Cómo llegar a los 122 años: 3 secretos de la que fue la mujer más vieja del mundo

La mujer más anciana del mundo, Jeanne Calment, sostiene su CD semanas antes de celebrar su 121 cumpleaños el 21 de febrero en Arles, al sur de Francia.
La mujer más anciana del mundo, Jeanne Calment, sostiene su CD semanas antes de celebrar su 121 cumpleaños el 21 de febrero en Arles, al sur de Francia.

Reuters

  • Jeanne Calment fue la mujer más longeva del mundo: vivió en 2 siglos distintos, saltó a la esfera pública con 113 años y murió con 122 por causas naturales.
  • Un reciente artículo publicado en la CNBC revela 3 factores del estilo de vida de la francesa que pudieron contribuir a su longevidad de récord. 
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Si nunca has escuchado hablar de Jeanne Calment, probablemente te sorprenda tu historia. Esta mujer francesa vivió casi medio siglo más que la media. Vivió toda su vida en la ciudad de Arles, se hizo famosa con 113 años y batió un récord Guiness al llegar a la edad de 122 años y 164 días. 

Como curiosidad, Calment saltó a la palestra mediática en la conmemoración del centenario de la visita de Vincent van Gogh a Arlés, cuando la anciana aseguró a los periodistas que de niña había conocido e interactuado con el virtuoso pintor postimpresionista. 

La vida de Calment fue acomodada y sin gran estrés: practicó esgrima hasta los 85 años y montó en bicicleta hasta los 100. También caminó sin necesidad de usar bastón hasta los 114. Tal y como recoge su perfil de Wikipedia, a los 118 años tenía una capacidad cognitiva y lingüística parecida a la de una persona de entre 80 y 90 años. Sobrevivió a 328 supercentenarios verificados.

Recientemente, la CNBC dibujaba en un artículo algunos de los factores del estilo de vida que podrían haber contribuido al carácter centenario de Calment. Aunque a la ciencia le queda mucho por averiguar, se sabe que los factores ambientales, la compañía o la alimentación son decisivos para vivir más, como atestiguan las zonas azules o la famosa dieta japonesa de Okinawa

 

Su longevidad no ha estado exenta de controversia: hace unos años, un matemático ruso la calificó de impostora, asegurando que no había vivido tanto tiempo y que su hija Yvonne habría usurpado su identidad tras su muerte. Tal y como recoge el diario El País, Arles salió a defenderla. 

Antes de escarbar en el secreto de su vida casi eterna, algunos datos: se casó con un primo segundo adinerado a la edad de 21 años, cultivó numerosas aficiones como el tenis, el ciclismo, la natación, el patinaje, el piano y la ópera, solo tuvo una hija y decía de broma que "competía con Matusalén". Desde los 110 años vivió por voluntad propia en una residencia de ancianos. 

El 17 de octubre de 1995 se convirtió en la persona más vieja jamás conocida después de haber superado el caso (actualmente verificado como falso) de Shigechiyo Izumi de Japón. Ese mismo año se estrenó un filme documental sobre su vida 

En 1995 se estrenó una película documental sobre su vida, titulada Beyond 120 years with Jeanne Calment. Al año siguiente vio la luz Time's Mistress, un disco compacto de cuatro pistas donde Calment habla sobre un fondo de música rap. Murió por causas naturales a los 122 años, con la hazaña a sus espaldas de ser la persona más vieja del mundo registrada y confirmada. 

Antes de fallecer, Calment se reunió y habló de su vida con Jean-Marie Robine, experto demógrafo que estudia los vínculos entre salud y longevidad. El especialista señala que buena parte de su longevidad obedece a la casualidad "porque es algo excepcional". 

Estos son, no obstante, algunos aspectos de su vida que contribuyeron a que viviera tanto tiempo.

1. Era rica y nunca tuvo que trabajar

Jeanne Calment pudo ir a la escuela hasta los 16 años —algo que a finales del siglo XIX no era lo más probable para una mujer— y recibir clases particulares de cocina, arte y danza hasta que se casó a los 21 años.

La francesa vivía en un barrio agradable y pertenecía a una familia burguesa, por lo que pudo cultivar sus diversas aficiones a lo largo de toda su vida. Su existencia transcurrió sin estrés y nunca tuvo que trabajar. Relató que nunca tuvo que cocinar ni ir a hacer la compra, ya que otras personas eran las encargadas de estas tareas. 

2. Pocos cigarrillos

Hasta que se casó, Calment no podía fumar porque era un hábito totalmente prohibido para una chica de buena familia, dice Robine. "Hay que recordar dónde estábamos, a finales del siglo XIX en un pueblecito del sur de Francia", explica a la CNBC.

Sin embargo, nada más casarse, el marido de Calment le ofreció un cigarrillo. Y aunque ella estaba muy contenta de poder saltarse la prohibición social, no le pareció agradable probar el tabaco. 

Algunas fuentes dicen que fumaba cigarrillos de vez en cuando y otras apuntan a que el hábito era diario pero la cantidad, poca. Tal y como recoge Xataka, esta mujer fumó dos cigarrillos diarios desde sus 21 años y hasta los 117, cuando abandonó el tabaquismo. 

Calment también decía usar aceite de oliva en casi todo lo que comía y relató en varias ocasiones que bebía vino de Oporto y comía cerca de un kilo de chocolate a la semana.

3. Tenía una gran vida social

Con tanto tiempo libre, Calment no tenía "absolutamente nada que hacer, excepto cuidar de sí misma, visitar Francia y tener actividades sociales", detalla Robine.

La mujer pasaba la mayor parte del tiempo asistiendo a actos sociales y conociendo gente nueva, sobre todo porque "la gente organizaba bailes en casa".

Con su marido, también podía viajar a menudo e ir a París a ver la Torre Eiffel, que entonces estaba en construcción. "Estaba descubriendo este mundo fascinante en el cambio del siglo XIX al XX".

En definitiva, Calment disfrutó de la compañía, la alegría y el disfrute de los placeres de la vida, puesto que no tenía excesivas preocupaciones ni tampoco aprietos económicos de ninguna índole. 

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