¿Cómo crear un zombie auténtico? 3 métodos encontrados en la tradición haitiana, en la crueldad de los insectos y en el mundo del marketing

Muertos vivientes
  • ¿Buscas formas de crear zombies? Aquí tienes tres métodos reales, que han tenido lugar. Necesitarás polvos especiales, experimentar con un hongo inquietante o ponerte a observar a amigos y familiares para "hipnotizarlos".
  • Se cree que la palabra zombie proviene de zombie cadavre, un cuerpo que se ha quedado sin libre albedrío y que por lo tanto está a merced de hechiceros o mentes malvadas.
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Vaya, vaya, vaya… así que tienes en mente crear un zombie, ¿eh? O puede que tu plan no sea formar un ejército de no-muertos, pero sí documentarte un poco por si las moscas.

O puede que hayas entrado pensando que este artículo sería una broma, una recopilación de los métodos para crear zombies de las pelis, series, cómics y videojuegos del momento. ¡Pues no!

Los zombies existen, solo que no de la forma que esperas. No caminan por calles post-apocalípticas arrastrando sus extremidades gangrenadas en busca de cerebros; se ocultan tras leyendas haitianas, en el fascinante mundo de los insectos e incluso en el marketing.

Aquí tienes tres métodos con los que se han creado zombies en el mundo real. Como suele ocurrir con los grandes trucos de magia, el secreto no se revela del todo, pero encontrarás pistas suficientes por sí quieres investigar más sobre el asunto y jugar al científico chiflado.

Primer método: En busca del esquivo polvo zombie

Magia vudú

La palabra zombie proviene del folklore haitiano y más concretamente de su religión, el archi-conocido vudú. Se cree que podría ser una combinación de las palabras nzambi (dios) y zumbi (fetiche). Su definición es un poco más compleja que la actual.

Tal y como explica el libro How to Make a Zombie, en el vudú, un z´etoile es una estrella guía, un cuerpo celestial que siempre redirige el destino de la persona a la que está adjudicada. Luego, el corps cadavre es el cuerpo físico, y el nanm es el espíritu que habita dentro del cuerpo y evita que se descomponga.

El nanm, a su vez, se compone de dos partes: el gwo-bon anj o el gran ángel bueno (que motiva las acciones, no necesariamente buenas pese al nombre) y el ti-bon anj o el pequeño ángel bueno, custodio de la consciencia y de los recuerdos.

Dentro del folklore haitiano, existe un tipo de hechiceros vudú especializados en la invocación de muertos: los bokor. Cuando una persona acaba de morir, un bokor es capaz de capturar el ti-bon anj o consciencia del muerto y capturarlo en una jarra.

La consciencia capturada pasa a llamarse zombie astral, y el cuerpo que queda vivo pero sin consciencia ni libre albedrío pasa a llamarse zombie cadavre.

A partir del zombie cadavre surgió el concepto del zombie a secas, esto es, un muerto reanimado, ya sea por causas científicas o mágicas.

Se dice que los bokors comparten con sus aprendices una fórmula secreta para crear el polvo zombie, una especie de poción que paraliza a la víctima hasta dejarla aparentemente muerta. En realidad, solo está paralizada. 

En una de las películas, James Bond se enfrenta al Barón Samedi, un bokor que se hace pasar por una figura legendaria
En una de las películas, James Bond se enfrenta al Barón Samedi, un bokor que se hace pasar por una figura legendaria

Cuando la víctima es enterrada, al ser dada por muerta, el bokor abre su ataúd y lo despierta. El “falso” fallecido despierta como zombie cadavre: no recuerda quién fue, es incapaz de decidir nada. Así que se convierte en esclavo del bokor.

A finales de XIX e inicios del XX, la leyenda del polvo zombie estaba tan extendida que los antropólogos o periodistas que visitaban África acabaron creyendo que los esclavos de los cultivos eran zombies haitianos. Aquí va un extracto que narra el encuentro de William Seabrook,  bohemio y corresponsal del Vanity Fair y Reader’s Digest, con tres de estos supuestos zombies:

“Mi primera impresión de estos zombies, que seguían trabajando erráticamente, era que había algo innatural en ellos. Algo extraño. Cavaban como brutos, como autómatas. Sus ojos eran lo peor. Eran como los ojos de un muerto. No ciegos, sino descentrados. Miraban sin mirar. Sus rostros mantenían una expresión ausente, como si no hubiera nada ahí dentro. No expresaron nada en mi visita, pero estoy seguro de que eran incapaces de expresar algo”.

