El lado menos conocido de Adolf Hitler: consumía un cóctel de drogas que incluía cocaína, Eukodal, vitaminas e incluso hormonas de cerdo

En el centro de la imagen, Adolf Hitler durante la Conferencia de Paz de 1938, junto a otros líderes europeos.
En el centro de la imagen, Adolf Hitler durante la Conferencia de Paz de 1938, junto a otros líderes europeos.

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No es extraña la relación entre la política y algunos tipos de droga. Por ejemplo, Bill Clinton aseguró que había experimentado con la marihuana, aunque sin llegar a tragarse el humo, algo que provocó más de una broma entre los estadounidenses.

Otro de los casos más sonido es el de Boris Yeltsin, primer presidente de Rusia después de la caída del muro de Berlín. El exmandatario casi provocó un conflicto internacional con Estados Unidos durante una de sus borracheras.

Era conocido mundialmente por ser adicto al alcohol. En 1995, visitó la Casa Blanca y se hospedó en la Casa Blair; esa misma noche el servicio secreto lo encontró en ropa interior pidiendo un taxi para comprar una pizza, con claros síntomas de estar borracho.

Al día siguiente, ocurrió lo mismo al intentar escapar por el sótano. El servicio secreto lo confundió con un borracho cualquiera y casi muere tiroteado.

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Aunque quizás la figura menos conocida es la Adolf Hitler y su inigualable consumo de todo tipo de drogas. Así lo relata Norman Ohler, autor del libro El gran delirio, según las prescripciones –en absoluto terapéuticas– del médico personal del Führer: Theodore Morell.

"Hitler reaccionaba positivamente a prácticamente cualquier droga, exceptuando el alcohol", afirma Ohler en Ethic. "No estaba enganchado a ninguna sustancia específica, sino, simplemente, a todo aquello que le permitiera acceder a realidades agradables y artificiales". 

Barbitúricos, hormonas, esteroides y Eukodal: el cóctel de drogas de Hitler

El periodista Josep Guijarro ha compartido recientemente un vídeo en su cuenta de Twitter en el que se puede ver a Hitler claramente alterado durante un evento –presumiblemente durante los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936–. 

Se puede observar que dicho fragmento ha sido alterado para que los movimientos parezcan más espasmódicos, aunque si lo reproduces a la mitad de velocidad podrás ver el real. 

Pero volviendo al consumo de drogas por parte del dictador, se puede dividir su adicción en 3 etapas diferentes: desde 1936 a 1941, a partir de 1941 y la última después de 1943.

Durante la primera, Hitler conoce a Morell, quien le ofreció un cóctel de vitaminas y glucosa. Pero la guerra con Rusia comenzó a ir mal en 1941, lo que frustró a Hitler aún más. A partir de ese entonces, la supuesta medicación de Morell se descontrola.

En este momento, comienza a consumir hormonas, esteroides, barbitúricos y hasta inyecciones de hormonas de animales como el cerdo

"La medicación mantenía al comandante en jefe estable en su locura y levantaba un muro inexpugnable, una armadura integral que nada ni nadie podía atravesar", agrega Ohler. "Cualquier duda era disipada por la confianza artificialmente provocada". 

Al llegar a la tercera etapa, al cóctel que provocaba que Hitler siguiera adelante con su euforia se añadió el Eukodal –hoy conocido como Oxicodona–, a lo cual sumó cocaína hasta en 15 ocasiones diferentes, mezclando ambas drogas incluso.

Heinrich Himmler, jefe de las SS nazis y arquitecto indiscutible del Holocausto, fue el único que comenzó a dudar de Morell, recopilando información para acusarlo de morfinómano o agente extranjero decidido a acabar con Hitler.

En definitiva, a las ideas oscuras que planearon sobre Alemania con el nazismo, también se habían añadido la grandilocuencia y el pesar de un dictador que, poco a poco, estaba siendo vencido –no solo en la guerra, sino también en su adicción–.

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