¿Y si tu mismo estás causándote estrés? Cómo dejar de hacerlo según los consejos de una psicóloga

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  • Puede que no seas consciente de ello pero en ocasiones tu comportamiento o decisiones podrían hacer que algo se vuelva más estresante de lo que es.
  • Darte cuenta de hasta qué punto influyes en tu propio bucle tóxico te ayudará a darle la vuelta a la tortilla, según los consejos de la psicóloga Fallon Godman.

El estrés nunca es agradable. Estás nervioso, irascible, no puedes concentrarte y tu estomago está del revés. 

No obstante, existe una tendencia a ver este como algo que te sucede de manera irremediable sin que puedas hacer mucho. Es cierto que a veces esto puede ser así. Como cuando debes hacer malabarismos entre un trabajo extenuante y tus obligaciones familiares o para llegar a fin de mes.

Pero para la profesora adjunta de Psicología y directora del Laboratorio de Emoción y Resiliencia de la Universidad George Washington, Fallon Goodman lo interesante está en el papel que desempeña una persona a la hora de determinar lo estresada que se siente. O dicho de otra forma cómo tú mismo influyes en tu estrés.

Como explica en Inverse su trabajo está relacionado con la hipótesis de que las personas pueden crear momentos estresantes como resultado de su comportamiento o decisiones. Lo que en el ámbito de la investigación se conoce como "acontecimientos vitales estresantes dependientes". Básicamente, cuando provocas una discusión con tu pareja o posponer una tarea difícil hasta que está apunto de cumplirse el plazo.

En un paso más allá de su investigación, Goodman y su equipo estudiaron el papel que en esto puede tener la ansiedad social, que se caracteriza por el miedo intenso a ser juzgado que lleva a evitar situaciones sociales. 

Sus hallazgos, publicados recientemente en Journal of Affective Disorders muestran como este trastorno puede generar mayor estrés. "Esto crea un ciclo tóxico del que puede ser difícil salir". 

Sin embargo no se trata de culpabilizarse, sino de utilizar esto para obtener una ventaja. Ya que darte cuenta de hasta qué punto influyes en tu propio estrés puede ayudarte a darle la vuelta a la tortilla. 

Cómo gestionar el estrés para que no se te vaya de las manos

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Goodman recomienda empezar por identificar qué acontecimientos y áreas concretas de tu vida te estresan más. Para que resulte más fácil puedes elaborar una lista con ello.

Ahora se trata de reflexionar sobre cómo tú mismo influyes en cada uno de esos eventos. Es decir, analiza si de alguna manera contribuyes a hacerlos más estresantes. "La mayoría de las veces, nuestras personalidades o comportamientos están avivando el fuego del estrés", matiza Goodman.

Para que esto sea más sencillo, la especialista sugiere algunas preguntas que puedes responderte:

  • ¿Cuánto control tengo sobre la situación?
  • ¿Qué estoy haciendo —o dejando de hacer— para que la situación mejore o empeore?

Tu estrategia para controlar el estrés irá en función de tu rol en ese tipo de acontecimientos.

Si realmente no tienes ningún control sobre el suceso, Goodman aconseja recurrir a aquello que pueda hacerte sentir mejor. Por ejemplo, acudir a amigos o familiares, salir a dar un paseo o hacer alguna actividad que te agrade.

 

Si tienes algún control sobre el suceso "debes identificar qué estás haciendo para causar o empeorar el factor estresante", recomienda Goodman. Un ejemplo de ello sería dejar cierta tarea del trabajo para el último momento o esa charla con tu jefe que no dejas de posponer por no querer afrontarla.

Piensa en aspectos como "¿Qué hace, dice o piensa? ¿Qué patrones problemáticos causaron este factor estresante?". Si padeces ansiedad social puedes considerar cómo tu miedo al rechazo puede estar dificultando su situación.

Una vez que todo esto esté claro en tu cabeza la solución pasa por crear un plan para poner fin a esos "comportamientos, palabras y pensamientos que no ayudan".

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