¿Cómo calmar la ansiedad? Síntomas para identificar un ataque

Quien escribe este artículo padece ataques de ansiedad desde hace años. Y estoy seguro de que, como yo, muchos de vosotros no supisteis identificar vuestro primer ataque. De hecho, este problema de salud mental se manifiesta de manera distinta en cada persona. Para ayudar al resto de personas a saber cuándo están sufriendo un episodio de este tipo, el psicólogo José Martín del Pliego explica cuáles son los principales síntomas de la ansiedad.

El doctor explica que “nos pasan muchas cosas cuando estamos sufriendo ansiedad en nuestras vidas. A nivel fisiológico, los síntomas son muy amplios: aumento de la tasa cardíaca, respiratoria y de la circulación sanguínea". 

Pero también problemas gastrointestinales, todo tipo de respuestas musculares. Fatiga, trastorno del sueño y aumento o disminución del apetito: "Se puede decir que gran parte de los problemas de salud por los que acudimos a la atención primaria son derivados de la ansiedad”.

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Emocionalmente, continúa el psicólogo, “sentimos miedo, estamos sobreactivados y tenemos la necesidad de luchar o huir; nos sentimos agitados y muy vulnerables, buscando protección en los demás y tratando de mantenernos en nuestros lugares de seguridad”.

Cuando llega la ansiedad, relata Martín del Pliego, “comenzamos a atender intensamente aquellas sensaciones internas que no queremos tener y, cuanto más intentamos no sufrirlas, más presentes están”.

Son frecuentes los síntomas disociativos, es decir, la percepción de no estar del todo presente en la situación, “como si una parte de nosotros no estuviera en ese momento”.

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La persona que sufre ansiedad, subraya el profesional, anticipa posibles situaciones de peligro como, por ejemplo, "dónde tengo que ir o cómo voy a estar, y rumiamos todo el tiempo cómo nos estamos sintiendo". 

Eso, indica, "hace que tengamos los pensamientos distorsionados, poco ajustados a la realidad de las cosas. Con todo esto, evidentemente se ve afectado el estado de ánimo".

¿Qué es la ansiedad? ¿Cómo surge?

Hay una parte del cerebro, comenta el experto, que se llama la amígdala: "No se trata de esa de la garganta que conocemos. En un órgano del tamaño de una uva que está desconectado del neocórtex, la parte de pensar". 

Esta se activa ante posibles situaciones de peligro "y se encuentra apartada de nuestra parte racional", afirma. 

Ante una situación de peligro, relata, se activa dando 3 respuestas biológicamente determinadas: escape, enfrentamiento y, cuando ya no hay huida, bloqueo. 

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Hay amígdalas que tienen más tendencia a estar crónicamente activadas porque, en su momento, casi siempre en momentos de la infancia que ni siquiera hay por qué recordar, se aprendió que era más útil para sobrevivir estar en alerta. 

Esa circunstancia hace que, en el presente, "nos activemos como si hubiera un peligro externo o interno que realmente no existe. Activamos respuestas aprendidas que no corresponden a nuestra realidad del presente". 

En definitiva, concreta, "nos desbordamos sin un peligro real delante. Eso es lo que es la ansiedad: miedo sin causa".

¿Cómo controlar la ansiedad?

La ansiedad es uno de los problemas de salud mental más comunes, y de los más incómodos para convivir con ellos, porque causan tiene derivadas en distintas áreas de la salud mental. De hecho, un porcentaje muy alto de las causas por las que se acude a terapia son derivados de la ansiedad.

"Cuando los síntomas nos desbordan, podemos, durante un tiempo, recurrir al tratamiento farmacológico para tratar de regularnos; pero eso solo puede ser temporal", deja claro Martín del Pliego. 

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Buscar asistencia psicológica es la manera más eficaz de solucionar estos problemas. Primero, "para saber lo que nos está pasando y de dónde viene el malestar". 

Y, con posterioridad, "para tener herramientas que nos ayuden a controlar los síntomas e, incluso, trabajar desde su origen para hacer un tratamiento más profundo y permanente".

¿Cómo identificar y calmar un ataque de ansiedad?

Ataque de ansiedad o trastorno de pánico es un derivado de los problemas de ansiedad en el que el principal problema es la interpretación catastrofista de los síntomas somáticos de la ansiedad, detalla el doctor.

La amígdala de la que antes se hablaba siente como peligro vital una reacción física, por ejemplo, la respiración agitada o la dificultad para coger el aire, el latido cardíaco, cierto mareo o inestabilidad. 

Cualquier sensación puede generar una “falsa alarma e identificarse como peligro y, por tanto, aparece la respuesta de alerta porque no queremos sentirnos así y surge el concepto de miedo al miedo”. 

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Paralelamente, subraya, aparece el miedo a no poder escapar, a estar atrapado, sintiendo ese miedo. Esto se va condicionando y la amígdala graba como peligro todo lo que hay alrededor del ataque, ampliando el abanico de situaciones, lugares o situaciones donde se reactiva más fácilmente la alerta.

Con el paso del tiempo, agrega, los estímulos internos aparecen de forma más repentina, es más difícil escaparse de ellos, se hace más resistente a desaparecer y, claro está, se van generalizando.

Mucha gente va al médico pensando que le pasa algo y sale con un diagnóstico de ataque de ansiedad. 

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La primera vez, resalta, "puede ser que no sepamos cuál es el problema pero, con el paso del tiempo, identificarlo resulta más fácil". 

Lo primero que tienes que hacer, asevera el doctor, es buscar un especialista que te lo explique para que puedas generar control. Iniciar rápido un tratamiento psicológico facilitará que no se instale de manera muy profunda y el pronóstico será siempre mejor.