Cómo puede afectar la llegada de los robots al empleo en la viabilidad de las pensiones

Un anciano prueba un robot humanoide
  • El crecimiento de los robots y la automatización del trabajo hace que los expertos analicen cómo esto va a afectar al mundo laboral y al sistema de pensiones.
  • Frente al pesimismo sobre la posible destrucción de empleos, algunos expertos destacan la oportunidad para reducir la desigualdad, el desconocimiento financiero y los desequilibrios demográficos. 
  • El desarrollo de la Inteligencia Artificial, además de mecanizar ciertas áreas de trabajo, hará aflorar profesiones que todavía no existen.

En 2015, había en todo el planeta 1,6 millones de robots. En 2019, habrá un millón más, según la Federación Internacional de Robótica, y la cifra no dejará de aumentar en los próximos años. A pesar de que muchos informes se han centrado en la pérdida de empleos que supone la automatización de ciertos trabajos a corto plazo, existen oportunidades a medio y largo plazo para que el despertar laboral de las máquinas suponga un beneficio para la humanidad.

Esa es una de las conclusiones de la III Conferencia Internacional sobre Longevidad y Soluciones para la Jubilación, organizada por Analistas Financieros Internacionales (Afi) y el Instituto Santalucía. Bajo el título ¿Pagarán los robots nuestras pensiones?, el evento ha contado con un panel de expertos internacionales que ha analizado las posibilidades y riesgos que suponen la mecanización y el aumento de la longevidad.

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Uno de los temas que ha centrado el debate ha sido el papel de la digitalización y los robots en el futuro del mercado laboral y la jubilación.

Esta cuarta revolución industrial coincide con un momento de debate en torno al futuro de las pensiones en España, que podría pasar por una reforma del modelo a través del Pacto de Toledo o por el paso a un esquema de apoyo privado de las pensiones públicas. 

En qué invertir pensando en la jubilación

Arun Muralidhar, profesor adjunto en George Washington University y CEO de AlphaEngine Global Investment Solutions y M-Cube Investments Technologies, y Christopher Mayer, CEO de Longbridge, han centrado sus intervenciones en los nuevos formatos de ahorro e inversión centrados en la jubilación, debido al aumento de la longevidad y el avance digital.

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Para el profesor Muralidhar, las soluciones actuales al problema de la financiación de las pensiones están basadas en una teoría financiera incorrecta.

Por ello, ha defendido la necesidad de poner en marcha lo que denomina SeLFIES, un tipo de bono ligado a la pensión, señalando la necesidad de dividir las rentas del ahorro en líneas de crédito mensuales que permitan mantener el nivel de vida.

Mientras, Christopher Mayer ha afirmado que las hipotecas inversas son un instrumento potente para mantener el nivel de ingresos tras la jubilación, desestimando otros como la inversión inmobiliaria, especialmente en España. A pesar de la mala fama de estos productos, el profesor Mayer ha recalcado su potencial para sostener los sistemas de pensiones.

Una renta universal para sobrevivir a los robots

Nuria Oliver, directora de investigación en Data Science de Vodafone, ha destacado que la Inteligencia Artificial (IA) seguirá avanzando gracias al deep learning y "tiene la capacidad de transformar muchos sectores, porque es transversal, invisible y ubicua".

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Más allá de su impacto económico, la doctora Oliver ha señalado la necesidad de reforzar la educación a todos los niveles para hacer a la sociedad partícipe de estos avances y, del mismo modo, replantear los mercados de trabajo y los sistemas de pensiones y aprovechar "el exceso de productividad de la IA debería usarse para una renta universal básica que permita que todos nos podamos retirar".

Esta opinión no ha contado con el respaldo de su compañero de panel, Seth Benzell, post doc en la MIT Iniciative on the Digital Economy, que ha señalado que fijar una renta básica podría suponer un desincentivo para el trabajo. Así, ha puesto como ejemplo el sistema de subsidios en EE.UU., que solo entrega ayudas a aquellos que trabajan, por poco que sea el salario que ganen, pero no a quienes no lo hacen.

Benzell ha atribuido el aumento de la desigualdad social a la disrupción tecnológica, pero ha rechazado la idea de poner impuestos a los robots. En su opinión, es más conveniente el uso de impuestos negativos para que las rentas más altas y las más bajas se compensen y la digitalización acorte esa brecha.

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