El ciclo inmobiliario se ha agotado: la vivienda inicia una cuesta abajo en 2023

El mercado inmobiliario es como una montaña rusa a paso de caracol, en la que las pendientes y los cambios cuesta abajo solo ocurren cada 8 años. En 2023, estamos ante uno de esos puntos de inflexión en la vivienda.

"El ciclo está agotado", explicaba esta mañana Juan Fernández-Aceytuno, consejero delegado de Sociedad de Tasación, en la presentación de su informe sobre el mercado residencial en España.

Los ciclos inmobiliarios duran 8 años y, en 2023, la sensación "es de que ya se ha agotado: estamos viendo señales de agotamiento en la actividad", añade Fernández-Aceytuno. 

En esta ocasión, sin embargo, el fin de ciclo se retrasó más de lo normal como consecuencia del COVID-19. "De 2019 a 2020 ya estábamos al final del ciclo. Parecía que se iba a extinguir a partir de julio del 2020. Pero el COVID-19 reactivó el mercado". Básicamente, la demanda salió en tromba a comprar vivienda tras el confinamiento.

Ahora, una de las primeras señales de agotamiento se ha visto en el descenso de la demanda, como consecuencia del deterioro de la actividad económica, el miedo a una recesión y los efectos de la inflación y la subida de tipos, que ya empezaron a dejar huella en la venta de viviendas de finales de 2022. 

"La situación macroeconómica se está deteriorando poco a poco, y eso se va observando en los indicadores del pulso del sector", aclara Fernández-Aceytuno. En el tercer trimestre, el PIB se estancó: pasó de crecer un 2% a solo un 0,1%.

Las compraventas cayeron de forma consecutiva en octubre y noviembre del año pasado, después de 20 meses de boom, cuando las operaciones llegaron a rozar los niveles de 2007 en plena burbuja inmobiliaria, según datos del Consejo General del Notariado.

"Se están cayendo muchísimas compras en arras, se están perdiendo compras sobre plano por gente que no puede pagar por el incremento de los tipos", constata Fernández-Aceytuno.

Para Fernández-Aceytuno, "la inflación y la subida de tipos de interés son los grandes enemigos del mercado inmobiliario, sus grandes amenazas". 

La primera, porque erosiona la capacidad adquisitiva de los hogares y está llevando a los bancos centrales a endurecer las condiciones financieras, provocando la segunda amenaza: la subida de tipos significa un encarecimiento de las hipotecas; y si las rentas caen por la inflación y los préstamos suben por los tipos, nos encontramos con una doble pérdida de poder adquisitivo.

La buena noticia es que, por el momento, el mercado laboral está resistiendo. Esto ayuda a sostener las rentas de los hogares, pese a la inflación, y a contener el riesgo de morosidad."La morosidad ni está ni se la espera", dice Fernández-Aceytuno, y asegura que la clave es el empleo, que "está funcionando bien".

Pero dentro de este cambio de ciclo se abren dos caminos, especialmente en lo que se refiere a precios: el de la vivienda usada y el de la obra nueva. 

En el caso de la vivienda de segunda mano, Sociedad de Tasación no descarta que haya ajustes de precio para cerrar las operaciones, aunque dependerá de la capacidad que tengan de negociar las partes. 

Sin embargo, en la vivienda nueva prevé que los precios se mantengan o incluso sigan al alza, debido a que la escasez de oferta hace que el poder de negociación sea menor. Los promotores seguirán sacando producto al mercado, pero de manera progresiva.

"Hay muy poco stock de vivienda nueva y el tiempo de absorción es cada vez menor. La vivienda nueva en Madrid, Barcelona o Málaga a los 15 días ha desaparecido del mercado. No hay mucho tiempo para decidir si compras o no", señala Fernández-Aceytuno, lo que confirma que, por mucho que haya cambio de ciclo, en las grandes plazas de la vivienda seguirá habiendo tensión.