El caso de Broadus Palmer: así es cómo puedes ganar cerca de 90.000 euros anuales trabajando en la nube y sin estudios universitarios

Broadus Palmer
Broadus PalmerBroadus Palmer
  • Broadus Palmer es un ejemplo de cómo acceder a un sector laboral bien valorado, por uno mismo y sin estudios superiores. Palmer se ha formado en la nube, con sus medios, y cree que cualquiera puede hacerlo. 
  • Su carrera empezó por su afición a coleccionar zapatillas caras. Palmer usaba bots para vender y comprar en internet. Un día decidió aprender más sobre esas herramientas, lo que le llevó a pasar un año estudiando —por su cuenta— las tecnologías que se despliegan en la nube.
  • Sin embargo, a Palmer le costó encontrar trabajo en el sector, después de que le rechazaran en muchísimas empresas. Al final, un directivo supo valorar su potencial, la pasión que tenía y su creatividad, y le ofreció un empleo.
  • Ahora vive de enseñar a otras personas su conocimiento sobre la nube. Tiene su propia firma de coaching, Level Up With Broadus.
  • Palmer considera que es un buen momento para iniciar una carrera en el ámbito de la computación en la nube, a pesar del malestar social que hay actualmente en EEUU y tras el COVID-19.
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El momento decisivo en la vida de Broadus Palmer tuvo lugar cuando el programa de televisión estadounidense, 'Good Morning America', se presentó en su primer trabajo. 

Palmer era comercial en una compañía de préstamos rápidos y el programa fue a grabar, mientras una mujer contaba a cámara como ese tipo de operaciones le habían arruinado. Inmediatamente, Palmer decidió dejar el trabajo, para no seguir haciendo ofertas engañosas a la gente. Empezó en un banco. 

Palmer siguió en ese sector durante 15 años hasta que encontró una salida en la tecnología. Se había casado joven y había formado una familia, así que su sueldo no le llegaba para mantenerse. Un salario medio en banca convencional para clientes suele estar por debajo de los 44.640 euros anuales (50.000 dólares), siendo la franja más alta para cargos con experiencia, según datos del portal de búsqueda de empleo Glassdoor. 

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"Quería tener una carrera que me motivase y que estuviera mejor pagada. Necesitaba estabilidad financiera. Siempre me había interesado la tecnología, pero no sabía muy bien qué era lo que realmente quería. Y siempre que preguntaba a mi entorno y pedía consejo, cada persona me recomendaba una cosa diferente, así que acababa estando más perdido", dice a Business Insider.

También se encontró con otros obstáculos. A Palmer le encantaban los ordenadores y los dispositivos en general, aunque desconocía la parte técnica: cómo funcionaban. Además, tampoco tenía estudios superiores. Parecía que conseguir un puesto de trabajo en la carrera tecnológica era algo que, simplemente, no estaba a su alcance. 

Pero no. Palmer tenía el futuro a sus pies —literalmente—.

De las zapatillas a los bots

"Colecciono zapatillas", dice —reconociendo que es un hobby caro—. Palmer también hacía negocio con las deportivas, comprando y vendiendo en internet. 

En un intento por conseguir los mejores precios, contrató un servicio de bots para las zapatillas. Son programas de ordenador que filtran y analizan todas pujas en internet con el objetivo de conseguir las mejores ofertas. Es mucho más fácil que hacer el mismo proceso de forma manual. 

Un par de zapatillas de adidas de edición limitada a subasta en Berlín, Alemania.
Un par de zapatillas de adidas de edición limitada a subasta en Berlín, Alemania.Reuters

Un día Palmer se dio cuenta de que no tenía ni idea de cómo funcionaban los bots, así que lo miró. Para su sorpresa, leyó: 'estos bots están en la nube'. "No sabía que era la nube", cuenta. A medida que seguía leyendo, Palmer se fue haciendo más preguntas. Descubrió que Amazon Web Services tenía formación gratis para principiantes. "No había requisitos para solicitar la formación, solo había que apuntarse y esforzarse". 

Palmer también descubrió que losarquitectos de la nube estaban muy bien pagados y que había mucha demanda de esos perfiles. "Me di cuenta de que pagaban una media superior a los 120.000 euros anuales, así que pensé que era ahí hacia donde quería ir".

