Esta joven ha superado su adicción al móvil creando un club con sus compañeros del instituto

Estando en el instituto, era difícil prescindir del móvil, pero mis amigos y yo lo conseguimos y comenzamos a disfrutar del momento.
Estando en el instituto, era difícil prescindir del móvil, pero mis amigos y yo lo conseguimos y comenzamos a disfrutar del momento.

Rachel Mendelson/Insider

Las redes sociales son una epidemia, en eso estamos todos de acuerdo. Lo extraño es que yo, que voy al instituto, también lo piense.

Por ese motivo, mis amigos y yo creamos el Club Luddite (club de los luditas). Los luditas eran artesanos ingleses que, en el siglo XIX, protestaron contra las máquinas que les quitaban el trabajo. Actualmente, un ludita es alguien que se opone a la tecnología.

Todos odiábamos nuestros smartphones y la carga que conllevan: el uso incesante de las redes sociales, los selfies... Ninguno quería seguir siendo adicto a la pantalla, pero era difícil dejarlo. Así que creamos el club con la intención de ofrecer un espacio en el que pudiéramos dejar de lado nuestros móviles.

No tienes que deshacerte de tu teléfono para unirte al club de los luditas. Algunos de sus miembros, entre los que me incluyo, han pasado de los teléfonos inteligentes a los móviles de toda la vida. Otros siguen teniendo iPhone, pero intentan pasar menos tiempo utilizándolo. Cuando el club se reúne, la única regla es: nada de smartphones. Ni TikTok ni Instagram. Solemos reunirnos en la gran biblioteca pública de Grand Army Plaza, en Brooklyn (Nueva York). Hablamos de libros o de nuestros planes para el club. Mucha gente dibuja. Algunos leen. Pero, sobre todo, pasamos el tiempo sin estar pegados al teléfono.

El club de los luditas se formó en 2021, liderado por mi amiga Logan. Ella fue la primera en deshacerse de su smartphone, allá por 2020. Al principio no creí que su experimento fuera a durar o que fuera posible. ¿Cómo podría una adolescente moderna sobrevivir sin las redes sociales? Pero no ha vuelto a tener teléfono inteligente y ha sido una gran influencia para todos nosotros. Según Logan, el ludismo es un estilo de vida: un viaje en el que todos los adolescentes pueden y deben embarcarse.

Cuando me convenció para que me deshiciera de mi smartphone en enero, me pasé un poco de la raya: estuve un mes entero sin teléfono. A mis padres les pareció demasiado drástico. Me podían localizar llamando al móvil de un amigo, o yo misma podría llamarlos a ellos, pero eso anula el propósito de deshacerse del teléfono. Además, todavía había fiestas a las que ir y gente que conocer, y me sentía demasiado sola. Así que me compré un teléfono antiguo e, inmediatamente, me sentí aliviada al estar conectada de nuevo.

Cuando me deshice de mi smartphone, hubo algo que noté enseguida: todos esos momentos en los que normalmente habría sacado el teléfono por puro acto reflejo (en el metro, en la cola de la tienda o al ir al baño) eran ahora momentos de silencio. Para algunos, esto puede ser un problema, aunque realmente es muy positivo tener esos instantes para estar contigo misma, en silencio.

Sin teléfono, me vi obligada a experimentar estos momentos y a saborearlos de verdad. Repasaba mis planes para ese día, recordaba algo de hacía 5 años, o intentaba encontrar la respuesta a algo que me estresara. Encontré tiempo para pensar en cosas creativas. También empecé a leer más y noté que me concentraba mejor. 

Después de eso, me uní a Logan para difundir lo maravillosa que se estaba volviendo mi vida sin un smartphone. Muchos de mis amigos no podían concebir la vida sin su iPhone. Pero algunos me escucharon, y al cabo de unas semanas, mi amiga Odille también se deshizo del suyo. Las 3 nos sentimos como un grupo y fue entonces cuando nació oficialmente el club de los luditas.

El club no iba de odiar los móviles, sino de celebrar la libertad que recuperábamos al renunciar a ellos. Encontramos artículos en los que se informaba de que aproximadamente el 84% de los adolescentes tiene un smartphone y el 50% se considera adicto a él. Por todas partes veíamos los efectos negativos de las redes sociales en las vidas de nuestros amigos, que se comparaban constantemente con los demás. Algunos borraban sus aplicaciones, pero las volvían a instalar a los pocos días.  

Por eso, siempre espero con ilusión las reuniones semanales del club de los luditas. Sé que algunos miembros vuelven a usar sus smartphones en cuanto terminan las reuniones pero, mientras tanto, tenemos una verdadera interacción humana. Ahora mismo, somos al menos 9 los que nos hemos pasado a móviles sin acceso a internet. Otros vienen porque les gusta desconectar del teléfono durante un rato.

Fuera de las reuniones, tenemos la norma de no sacar nunca el teléfono, ni siquiera los normales, en compañía de otros. Esto crea cierta presión de grupo, pero de forma saludable. Si alguien saca e suyo, los demás comienzan a gritar: "¡Guarda ese teléfono ahora mismo! ¿Qué estás haciendo?".

No voy a mentir: hay veces que echo de menos mi móvil. Una noche en la que hacía mucho frío, mi amiga y yo quisimos ir a una fiesta, pero como no teníamos Instagram, no sabíamos dónde era. Así que empezamos a llamar a nuestros amigos, pasando frío al lado de una cancha de baloncesto y marcando tan rápido como podíamos. Al final, otra amiga respondió y fuimos a la fiesta con ella, pero tardamos un poco. En ese sentido, tener un teléfono con internet compensa, la verdad.

Otra de mis amigas tiene un móvil plegable, pero también tiene perfil en Instagram. Cuando estamos con personas que todavía tienen smartphones, los pide prestados para consultar la red social. No es muy ludita, pero al menos creo que le ayuda no estar constantemente conectada. 

6 meses después de que se fundara oficialmente el club de los luditas, no solo seguimos con fuerza, sino que estamos creciendo. Al principio eran sobre todo chicos del instituto de Logan, pero luego se unieron algunos que estudiaban en otra parte. Ahora, 2 amigos, Biruk y Ozzy, intentan crear algo similar en su propio instituto. También hemos iniciado algunos proyectos para llevar la misión del club al mundo. Esperamos crear minibibliotecas en Brooklyn, con carteles pintados por nuestro club. 

No voy a entrar a despotricar sobre por qué tú (si eres niño) o tus hijos (si eres padre) deberían deshacerse de sus smartphones. Como todos sabemos, eso no va a suceder. Pero eso no significa que no puedas sacar nada de esto y, al menos, convertirte en un miembro ocasional de tu propio club de los luditas personal o incluso crear uno en tu propio instituto o colegio. Aprender a estar bien con uno mismo sin el teléfono, sin los constantes comentarios de los demás, es algo importante que hay que conseguir. O, al menos, intentarlo de forma consciente. Apreciar el momento también es algo increíblemente poderoso. Si tuviese que decirle algo al resto de los adolescentes, sería esto: dedica tiempo a conocerte a ti mismo y a explorar el mundo que te rodea. Es mucho más satisfactorio (y mucho más real) que mirar la pantalla del móvil.

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