Recuperar el cara a cara y abandonar el show: la receta de Campo Vidal para mejorar los debates electorales

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Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, a su llegada al debate a cinco.
Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, a su llegada al debate a cinco.
  • El veterano experto en debates Manuel Campo Vidal habla con Business Insider España sobre la cita del pasado lunes y arroja claves sobre el panorama político.
  • Formatos innovadores o abandono del show son algunas de sus recomendaciones de cara al futuro.
  • Afea a los periodistas que buscan protagonismo y pide acuerdos políticos para regular estas citas electorales.
  • "Ha habido una tendencia mundial para aumentar la escenificación en los debates electorales. Nos encontramos en un tiempo en el que un candidato puede ganar el show pero no el debate", destaca el histórico moderador.
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Faldón elecciones generales

Tuvieron que pasar cerca de 20 años desde la muerte de Franco para que España viviera lo que era realmente un debate electoral. Aquella noche de mayo de 1993 se juntaron en pantalla dos figuras, González y Aznar, ambos aspirantes a la presidencia del Gobierno, cara a cara durante horas para disputarse unas elecciones generales. En el medio, un tercer hombre, a medio camino entre director de orquesta y moderador: Manuel Campo Vidal.

Primero en Upday Cintillo

Desde entonces y hasta la actualidad, el histórico periodista es la única persona en haber moderado al menos un debate en cada comicio en el que se ha permitido este género. Este año rompe la racha como entrevistador y la empieza como huésped de la esperada cita, primera de la historia de España en acoger a cinco candidatos. Presidente honorífico de la Academia de la Televisión, que organizó el encuentro, Campo Vidal conversa con Business Insider sobre el futuro del formato y las claves para mejorarlo.

"Celebré que hubiera debate, eso ante todo. En las últimas estuvimos a punto de no tener ninguno y celebré que lo tuviera la Academia de la Televisión, es un honor y una responsabilidad", empieza Campo Vidal. Tras más de 15 años de 'sequía' en los que no se produjo ningún encuentro de este tipo (1993-2008), uno de los protagonistas de esta clase de citas agradece su "rescate" por parte de la televisión pública, que "siempre es garantía de neutralidad".

 

"Los moderadores no deben ser protagonistas"

Los moderadores del debate del 4-N, Ana Blanco y Vicente Vallés.
Los moderadores del debate del 4-N, Ana Blanco y Vicente Vallés.Academia de la Televisión

El periodista da especial importancia a la figura de los moderadores del debate.

En el caso del 4-N, los responsables de dirigir la conversación fueron Ana Blanco y Vicente Vallés, quienes hicieron "un muy correcto" como profesionales, aunque para Campo Vidal la importancia radica en otro punto: "Sobre todo veo que no participan de esa escuela en la que creen que el protagonista es el periodista".

Defiende Campo Vidal que el periodista puede y debe intervenir y hacer preguntas cuando sea conveniente, pero siempre entendiendo que su papel no es el de protagonista, sino periodista. Esta tendencia, asegura el experto, es cada vez más frecuente en los medios que tienden a espectacularizar la información, aunque prefiere no dar nombres.

En contraste se encuentran los profesionales de la Academia de Televisión, de la que los periodistas participan a título personal y sin ánimo de lucro, lo cual es una "garantía de neutralidad".

 

 

 

Más debates y más formatos

Manuel Campo Vidal modera el debate entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy en 2015.
Manuel Campo Vidal modera el debate entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy en 2015.

A pesar de estar acostumbrado a moderar sus ya famosos 'cara a cara' entre los principales candidatos a la presidencia del Gobierno, Campo Vidal no hace ascos a probar nuevos formatos de debate y no pone unos por encima de otros. En el caso de las últimas fechas, el estilo ha ido más encaminado a las "mesas redondas" donde varios candidatos se interpelan constantemente, pero ese no es el problema.

"El problema no es el debate a 5. La desvirtuación del debate se produce cuando en ocasiones se convierte en una multientrevista, pero el debate sigue siendo el debate entre los invitados. Esto exige que el periodista lo fomente, sí, pero intervenga lo menos posible y obligue a los invitados a debatir entre ellos", comenta. Preguntado si añora los antiguos días de enfrentamiento a dos bandas, el periodista no se decanta: "Son formatos distintos".

Para él, a veces el punto de inflexión está no sólo en el número de debates, sino en sus formas: "Creo que el cara a cara lo vamos a recuperar porque es muy positivo. En una campaña como esta me hubiese gustado un debate como el de ayer, a 5, y algún que otro cara a cara entre los dos candidatos con más papeletas para presidir el Gobierno, por ejemplo. O un debate a 7, como el del viernes pasado".

