Comer insectos es bueno para la salud de las personas, según la ciencia

Sofía Sánchez
Comer insectos
  • La literatura científica sobre las propiedades nutritivas de los insectos se ha multiplicado en los últimos años.
  • Los expertos coinciden en que además de ser bueno para la salud, comer insectos ayudaría a conseguir un mundo más sostenible.
  • La entomofagia se abre paso en los países occidentales, mientras millones de personas ya consumen bichos en decenas de países.
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Son punta de lanza de entre las soluciones para conseguir un mundo más sostenible. Consumir insectos como dieta habitual reduciría la emisión de gases de efecto invernadero, su cultivo exige menos tierras y menos agua, y además tienen propiedades nutritivas. Comer insectos es algo cada vez más habitual en los Estados Unidos —y en Europa— y globalizar su consumo parece ser algo inevitable.

Pero si los prejuicios no dejan a tu estómago disfrutar, lo mejor es que leas a una serie de expertos e investigadores. La literatura científica sobre las propiedades de la entomofagia —comer bichos— era hasta hace poco bien escasa, a pesar de que es una práctica habitual para millones de personas.

Unos alimentos sostenibles y buenos para el ser humano

Bajo esa premisa, el periodista Robert Roy Britt ha publicado en Elemental un artículo en el que recopila muchos de los beneficios de consumir insectos e ir introduciéndolos en la dieta habitual. "Los insectos comestibles podrían ser la solución al problema de cómo asumimos la creciente demanda global de alimentos de un modo sostenible", le ha explicado Alan-Javier Hernández-Álvarez, un investigador en nutrición de la Universidad de Leeds.

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Claro que, primero, los occidentales tienen que superar un factor clave: el asco.

Valerie Stull, investigadora de la Universidad de Wisconsin-Madison, dirigió el año pasado un ensayo clínico por el cual 20 hombres y mujeres perfectamente sanos consumieron durante dos semanas un desayuno basado en magdalenas y batidos que contenían grillos en polvo. Pues bien: sus análisis de sangre posteriores determinaron que el consumo de grillos mejoraron su flora intestinal y redujeron las inflamaciones en el mismo.

¿Por qué? El artículo detalla que los exoesqueletos de insectos como los grillos tienen un tipo de fibra llamada quitina que no se encuentra ni en la fruta ni en la verdura, y que sin duda es un buen probiótico para el ser humano, tal y como recogió también la revista Scientific Reports.

Todavía se ha de investigar qué insectos comer y cuáles son beneficiosos y cuáles no

Un documento de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas detalla que los insectos comestibles "contienen proteínas de alta calidad, vitaminas y aminoácidos para el ser humano", pero sin embargo todavía no se han determinado cuáles son las mejores especies de insectos a consumir.

Si todavía no eres un entomofago es normal: esta organización internacional también pide cautela, ya que todavía no se ha discriminado entre la vasta fauna que hay en el mundo de los insectos sobre qué especies son las más favorables y aptas para el consumo humano.

Una producción favorable al medio ambiente

Con una inversión seis veces menor, se consigue la misma cantidad de proteína con un cultivo de grillos que con uno de ganado, según el documento de la organización internacional de la ONU. Larvas de escarabajo cultivadas también generan más proteína por área de cultivo que las granjas de pollos, cerdos o vacunos, según la revista PLOS ONE.

También la revista Global Food One destacaba hace dos años que si la mitad de la producción alimentaria fuera de grillos se reduciría la necesidad de tierras agrícolas un tercio en todo el mundo y la emisión de gases de efecto invernadero se reduciría "sustancialmente".

Natalie Rubio es ingeniera en la Universidad de Tuft. "Debido a las preocupaciones ambientales, de salud pública, y de bienestar animal, todas ellas asociadas con nuestro sistema ganadero, es fundamental desarrollar métodos de producción más sostenibles", incide. Y es que los entomofagos lo saben: la producción de insectos necesitan menos agua y espacio, según una investigación de la propia Rubio publicada en abril de este mismo año.

Pero, ¿cómo comerlos? En bizcochos, galletas y otros productos

Los científicos que ha consultado Britt asumen que el factor asco es determinante para los occidentales —aunque los insectos son consumidos por millones de personas en decenas de países de todo el mundo y con absoluta normalidad—.

Por ello, es probable que los insectos entren en la dieta habitual en forma de harinas: pueden ser sustitutivas y ricas en proteina para hacer bizcochos o incluso barritas y chocolatinas. Así lo opina el profesor emérito de la Universidad de Pensilvania, Paul Rozin. "El coste [de la producción de insectos] podría reducirse si grandes empresas priorizan los avances en su reproducción y hacen más eficaz la producción".

Sin embargo, Rozin apunta también que su motivación para potenciar ese mercado depende de que el mismo sea grande. Y que el mercado sea grande depende del precio de estos productos.

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