La ola de calor provoca el cierre de centrales nucleares en Europa y anticipa otra crisis energética derivada del cambio climático

Central nuclear de Electricite de France (EDF) en Belleville-sur-Loire (Francia).
Central nuclear de Electricite de France (EDF) en Belleville-sur-Loire (Francia).

Reuters

Aunque con la llegada del verano es habitual escuchar hablar de olas de calor, no todos los períodos de altas temperaturas están considerados en estos términos, sino que se han de registrar valores por encima del percentil del 95% para la serie de julio y agosto entre 1971 y 2000.

Así, según el índice de Predicción Extrema (EFI) del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio, que mide valores inusuales en el clima, es uno de los más elevados de todos los tiempos, con consecuencias catastróficas sobre el planeta.

Algunas de ellas ya se han podido ver durante los últimos años, con fenómenos climáticos extremos como altas probabilidades de incendios, desertificación, lluvias torrenciales o tormentas.

Con la llegada del calor del verano, se hace necesario reducir estos valores tan dramáticos que afectan a miles de personas en todo el mundo e, inevitablemente, a la diversidad de los ecosistemas y la protección de la biosfera.

Según una revisión del Imperial College de Londres, se estima que en las últimas 2 décadas murieron hasta 157.000 personas a nivel mundial por culpa del cambio climático. Más del 80% de los fallecimientos tuvieron lugar en 2 olas de calor: la europea de 2003 y la de Rusia en 2010.

En España la cifra es desgarradora, tal como recoge el último estudio del Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad, que sitúa los fallecimientos entre el 10 y el 19 de julio en 1.047, mayormente personas mayores de 85 años.

Sin embargo, Europa se enfrenta a un problema peor en términos de energía y seguridad, ya que algunos países han tenido que desactivar sus centrales nucleares debido a la ola de calor.

El planeta desaprovecha su oportunidad de transitar hacia una energía limpia: entre 2018 y 2020 los gobiernos gastaron 18 billones de dólares en combustibles fósiles

Francia es el segundo país que más centrales nucleares alberga a nivel mundial, con hasta 58 unidades, según los últimos datos. Algunas de ellas utilizan los ríos Ródano y Rin para desechar el agua caliente que se usa para el enfriamiento de los reactores.

Con el incremento histórico de las temperaturas en dichos ríos, algo que ya ocurrió en 2018 con las olas de calor, las centrales nucleares tienen que dejar de funcionar, lo cual constituye un peligro para la salud.

El gobierno de Francia aprobó además una derogación temporal de la normativa para no verter residuos cuando las temperaturas del agua superan ciertos niveles para las centrales de Golfech, Blayais y Saint Alban, según ha informado EFE.

Francia enfrenta también una crisis energética propia, más allá de la existente por el conflicto entre Rusia y Ucrania, ya que el 70% proviene de la energía nuclear. En la actualidad, la mitad de los reactores del país permanecen cerrados por mantenimiento o fallos.

De esta forma, a Francia no le ha quedado más remedio que comenzar a importar desde otros países, como España. Un hecho que se agravará en 2050, según los pronósticos de algunas investigaciones sobre cierres de centrales y cambio climático.

Por otro lado, las altas temperaturas también han afectado al sector tecnológico, que utiliza también sistemas de enfriamiento y climatización para los servidores. 

En Londres, los servidores de Oracle y Google cayeron durante aproximadamente un día debido a la histórica ola de calor, que provocó el reseteo general del sistema para prevenir fallos.

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