Cómo conservar los diferentes tipos de queso para que duren más tiempo

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El queso es casi un imprescindible de la nevera de los españoles y de tantísimas personas. Ya sea alguna cuña de tu queso favorito, los pequeños snacks de queso para los niños, queso rallado, de untar o lonchas para sandwiches. 

Sea cual sea tu elección, solo tiene un inconveniente y es que si no se cuida de la manera correcta el queso, tiende a ponerse malo con facilidad y no es un producto excesivamente barato. 

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Para no tener que tirar ningún queso de tu nevera, presta atención a las indicaciones de Sarah Taylor, experta en seguridad alimentaria, quién ha compartido diferentes técnicas de conservación, recogidas por la revista Mirror.

Quesos duros

Parmesano

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Sarah explica que los quesos duros como el parmesano tienen un bajo nivel de humedad. La humedad es la causante de que las bacterias sobrevivan y proliferen, por eso los quesos secos como este, ya de por sí tienden a durar más tiempo.

Para que sigan en su mejor estado la experta recomienda envolverlos en papel de film transparente para no permitir que pase el aire, ni la propia humedad de la nevera.

Quesos blandos

queso brie

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Por el contrario, los quesos más blandos tienen más humedad y necesitan respirar, si se evita que los quesos blandos respiren, pueden acumular gases de amoníaco y contaminar el sabor.

Sarah explica que este tipo de quesos se conservan mejor envolviéndolos en papel para queso encerado, papel para hornear o tela encerada reutilizable y luego colocándolos en un recipiente hermético que, además, evitará malos olores.

Queso fresco

queso fresco

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El queso fresco tiene una particularidad y es que para su conservación necesita agua o al menos mantener la suya que, normalmente, se va perdiendo con el paso del tiempo. 

Los expertos de García Baquero recomiendan que coloques un trocito de papel de cocina en un recipiente hermético y poner ahí tu pieza de queso fresco.  El papel absorberá el exceso de líquido que se desprende del queso y te permitirá conservarlo mejor y por más tiempo. 

Eso sí, debes cambiar el papel todos los días, ya que el agua que va absorbiendo el papel puede producir olores y transferirlos al queso. 

Queso semicurado y curado:

quesos

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Para conservar estos quesos necesitarás un trapo limpio de algodón y humedecerlo. Pon el queso en un plato y cúbrelo con el paño o, si lo prefieres, envuélvelo por completo. 

De esta forma el paño absorberá la humedad del queso y así alargarás su vida. 

El truco del aceite de oliva 

queso en aceite

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Esta opción sirve para casi todos los quesos frescos, tiernos y semicurados y es un método de conservación que hará que duren mucho más tiempo, eso sí, cambiarás un poco su sabor. 

Para llevarlo a cabo corta el queso en taquitos, mételos en un tarro de cristal y cúbrelos con aceite de oliva virgen extra, si quieres darle otros matices puedes introducir plantas aromáticas como romero. 

¡Así no tendrás que preocuparte porque tus quesos se pongan malos!

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