Una científica sudafricana arroja luz sobre el misterio del COVID persistente, que ya afecta a 100 millones de personas

Covid persistente

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  • Resia Pretorius, una científica de Sudáfrica, ha anunciado un importante descubrimiento en torno al fenómeno del COVID persistente.
  • Su equipo halló este verano altos niveles de moléculas inflamatorias atrapadas en microcoágulos persistentes observados en pacientes infectados de SARS-CoV-2. 
  • Hasta 100 millones de personas en todo el mundo tienen COVID persistente, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan el pasado mes de noviembre.
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Una científica ha compartido un importante hallazgo que arroja luz en las incógnitas respecto al COVID persistente, que ya sufren más de 100 millones de personas en el mundo. 

Esta afección, también conocida como long COVID, síndrome COVID crónico o postagudo o COVID prolongado, está presente en personas que han sufrido la infección por el virus SARS-CoV-2, sin guardar relación con cómo ha sido su proceso en la fase aguda.

Entre los síntomas del COVID persistente, la OMS señala la fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, que impactan en el funcionamiento diario de quienes lo sufren. También son comunes el dolor muscular o articular, la dificultad para respirar, los problemas para dormir, la depresión y la ansiedad.

Se han registrado hasta 201 síntomas diferentes de este problema.

Relación entre los microcoágulos y el COVID persistente

Ahora, la científica Resia Pretorius, jefa del departamento de ciencias de la Universidad Stellenbosch en Sudáfrica, ha hallado relación entre los microcoágulos y el COVID prolongado. Su equipo encontró a lo largo del verano niveles elevados de moléculas inflamatorias "atrapadas" en los microcoágulos persistentes observados en pacientes con COVID crónico. 

"Un estudio reciente en mi laboratorio reveló que existe una formación significativa de microcoágulos en la sangre de pacientes con COVID-19 agudo y COVID largo", explica la responsable en un artículo publicado en The Guardian

Un organismo sano es capaz de descomponer de manera eficiente los coágulos de sangre a través de un proceso llamado fibrinólisis. Lo que observaron estos investigadores es que los microcoágulos persistentes son resistentes a los propios procesos fibrinolíticos del cuerpo, evitando el proceso de descomposición. 

El fenómeno provoca que las células de los tejidos no reciban bastante oxígeno para llevar a cabo sus funciones normales, una condición conocida como hipoxia celular.

"La hipoxia generalizada puede ser fundamental para los numerosos síntomas debilitantes del COVID prolongado", indica Pretorius. 

Uno de los problemas es que las pruebas de laboratorio tradicionales no detectan ninguna de las moléculas inflamatorias, ya que están precisamente presas dentro de los microcoágulos resistentes a los fibrinolíticos, siendo solamente visibles bajo un microscopio de fluorescencia o de campo brillante.

"Cuando se mide el contenido molecular de la parte soluble del plasma, las moléculas inflamatorias, incluidos los autoanticuerpos, simplemente se pasan por alto", explica Pretorius. 

En Estados Unidos, el Departamento de Salud y Servicios Humanos publicó en junio una nueva guía en la que algunos síntomas de COVID prolongado se pueden calificar como una discapacidad según la Ley de Estadounidenses con Discapacidades.

En diciembre, la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo emitió una actualización de su propia guía, que ahora considera que una persona que ha contraído COVID-19 está discapacitada si alguno de sus síntomas "limita sustancialmente una o más actividades importantes de la vida".

Aunque este complejo sintomático multiorgánico, puede afectar a personas de cualquier edad, sexo y condición, el retrato principal del COVID persistente es el de una mujer (constituyen el 79% de las afectadas), con una edad comprendida entre los 36 y los 50 años (la media está en 43 años), y sin comorbilidades asociadas a la enfermedad.

A un paciente se le diagnostica COVID prolongado cuando los efectos de una infección por COVID-19 persisten durante más de 4 semanas, segúnMayo Clinic. 

Algunos pacientes que padecen COVID prolongado destacan efectos como la niebla mental, el cansancio crónico, la memoria nula a corto plazo o la perpetua sensación de ahogamiento. Algunos de los síntomas más raros, recogidos por NIUS Diario, son las uñas deformadas, los pitidos en los oídos, o la sensación de quemazón en las manos. 

Desde el Ministerio de Sanidad recalcan que este problema "produce un elevado impacto en la calidad de vida, ámbito laboral y social". 

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