 

Financiación y compromiso

Los candidatos en el debate a cinco del 4-N.
Los candidatos en el debate a cinco del 4-N.

Durante la noche del 4-N el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, pidió en público que se pactara una ley para regular y hacer obligatorios los debates electorales, una opinión sobre la que Campo Vidal también tiene algo que decir. 

"Regular los debates por ley es una vieja aspiración en ciertos políticos. La primera vez que lo escuché fue a Pepe Blanco, que fue ministro de Fomento y secretario de Organización del PSOE, que negoció con nosotros los debates del 2008", recuerda el periodista. Para él la clave no es exactamente que se regulen por ley, alternativa que tampoco aborrece, pero sí que se acuerde con responsabilidad "para no tener estas peleas entre partidos: 'que si este periodista, que si esta cadena...'" 

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La clave, asegura Campo Vidal, "está en la financiación". "Si hubiera un presupuesto, una financiación directa del Gobierno, para que la Academia de la Televisión, por ejemplo, u otra asociación sin ánimo de lucro, organizara el debate (...) no pesaría tanto la relación con las televisiones y sería todo mucho más fácil". Pone de ejemplo a Estados Unidos, que tiene una Comisión Nacional del Debate, aunque afea que en el país norteamericano se permita la esponsorización.

Con un presupuesto regulado por el Gobierno para organizar debates, dice, se acabarían no sólo los conflictos de intereses, sino también cuestiones tan criticadas como los horarios: "Terminar el minuto de oro a la una menos cuarto de la noche y la salida media hora después no puede ser", se queja el periodista, quien pide unos horarios más flexibles para acomodarlos a la ciudadanía.

Apostar por la innovación tecnológica

Ana Pastor y Vicente Vallés en el debate electoral de Atresmedia.
Ana Pastor y Vicente Vallés en el debate electoral de Atresmedia.

Tampoco se le escapan a Campo Vidal las nuevas tecnologias que complementan a los debates electorales. Una a la que da especial importancia es a la verificación de datos en tiempo real, la cual apoya en pos de una mejor información. "Todavía no está lo suficientemente maduro, pero es una innovación muy interesante a considerar".

"Si técnicamente se pudiera hacer a mí no me parece mal, estoy abierto a la innovación. Ya se intentó hacer en Brasil y no fue posible. Aquí también se ha hecho algo durante el debate, o se ha hecho durante los minutos siguientes, a través de Maldito Bulo (...) El moderador [de estar informado al minuto de la verificación] puede mencionarlo y ponerlo en batalla durante el debate, pero para eso hay que garantizar no sólo la inmediatez, sino la solvencia de la comprobación", apostilla. Más cuidado y menos protagonismo.

Menos show y más debate

Albert Rivera, líder de Ciudadanos, saca un adoquín en el debate electoral a cinco para hablar de las protestas en Barcelona tras la sentencia del procés.
Albert Rivera, líder de Ciudadanos, saca un adoquín en el debate electoral a cinco para hablar de las protestas en Barcelona tras la sentencia del procés.

Al final, todo se reduce y se simplifica en esto. Siguiendo las claves expuestas por Campo Vidal, el resumen debería ser el abandono de la escenificación. Pero éste no es sólo un problema de España, dice, sino que "ha habido una tendencia mundial para aumentar la escenificación en los debates electorales, deslizando el auténtico debate hacia el show".

"Nos encontramos en un tiempo en el que un candidato puede ganar el show pero no ganar el debate", aunque apunta, "en este último [debate] se ha contenido más el show que en ocasiones anteriores. Hubo ocasión de conocer el programa, hubo debate para el que lo presentó. Pedro Sánchez fue el que más lo hizo, Rivera empezó desde el minuto uno con la bandera del desbloqueo... Qué pena que no lo hiciera unos meses antes, porque nos hubiéramos ahorrado estas elecciones. No lo digo como crítica, sino como positivo, que diera ese paso ayer, aunque luego ya..." 

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Porque ganar el debate no significa sólo movilizar el voto, tampoco destrozar al contrario. "Puede ser que alguien salga con el liderazgo reforzado o todo lo contrario, pero a veces se da la circunstancia, aunque parezca extraño, de que más de un invitado gane el debate", ya que significaría que ambos (los que sean) habrían cumplido los objetivos que pretendían.

"Yo tuve esa conversación con Mariano Rajoy, que después del debate de 2008 me lo encontré en un tren y estuvimos hablando un rato. Me preguntó por el debate y por quién creía que había ganado; yo le dije que los dos y se rio diciendo que estaba haciendo esfuerzos en ser demasiado neutral. No es eso, él [Rajoy] había ganado un liderazgo que no tenía y Rubalcaba tenía una campaña muerta y la reactivó. Cada uno ganó. A su manera, pero ganó".

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