Esta medida de Trump puede crear en EEUU una censura en internet como la que ya tiene su rival geopolítico, China: así funciona el 'Clean Network' que se acaba de anunciar

El presidente de EEUU, Donald Trump
El presidente de EEUU, Donald Trump
  • El Clean Network de Donald Trump en Estados Unidos amenaza con convertirse en un mecanismo similar al Gran Cortafuegos de China.
  • No obstante, su anuncio podría tratarse simplemente de una maniobra electoral para enfocar la campaña en un único enemigo (los chinos), como ya ocurrió en las elecciones de 2016 con los inmigrantes.
  • A grandes rasgos, es difícil pensar en la aplicación de un Gran Cortafuegos en EEUU, pero algunas de las últimas actitudes de su Gobierno apuntan a que las comparaciones con el Muro chino no van tan desencaminadas.
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A principios de este mes, el Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, anunció la implantación de Clean Network, la ofensiva comercial particular del Gobierno contra las empresas tecnológicas chinas.

Antes de que una población más preocupada por el coronavirus que por cualquier otra cosa pudiera pararse a entender este plan, Trump firmó dos órdenes ejecutivas para prohibir TikTok y WeChat en las tiendas de aplicaciones en Estados Unidos, bloquear sus servidores cloud y forzar a la empresa matriz de TikTok en China, ByteDance, a vender sus activos en el país.

En conjunto, la idea de una Clean Network tal y como la plantea el tándem Trump-Pompeo resuena para más de uno como un nuevo Gran Cortafuegos en EEUU similar al que usa China contra los servicios de internet extranjeros. Por resumirlo rápidamente, se trata de un sistema de filtros, algoritmos y un equipo de funcionarios que impedirán que ciertas informaciones se publiquen en el internet que llega a tu casa. 

Aunque la comparación pueda sonar (todavía) exagerada, lo cierto es que ciertas actitudes del Gobierno estadounidense este año indican que podría no andar tan desencaminada. 

Censura y rédito electoral

El exvicepresidente de EEUU y candidato del Partido Demócrata a la Casa Blanca.

Reuters

Haya o no una pandemia mundial que tiene a EEUU como su principal víctima, 2020 se ha convertido en un caldo de cultivo electoralista para la Administración Trump, temeroso de su renovación ante unas complicadas elecciones de noviembre. Tanto las redes de desinformación como las teorías conspirativas han demostrado jugar a su favor en el pasado, y puede que Clean Network sirva para exactamente lo mismo.

Las órdenes ejecutivas, que en un principio no eran más que propuestas aisladas de la Secretaría de Estado, prohíben a las empresas estadounidenses hacer negocios con las aplicaciones, pero la orden inicial de TikTok además deja espacio para una venta forzosa del brazo estadounidense de TikTok a una empresa de sede nacional, probablemente Microsoft o Twitter. La orden de WeChat, por contra, ofrece menos margen de maniobra, ya que se centra en prohibir todas las transacciones con la propia app, independientemente de quién sea su propietario.

El argumento de Trump, en este caso, es que ambas aplicaciones plantean riesgos para la Administración estadounidense, ya que el Gobierno chino puede esgrimir la orden de seguridad nacional y obligar a las empresas a entregar los datos personales de sus usuarios. Todo esto es cierto, como lo es también que EEUU, por su parte, también puede ejecutar exactamente las mismas acciones para reclamar datos a Google, Amazon o Facebook, por citar algunas empresas conocidas.

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En el discurso de la Administración, todos los focos se centran sobre un único objetivo —"el Partido Comunista Chino"— al que atribuyen todos los males, entre ellos amenazar "nuestra privacidad, proliferan virus y difunden propaganda y desinformación". Esto último, por cierto, ha sido empleada por Trump tanto para hablar de Clean Network como de la inmigración ilegal, sobre todo en periodos de precampaña electoral como el actual. Así, el Cortafuegos podría usarse como herramienta para inminentes las elecciones de noviembre, como ya hizo el candidato con los inmigrantes en 2016.

