sus dos países "no tiene límites".

La declaración pareció confirmar los peores temores de la Administración Biden. Los analistas estadounidenses llevan tiempo advirtiendo de que Rusia y China tienen un interés común en acelerar el cambio hacia un "mundo multipolar", en el que Estados Unidos deje de ser la superpotencia predominante e indiscutible. En ese momento, con la guerra en ciernes en Ucrania, parecía que Xi se ponía del lado de Putin, como dos supervillanos autocráticos en una película de James Bond, en un intento de socavar a Occidente.

Putin es sin duda una figura popular en China, y los medios de comunicación estatales de Pekín le han apoyado de forma generalizada, incluso mientras el ejército ruso bombardea hospitales ucranianos y masacra a civiles. Y no hay duda de que Putin necesita toda la ayuda que pueda obtener de China. 

Como las sanciones occidentales seguirán paralizando la economía rusa, Putin puede depender cada vez más de las exportaciones de materias primas a China -su mayor socio comercial- como salvavidas económico. Además, las sanciones occidentales contra el banco central ruso han dejado a Putin sin poder acceder a los 650.000 millones de dólares de reservas extranjeras de Rusia, excepto unos 132.000 millones de dólares en oro y otros 77.000 millones de dólares en manos de China. 

Si Putin necesita más efectivo -y lo va a necesitar-, Xi tiene las pocas reservas que le quedan.

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China también podría ayudar a Rusia ampliando sus inversiones en Siberia y el lejano oriente ruso a cambio de madera, petróleo y trigo, acuerdos que eludirían las sanciones porque no aparecerían en los libros de contabilidad de los bancos. "En efecto, se trata de un sistema de trueque", afirma Zenel García, experto en las relaciones entre China y Rusia que imparte clases en la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos. Añade que las empresas chinas apoyadas por el Estado ya han realizado intercambios similares con Irán. Y cree que "si llega la hora de la verdad" en relación con Rusia, "lo volverían a hacer".

Así que Moscú, cada vez más condenada al ostracismo por Estados Unidos y la UE, se vería obligada a apoyarse en su amistad "sin límites" con Pekín. ¿Pero qué pasa con China? ¿Pretende Xi aprovechar la guerra de Putin contra Ucrania, como temen algunos analistas especializados en política exterior, y formar una alianza estratégica contra Occidente?

Es cierto que Xi y Putin tienen mucho en común. "Ambos ven a Occidente en decadencia", explica Joseph Torigian, profesor de la American University y autor de un estudio sobre las élites rusas y chinas que se publicará próximamente. "Hablan de la agresión de Occidente como motivo de sus propias políticas exteriores. Ambos tienen un profundo miedo -una fobia- al caos. Y han señalado a otras élites que no se van a quedar quietas, que van a luchar con uñas y dientes. Porque creen que si no lo hacen, sus estados se desmoronarán".

Pero Torigian también subraya una diferencia clave entre los líderes chinos y rusos. "Xi es un individuo mucho más cauto que Putin", afirma. 

De hecho, una visión más detallada de los intereses de China sugiere que Xi tiene mucho que perder al apoyar a Putin. Puede que China sea el mayor socio comercial de Rusia, pero la modesta economía rusa -más pequeña que la italiana, con un producto interior bruto de 1,5 billones de dólares- no es suficiente para figurar entre las diez primeras de China. Esto significa que, si bien China puede obtener algunos beneficios indirectos de la dependencia económica rusa, esa dependencia sólo va en un sentido, de Moscú a Pekín.

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En términos económicos, China puede estar mucho más interesada en asegurarse de que la invasión de Ucrania por parte de Putin no interfiera en sus relaciones comerciales con Occidente, que son mucho más importantes. 

Para empezar, hay mucho más dinero en juego con Estados Unidos y Europa, economías con un producto interior bruto combinado de 38 billones de dólares que comercian con China unos 1,4 billones de dólares al año. (El comercio entre China y Rusia es aproximadamente una décima parte de esa cantidad.) Además, algunos de los bienes y servicios que China importa de Occidente -educación superior, equipamiento científico, software especializado- no los puede encontrar en otros lugares.

Ofrecer a Rusia un apoyo excesivo en la escena internacional también podría socavar el antiguo argumento de China ante el hemisferio sur de que respeta la soberanía de sus vecinos más pequeños y débiles desde el punto de vista militar. Estos objetivos contradictorios -más que el apoyo real a Rusia- pueden haber sido un factor en la decisión de China de abstenerse de unirse a la condena de la ONU a la invasión de Ucrania por parte de Putin. 

"Es una posición muy incómoda para ellos", señala García, el experto en relaciones chino-rusas. "Yo no lo interpretaría necesariamente como que se han puesto del lado de Rusia".

Durante las primeras horas de la invasión rusa, también existía la inquietud en Washington de que la falta de acción de Occidente pudiera envalentonar a China para invadir Taiwán. La doctrina estadounidense de "ambigüedad estratégica" significa que Estados Unidos no tiene obligaciones firmes con Taiwán, y Ucrania podría interpretarse como un precedente de que Estados Unidos no dispararía un solo tiro en su defensa.

Pero ahora, con Rusia empantanada y su economía tambaleándose por las sanciones occidentales, parece que Ucrania podría servir como elemento disuasorio para las ambiciones de China en Taiwán. El ejército chino tiene menos experiencia y muchas menos armas nucleares que Rusia. Y aunque Occidente depende en gran medida de la mano de obra y las fábricas chinas, aún podría congelar hasta un tercio de los 3,2 billones de dólares de reservas extranjeras de China si Xi decidiera invadir Taiwán. 

Estas sanciones posteriores a una invasión también podrían obstaculizar la ambición a largo plazo de Xi de elevar el renminbi a una moneda de reserva mundial, que rivalice con el euro y el dólar. "Pekín está viendo cómo Occidente ha hundido la economía rusa en el curso de unos pocos días y se pregunta si son vulnerables", asegura Torigian.

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Incluso antes de que Putin invadiera Ucrania, Pekín dio señales de que estaba tratando de recorrer un camino intermedio entre Rusia y Occidente. Después de la cumbre de los Juegos Olímpicos, algunos representantes del Gobierno chino se retractaron en privado sobre la amistad "sin límites" con Rusia, afirmando que su objetivo nunca fue que China se comprometiera a apoyar la invasión de Ucrania.

El 19 de febrero, hablando a través de un vídeo en la Conferencia de Seguridad de Múnich, el ministro de Asuntos Exteriores de China advirtió que "Ucrania no debe ser una línea de fuego para la competencia de los principales grupos". En un contundente desplante a Moscú, añadió que "hay que salvaguardar la soberanía, la integridad territorial y la independencia de cualquier país". 

Ni él ni Xi se unieron a Putin dos días después en el reconocimiento de las llamadas "repúblicas populares" de Donetsk y Luhansk -tierras ocupadas por Rusia en el este de Ucrania- cuya supuesta protección sirvió de pretexto para la invasión.

Al final, más que profundizar cualquier alianza entre Rusia y China, Ucrania puede acabar abriendo una brecha entre los dos mayores competidores de Estados Unidos. Para Xi, Rusia es más un pasivo que un activo. "Sin duda, a China le interesa que Rusia acabe con la invasión rápidamente", afirma Torigian. "Los riesgos de reputación y financieros para China aumentan cuanto más tiempo pasa".

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