Los coches ocupan hasta el 80% del espacio de las ciudades: empezar a enterrar el automóvil para vivir los espacios públicos

coches en la ciudad

REUTERS/Lukas Barth

  • "Podemos imaginar una ciudad sin coches, pero no sin personas": un manifiesto pone el foco en la necesidad de rediseñar los espacios públicos y limitar los coches.
  • La crisis energética no da margen y entidades públicas y privadas proponen apostar por la intermovilidad para combinar transporte público con la bicicleta.

¿Alguna vez has pensado en el espacio físico que se destina a los coches en las ciudades? Vas andando por la calle y la mayor parte la ocupan los vehículos y a eso hay que sumar los aparcamientos en espacios públicos. Espacio que se roba a los peatones. 

"El espacio público es un derecho tan importante como la Sanidad o la Educación. Cuando nos desarrollamos solo dentro de las cápsulas privadas como lo son el coche y la casa, no nos estamos relacionando con el mundo. El espacio público nos reconoce con la realidad", reivindica Ana Montalbán, secretaria técnica de la Red de Ciudades que Caminan.

"Entre un 75% y un 80% espacio público de las ciudades es para el coche aparcado o en circulación. ¿Y si el 75% de tu casa estuviese ocupada por tu coche? Eso es lo que hemos hecho en las ciudades", continúa.

En la misma línea incide Sonia Jichi, coordinadora de la plataforma Andando: "Las ciudades sin caminar y sin disfrutar de los espacios públicos no existirían. Podemos imaginar una ciudad sin coches, pero no sin personas. Necesitamos un modelo que no excluya a personas mayores, niños o personas movilidad reducida". 

El ancho mínimo para que transiten dos personas cómodamente por una acera es de 1,10 metros para dos personas, 1,80 para una pareja con un niño o para que se puedan cruzar, por ejemplo, 2 sillas de ruedas. La realidad pocas veces es esa, algo que se hizo muy evidente en las fases de desescalada de la pandemia, donde fue necesario cortar el tráfico para habilitar espacio para caminar.

Que el modelo de movilidad actual está condenado a cambiar es una realidad cada vez más tangible. Y no solo por lo que a accesibilidad se refiere. También por la desigualdad económica generacional.

 

Por si fuera poco, en 2021 se consumieron aproximadamente 94,1 millones de barriles diarios de petróleo en el mundo. Teniendo en cuenta que se ha superado el pico de extracción de este combustible y la crisis energética y de materiales actual, parece que la situación no puede esperar más. 

"Ya no podemos seguir moviéndonos así. La era de los combustibles fósiles baratos ha acabado", sentencia Luis Morales, responsable de El futuro de la movilidad, una plataforma que ha presentado recientemente su Manifiesto de la movilidad activa

Este manifiesto, en el que participan asociaciones ciudadanas, entidades privadas y organismos públicos como el Ministerio de Sanidad o el de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, busca poner el foco en el espacio público, dando prioridad a bicicletas y peatones.

Atender una demanda vs. crear una oferta

La población ya está haciendo un cambio, según la Red de Ciudades por la Bicicleta, entre 2019 y 2022, el uso de la bicicleta para ir al trabajo o a centros de estudio aumentó un 11%. Esa transformación, señalan, debe ir acompañada de acciones que lo apoyen: una de ellas es la intermovilidad con el transporte público, haciendo que moverse de forma sostenible sea mucho más fácil.

Es cierto que hay una demanda, pero el peso recae en crear una oferta atractiva para elegir estas vías de transporte con respecto al vehículo.

"Si antes de haber hecho un carril bici se hubiese contabilizado cuántas pasaban por allí, probablemente fuese ninguna, porque era peligroso. Hay que facilitar y atraer la demanda", apunta Laura Vergara, coordinadora de CONBICI.

La cuestión reside en repartir los espacios coherentemente, pero claro, eso implica quitarle espacio a automóviles y motos.

Señalar al coche "duele"

Incluso sabiendo que el foco del problema es el uso excesivo e individualizado del coche, parece que señalarlo todavía cuesta, más aún desde las instituciones públicas.

"El modelo actual es insostenible y hay que desarmar el camino, lo cual no es sencillo e incluso hasta doloroso. Pero no es algo que intentar, sino algo que hay que hacer", confiesa Antonio Pérez Peña, coordinador de la Oficina de la Bicicleta, del Ministerio de Transportes.

El Ayuntamiento de Elche ha realizado grandes cambios en los últimos años en lo que a movilidad y tráfico se refieren y saben bien lo que es "enfrentarse" al coche. 

"Luchar contra una cultura del coche que lleva décadas asentada es lo más difícil a lo que nos hemos enfrentado. Elche no es Amsterdam, lo que hay son años de políticas valientes decididas que cambian la realidad siendo decidido. Lo que al principio es un drama pasa a normalizarse en poco tiempo", defienden.

"Peatonalizar ha sido un reto en el imaginario colectivo, pero es positivo. Además, es un salto de calidad que asegura la accesibilidad para personas con movilidad reducida", apuntan desde el consistorio.

Ana Montalbán vuelve a ser clara en este sentido: "Toca insistir y resistir porque las ventajas caen por su propio peso. Para facilitar la movilidad activa hay que restringir y dificultar el coche: reducir aparcamiento, por ejemplo".

"Los beneficios son también a nivel físico y mental. Caminar nos hace más humanos, reconocer a nuestros vecinos". En este sentido, también es crítica con las zonas de bajas emisiones "que solo van de etiquetas y no de velocidades" que provocan que "los coches tengan más sensación de autovías al ser menos vehículos".

A este respecto, los actores implicados señalan la publicidad de vehículos y su fuerte poder propagandístico como otro punto a atacar. 

Actuar ya para servir al futuro

"Si planteamos las medidas ahora y nos formamos para tener una actividad de movimiento, las nuevas generaciones lo incorporarán como algo con lo que han nacido, algo normal, sin quejas ni valentía", abogan desde Livall, una de las empresas participantes en el manifiesto.

La Diputación de Bizkaia ya ha comenzado creando una red de "bicipistas" con una anchura de 4 metros, dos sentidos y 2 metros más para peatones en un tramo de 9 kilómetros, además de parkings específicos para bicis.

Llevar a cabo estas iniciativas supone reducir el sedentarismo y el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, desde el Área de Promoción de la Salud del Ministerio de Sanidad recuerdan que "el impacto de la movilidad activa permite a la población alcanzar gran parte de las recomendaciones mínimas para la salud".

Con todo, el manifiesto propone una serie de palancas y líneas de actuación que sirvan a entidades públicas y privadas para construir este cambio en la movilidad.

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