Así, de los primeros brochazos a la inminente ley sólo conocemos sus aplicaciones más inmediatas. A saber: desconectar a los operadores chinos de las telecomunicaciones de EEUU; eliminar las apps chinas de las tiendas de aplicaciones estadounidenses —y viceversa, eliminar las aplicaciones estadounidenses de las tiendas chinas—; eliminar los datos de EEUU del almacenamiento cloud proporcionado por las empresas chinas; y, por último, vigilar y reconfigurar los cables submarinos que conectan al país internet.

No es la primera vez que Trump lidia con la libertad en la red. En 2018, su Gobierno anticipó lo que planeaba al eliminar la Open Internet Order (Orden de Internet Abierto), un mecanismo resuelto por la Administración Bush y amplificado por la de Obama por la cual se garantizaba la neutralidad en internet.

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Hasta la llegada de Trump al poder, la red de redes se caracterizaba por no ser de nadie (o ser de todos) y tratar por igual al grande y al pequeño, al rico y al pobre, al poderoso y al débil; al menos sobre el papel. Ahora, en la era Trump, internet responde a intereses comerciales y las operadoras podrán ralentizar o bloquear las páginas que no vayan acorde con sus tendencias empresariales. Quizás una coincidencia quizás preámbulo de lo que luego sería Clean Network.

Si ha sido casualidad, desde luego ha tenido suerte. Al eliminar esta orden, el Ejecutivo obtuvo vía libre para retroceder los derechos de la Ley 230 de Decencia en las Comunicaciones, que libera a las plataformas no editoras de responsabilidades por el contenido que los usuarios crean en ellas. Esto quiere decir: que cada uno es responsable de lo que publica, y no el propietario del sitio.

La norma no es moco de pavo, ya que es la que permite que existan recursos como Wikipedia, cualquier red social e incluso los comentarios en foros y medios de comunicación. La iniciativa, que de momento parece estancada, nació como una respuesta de Trump a Twitter después de ser suspendido de la plataforma por difundir información falsa. Pieza a pieza, revocación tras revocación, el cortafuegos podría llevar años formándose en secreto.

¿Cómo funciona un Gran Cortafuegos?

Seguridad informática antivirus firewall

Para entender lo importante que sería este Gran Cortafuegos versión Trump, primero hay que ver cómo funciona. Pongamos un ejemplo.

Para poder leer esta noticia, tu ordenador o móvil se conecta con un servidor raíz DNS. Este sistema sirve para convertir 'businessinsider.es' en una dirección IP, que es una cadena de números que tu ordenador interpreta y materializa con la forma con la que lo estás viendo. 

¿Qué hace China? Como el Estado es dueño de sus propios servidores DNS, éste es capaz de bloquear direcciones IP, devolver una dirección incorrecta y bloquear términos de búsqueda como Winnie the Pooh, el popular oso animado, por usarse como insulto al presidente Xi Jinping. Además, esta "policía informática" que forma el cortafuegos puede censurar y monitorizar comportamientos sospechosos o ilegales, como las visitas ciertas páginas web. En Occidente, por contra, para acceder a este tipo de contenido hay que remitirse a la Deep Web.

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El modelo chino, por definición, no se sostendría en Estados Unidos por ser contrario a la Primera Enmienda —la que permite la libertad de prensa y expresión— y, sobre todo, porque los servidores raíz en EEUU no son propiedad de una única entidad gubernamental.

No obstante, en el pasado el Gobierno ya ha logrado trampear la enmienda para cerrar sitios web a través de FOSTA-SESTA, un paquete de proyectos de ley que prohibió la operación de sitios web que se perciben como facilitadores del tráfico sexual. Para hacerlo se tuvo que modificar, efectivamente, la sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones mencionada anteriormente.

Aun así, la infraestructura de internet de EEUU es mucho más enrevesada que la de China, y construir un "muro" informativo requeriría derribar y reconstruir la red, lo cual supondría esfuerzo económicamente desastroso, sobre todo en una situación de crisis como la actual.

En resumen, poco está claro alrededor de Clean Network, pero sólo el tiempo lo dirá. Sea un capacitador de censura o una maniobra electoralista, lo único seguro es que nada es seguro cuando se trata de Donald Trump. 

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