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Como no había una base científica detrás de estos encuentros, pasajes y reportajes, el sentido común reconvirtió estos zombies en esclavos con severos problemas físicos y/o mentales debidos a sus arduas condiciones de vida.

Pero la posibilidad de que el polvo zombie existiera renació en 1980, con un caso que impulsó el nacimiento del Proyecto Zombie, una iniciativa para tratar de esclarecer qué había de verdad dentro de las leyendas de los hechiceros bokor.

Un buen día, Angelina Narcisse estaba visitando la ciudad de L´Estère (Haití) cuando experimentó un encuentro imposible. Imposible porque la persona que tenía delante, Clairvius Narcisse, era un familiar que había muerto en el lejano 30 de abril de 1962.

Clairvius convenció a Angelina, vecinos, amigos y familiares que era él, que jamás había muerto sino que había sido paralizado (vía How Stuff Works). Afirmó seguir consciente durante el entierro, y que todo formó parte del plan de un bokor para venderlo como esclavo en una plantación de azúcar.

El etnobotánico y antropólogo Wade Davis escuchó hablar de Clairviusy decidió interrogarle. Concluyó que no era un impostor: este supuesto zombie sabía datos del pasado de Clairvius demasiado específicos, demasiado privados. David decidió iniciar el Proyecto Zombie y se embarcó en una búsqueda de bokor para descubrir los ingredientes del esquivo polvo.

El doctor obtuvo ocho muestras de fórmula reanimadora. Cada una tenía ingredientes únicos, seguramente consecuencia de la tradición oral de cada linaje bokor. Pero la mayoría presentaban algunos ingredientes similares. Toma nota para tu plan de crear zombies:

  • Piel del sapo Bufo marinus
  • Dos especies del mortal pez globo (sí, el que Homer come en Los Simpsons): el Diodon hystrix y el Sphoeroides testudineus
  • Guisantes del tipo Mucuna pruriens
  • Semillas del árbol tcha tcha

Davis asegura que las muestras de polvo zombie que consiguió resucitaron a unas ratas de laboratorio 24 horas de haber sido inyectadas con las mismas. No obstante, colegas científicos no tardaron en sospechar de sus investigaciones, sobre todo si se tiene en cuenta que el pez globo consigue la muerte a secas en dosis peligrosas. El hecho de que Davis nunca consiguiera más muestras para que las analizaran otros científicos tampoco ayudó demasiado a validar su Proyecto Zombie.

Pero bueno, la ciencia es el arte de hacer lo imposible posible y convertirlo en una fórmula, ¿no? Te tocará experimentar con estos cuatro ingredientes o conseguir a un bokor de mentor si quieres crear zombies de esta forma.

Dr. Facilier, villano de Tiana y el Sapo, está inspirado en los bokor y hechiceros del vudú
Dr. Facilier, villano de Tiana y el Sapo, está inspirado en los bokor y hechiceros del vudú

Si este método no te convence, no te preocupes que hay dos más.

Segundo método: La naturaleza microscópica más cruel e inquietante

Hongo zombie

¿Te suena la serie de videojuegos The Last of Us? La primera entrega debutó en 2013 para PS3, y el año pasado llegó su esperada segunda parte, ya para PS4.

Su historia muestra un mundo post-apocalíptico. Los “zombies” de turno son humanos que han mutado por culpa del Cordyceps, un hongo que extiende sus esporas, aguarda a que algún ser humano las aspire y toma poco a poco el control de cuerpo y mente. El objetivo del nuevo mutante es sobrevivir, extender más esposas y contagiar a más humanos.

¿Da miedo, verdad? ¿Te imaginas que existiera el Cordyceps o algo parecido?

Pues malas noticias: el Cordyceps es real y es, en efecto, un hongo creador de zombies. Solo que todavía no se ha adaptado a la humanidad. Todavía.

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El hongo conocido como Ophiocordyceps unilateralis solo tiene un objetivo: propagar sus esporas. Tarde o temprano, alguna se adherirá a un insecto de los bosques tropicales. Y es entonces cuando empieza la pesadilla.

Poco a poco, la espora invasora penetra en el exoesqueleto de una hormiga (por ejemplo) hasta lograr controlar al 100% su comportamiento. Se convierte en un zombie cadavre, un cadáver andante sin conciencia ni capacidad para la toma de decisión.

