"El sector turístico no es un problema y no contribuye a la situación actual de inflación"

El secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, durante la entrevista.
El secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, durante la entrevista.

Pablo Moreno

Si la inflación llevaba meses desbocada, en junio sorprendió con un 10,2%, la mayor subida vista desde la crisis del petróleo de los años 80.

Hasta ahora, el encarecimiento de la gasolina, la electricidad y los alimentos explicaban buena parte del incremento de precios. Sin embargo, ahora los hoteles se han colado entre las mayores subidas. 

En junio, el precio de los hoteles sube más que la gasolina, lo que hace pensar que el encarecimiento del turismo, con la llegada del verano, esté añadiendo presiones a la inflación. 

Desde el Gobierno, sin embargo, descartan que el sector esté añadiendo leña al fuego. "El sector turístico no es un problema y no contribuye a la situación actual de inflación", asegura el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, en una entrevista con Business Insider España.

En su lugar, explica, "lo que estamos viendo claramente es la consecuencia de un shock de oferta energética y las consecuencias del conflicto en Ucrania y de la pandemia".

El boom de precios del sector, sin embargo, es notable a las puertas del verano. Según la última encuesta de coyuntura turística hotelera publicada por el INE, los hoteles facturaron en mayo 95,3 euros de media por habitación ocupada. Esta cifra es casi un 15% superior a lo que había en 2019.

Y no son sólo los hoteles. El precio de los vuelos internacionales se ha disparado un 16% en junio, los paquetes turísticos internacionales un 11,7% y los nacionales un 8,4% en junio. Este verano, los precios del sector son los más altos de los últimos 3 años, según datos de BBVA Research.

Las empresas del sector lo están trasladando todo a precios: por un lado, que no quedan plazas disponibles, que no hay coches para alquilar ni entradas para espectáculos. Y, por otro, también trasladan parte del incremento de costes derivado de la inflación. 

Pero eso no significa que las empresas estén engordando márgenes. Hay que tener en cuenta que el turístico fue el sector más golpeado por la pandemia, y que ya arrastraba una travesía por el desierto desde la crisis de Thomas Cook, a finales de 2019.

"Éste ha sido el sector más afectado como consecuencia de la pandemia. La irrupción del COVID-19 afecto a la confianza, primero, y a la movilidad, después. Como consecuencia, las restricciones provocaron que llegáramos a perder el 73% de nuestros visitantes en 2020", lamenta el secretario de Estado.

Este verano de 2022, sin embargo, es el primero que el sector turístico ve luz al final del túnel. Según los cálculos que maneja el Gobierno, las reservas de los turistas nacionales ya están un 3% por encima de 2019, y su gasto se sitúa en el 110% de lo que se ingresó antes de la pandemia, estiman desde BBVA Research.

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"Tan sólo 2 años después, nuestro sector da sobrados ejemplos de que está recuperándose, y de nuevo el turismo vuelve a tener esa capacidad de aportar al conjunto de la economía", destaca Valdés.

Esta recuperación también se nota en la rentabilidad. "La rentabilidad del sector refleja la solidez de la demanda a pesar de la incertidumbre. El RevPAR (ingresos por habitación disponible) no hace sino crecer: en los últimos meses ha mostrado una tendencia alcista con incrementos del 8% y el 11%, que incluso están por encima de la inflación", añade.

La vuelta de los turistas ha elevado notablemente la demanda, lo que ha permitido a las grandes hoteleras subir su tarifa para combatir la inflación. Algunas como Meliá lo han hecho en un 18%, mientras que los clientes de Barceló pagarán un 8% más, en líneas similares a RIU o Paradores.

Las empresas aprovechan para tapar agujeros después de 2 años de caídas en la facturación, y también para proveerse de reservas de cara a un otoño complicado, en el que las peores perspectivas económicas, sumadas a una inflación que no da tregua y la subida de tipos de interés, podrían llevar a una contención de la demanda y, por ende, a bajadas de precio en la oferta turística.

"Yo creo que aquí los más interesados en corregir esos precios para no perder demanda es la propia oferta", confirma el secretario de Estado, que no descarta "que haya correcciones a partir de otoño".

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