Si esto fuera una película de insectos mutantes, a continuación la hormiga zombie atacaría a sus compañeras y a la reina. Pero no. El hongo es más sútil. Obliga a la hormiga a encontrar un lugar elevado y a hincar sus mandíbulas en la planta de turno a la que se ha subido. Esa será su última acción. Se quedará ahí. Quieta. Hasta morir.

Mientras tanto, el hongo devorará el interior de la hormiga para crecer durante las próximas tres o cuatro semanas. Emergerá del cadáver de su víctima hasta poder expulsar sus esporas. Y estas esporas irán a por otros insectos, que se convertirán en zombies que se convertirán en esporas que irán a por otros insectos que se conv…

El Cordyceps es sumamente letal y sigilosamente efectivo. Ha acabado con hormigueros enteros. Y no solo va a por hormigas. Existen 600 especies de Cordyceps (vía National Geographic), cada una especializada en un tipo de “anfitrión”: arañas, orugas, saltamontes…

Lo más tétrico es que, durante unos días, antes de que el hongo obligue a su víctima a exiliarse hacia la muerte, el zombie pasa una temporada entre los suyos. Aunque existen tipos de hormigas que ya han detectado al hongo, y obligan a la víctima a marcharse, la gran mayoría no se da cuenta de que su compañero de toda la vida, el bueno de Charlie, o cómo se llame una hormiga, está muerto. Es un muerto andante.

¿Te imaginas lo que ocurriría si surgiera la especie 601 de Cordyceps, adaptada a un anfitrión más grande como, por ejemplo, el ser humano?

Si quieres adelantar su llegada, ya sabes lo que te toca: irte a las selvas tropicales, coger muestras de insectos muertos por el hongo y analizarla en busca de una forma de ampliar sus funciones. Que alcances a crear tu ejército de no-muertos será solo cuestión de tesón, suerte e ingenio.

¿No te parece muy sugerente la imagen de un científico chiflado jugando con hongos? ¿Y con abejas? Son más siniestras y pegan con el plan, ¿no?

Y es que el Cordyceps no es el único elemento de la naturaleza que sabe crear zombies. 

Hace un par de años, el biólogo Philippe Fernández-Fournier se encontraba en el Ecuador, estudiando los parásitos que habitan en los nidos de la Anelosimus eximius, una araña que tiene una curiosa particularidad: es sociable con las de su especie. Suelen cazar juntas y no suelen irse solas del nido.

El biólogo se extrañó al ver a una de las arañas deambular por su cuenta. Aún se sorprendió más al verla tejer un capullo de tela. Así que Fernández-Fournier se llevó el objeto para analizarlo. Dentro, se encontró con avispas jóvenes de la especie Zatypota (víaSmithsonian Magazine).

El ciclo que descubrió el biólogo es tan fascinante como tétrico:

La avispa adulta de la especie deja sus huevos en el abdomen de la araña. Cuando las larvas emergen, se alimentan de la “sangre” de la araña. Con el tiempo, acaban tomando control, la obligan a dejar el nido, a sus compañeras, para crear este capullo. Una vez terminado, las larvas devoran a su zombie-araña para tener energías suficientes mientras habitan dentro del receptáculo, a la espera de emerger como avispas.

¿Te imaginas experimentar con estas larvas hasta conseguir que alteren el comportamiento de un ser humano?

Si los insectos no te hacen gracia, existe un tercer método de creación de zombies que seguro que has visto como mínimo una vez en la tele.

Tercer método: La noche de las neuronas espejo vivientes

Hipnosis

Ahora mismo la cosa está complicada, pero cuando tengas la oportunidad, ve a una terraza concurrida y observa. Observa otras mesas atentamente. Fijáte especialmente en dos personas que estén charlando mientras toman algo.

Aún no lo sabes, pero estás buscando a un “maestro” o “maestra” y a su zombie. Es fácil detectar algo así, por insólito que sea: el/la líder se pondrá bien en la silla, y el “zombie” realizará inmediatamente el mismo movimiento o uno muy similar. El/la líder reirá y el zombie se reirá también. El/la líder tocará el brazo del zombie y este tocará el de su acompañante.

¿Has encontrado una interacción así? Genial, has encontrado a una pareja de enamorados.

La hipnosis o el trance sugestivo existe, solo que no se parece en nada a los shows que has visto por la tele. Cuando dos personas se encuentran en la misma sintonía, se establece una conexión muy personal, y normalmente empiezan a comportarse de la misma forma. Y lo habitual es que haya un maestro de ceremonias inconsciente, que lleva la iniciativa, y luego está quien le sigue sin tampoco saberlo.

No hay magia ni vudú en este proceso la mar de natural. Al fenómeno se le conoce como rapport y tiene que ver con las neuronas espejo (vía Skills You Need). Estas neuronas hacen lo que su nombre indica: ayudan a la persona a imitar el comportamiento de la otra persona a la que observa, es decir, se ha convertido en espejo, reflejo, imitación.

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Estas neuronas por cierto no solo la tienen los seres humanos: se han encontrado por ejemplo con primates. Especialmente los bebés “usan” inconscientemente estas neuronas para aprender a sobrevivir imitando a los padres.

En situaciones sociales agradables, lo normal es que la voz cantante vaya saltando de persona en persona. No suele haber un solo líder porque se crea un clima comunal en donde todo el mundo quiere imitar inconscientemente a todo el mundo.

Pareja feliz

Por eso, si quieres saber si una pareja está realmente enamorada, solo tienes que observar un rato. Si uno se convierte en el reflejo del otro, están en sintonía, quieren aprender mutuamente. En cambio, si hay disonancia de movimientos, de tono o de tipo de vocabulario utilizado… la cosa no va muy bien.

¿Y todo esto qué tiene que ver con los zombies? Pues que un rapport se puede provocar ante una persona o ante un grupo de personas. Se suele vender como técnica de marketing para convencer o persuadir a las víctimas (zombies) a hacer lo que el maestro (el bokor) quiere. Es una especie de hipnosis más sútil, real y por lo tanto impredecible que la de la tele. 

¡Y, al contrario que el polvo zombie, no hay que matar a nadie! Eso es un avance, ¿no?

¿Cómo se puede crear un rapport consciente con alguien? Para empezar, hay que desarrollar empatía, de lo contrario el plumero se ve enseguida (y por eso muchas llamadas de teleoperadores acaban abruptamente).

¿Por qué la empatía importa? Porque hay que observar a la persona con la que se quiere establecer un rapport, entender su lenguaje verbal y no verbal y repetirlo sutilmente para “entrar” en su canal y, una vez dentro, empezar a dirigir la escena.

Desconfía de los comentarios genéricos del estilo: tienes que sonreír, repetir el nombre de la persona, dar las gracias… Eso solo funcionará si la otra persona ha sonreído o notas que repite mucho tu nombre. De lo contrario se verán claramente tus intenciones.

Empatía

Cada persona es un mundo y no existe manual que abarque a todos. Lo que sí puedes hacer es fijarte en ciertos detalles:

  1. Busca aclarar el significado de sus palabras. Imagina que la persona con la que quieres hacer rapport te dice que se encuentra mal. Mal es una palabra muy inconcreta. Lo que es mal para ti puede ser bien para otra persona. Pregúntale qué quiere decir con mal. Otro ejemplo: cuando te haya enumerado los motivos por los que le han despedido, en lugar de darle la solución, haz un resumen de su enumeración y pregunta si se ha dejado algo. Pasarán dos cosas: a) la persona se sentirá a gusto porque puede expresarse y b) aprenderás sus particulares definiciones para palabras rutinarias.
  2. Escucha el tono de la persona. Si habla muy alto, habla muy alto también Si susurra, susurra tu también. Esto funciona para calmar a alguien estresado o cabreado: habla acelerado y la persona afectada por ansiedad se sentirá comprendida y se relajará. Si te sorprende eso, intenta hacer lo contrario. Habla con tono sereno a alguien enfadado, ¡verás cómo se ofusca aún más porque sentirá que no le estás entendiendo!
  3. Fijáte en su lenguaje corporal. Si cruza los brazos, se arregla el cabello, mueve su espalda… No imites al 100% sus movimientos o se mosqueará. Simplemente responde con un movimiento de duración e intensidad similar. Puede ser invisible para la otra persona, como doblar la pierna bajo la mesa.

Si tienes paciencia, vas practicando y tienes intenciones genuinas (esto es, entender a la otra persona), prueba con empezar un movimiento, cambiar las metáforas, proponer algo… Si hay rapport, la otra persona te seguirá entusiasmada. 

Dejando de lado la comparativa con los zombies, practicar tu rapport ayudará a tu pareja, familiares o amigos a arreglar sus problemas. Cuando alguien comenta un problema, quiere ser entendido, no espera una solución. Si en ese momento creas una conexión y habláis en el mismo idioma, tu amistad ya no se sentirá sola, verá el problema desde un ángulo más llevadero y encontrará solita la solución.

Y bien, ¿cuál es el método que seguirás investigando para llevar a cabo tus planes de conquista?

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