Con todo, seguía necesitando ayuda para lograrlo. Así que buscó formación específica para seguir aprendiendo, aunque vio que los cursos se le iban de presupuesto. "Pedían más de 3.500 euros por dos días de clases. Tampoco me servía, ya que no iba a aprender en un par de días". 

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Finalmente, Palmer descubrió Linux Academy, que costaba cerca de 25 euros al mes, en aquella época —el precio le creó cierta desconfianza incial—. Tras informarse, vio que se trataba de un sitio conocido y con buena reputación, así que decidió intentarlo. 

Aprobó los primeros 2 certificados. "Estaba muy motivado", recuerda. 

Pero después, suspendió la tercera prueba, que era la más difícil. Así que sus ánimos se quedaron por los suelos.

"Cuando llegué a casa le dije a mi mujer que quería dejar todo esto", cuenta. Su mujer le convenció para que siguiera intentándolo y, tras 2 semanas más de estudio, consiguió aprobar.

Dio 8 meses de clase y se hizo su propio portfolio, lo que le valía para compensar su falta de experiencia en el sector. Por fin, Palmer ya tenía todo para poder aplicar.

Otra decisión inteligente

Palmer tomó otra decisión acertada e inteligente: empezó a promocionar su experiencia de aprendizaje personal en la nube, colgando vídeo en LinkedIn y YouTube. Como no había hecho nunca unas prácticas, pensó que su entusiasmo podría llevarle a algún sitio.

Aun así, no fue fácil. Echó su CV en cinco empresas, en las que consiguió entrevistas, pero nunca ofertas. Y, cuando Linux Academy publicó una vacante como profesor, Palmer pensó que tenía posibilidades, ya que él mismo se había formado allí, con el mismo método. Tampoco le cogieron. 

Pero uno de los directivos le dijo: "Valoro mucho la pasión. Tú estás haciendo todo esto solo y, además, tienes nuestros certificados, así que he creado un puesto de trabajo para ti", cuenta Palmer. 

Su primer salario no fue de 120.000 euros anuales, pero sí ganaba más que en el banco. Así que Palmer empezó dando apoyo a los profesores, como asistente. Un año después, le ofrecieron ser maestro. Hoy en día enseña la tecnología de nube de Amazon y Google

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Y la gente que había visto sus vídeos empezó a acudir a él y a preguntarle consejo.

Palmer se dio cuenta de que tenía un negocio potencial entre manos: el coaching. Así que creó su propia compañía, Level Up with Broadus. Su trabajo diario sigue siendo dar formación, lo que complementa con su empresa. De ahí saca más de 2.600 euros a la semana por cada curso de 16 a 20 semanas, donde enseña todo lo que no es la parte técnica: a hacer entrevistas o a elaborar un buen portfolio.

Ahora están apuntados una docena de alumnos y tiene 3 empleados. Y está tan ocupado que ni siquiera le ha dado tiempo a crearse una web.

Dos años después de meterse en el mundo de la tecnología ya ha superado su objetivo de cobrar 120.000 euros anuales. 

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Como hombre negro que ha estudiado por su cuenta y que se ha metido solo en el mundo de la tecnología, en un sector en el que la diversidad no abunda, Palmer tiene una visión única sobre su posición en un entorno como el de la nube.

"Quiero que la gente sepa que podemos conseguir nuestros propósitos. Todo el mundo puede", afirma.

Palmer dice que él empezó su negocio de coaching para ayudar a más gente negra entrar en el ámbito tecnológico. Quiere acabar con el mito de que ellos no pueden aspirar a entrar en ese mundo y menos sin estudios. "Solo por no haber ido a la universidad la gente piensa que no vas a tener un sueldo de 6 cifras. Creen que tienes que ser un genio para poder manejar ordenadores".

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Así que Palmer recomienda a aquellos que se hayan quedado sin trabajo por el COVID-19 que, sin importar de dónde vengan, deben invertir en educación y en formación.

También anima a los negros a ser quienes consigan cambios en el sector, creando nuevas startups y cubriendo las necesidades tecnológicas aún por resolver. 

"Necesitamos que nos escuchen y tenemos que ser resilientes. Hay que seguir luchando", subraya. "Si actualmente no hay diversidad en el sector tecnológico, ahí es dónde está la oportunidad. Ahí es dónde nuestra cabeza puede aportar algo. Todo el mundo debe construir un mundo mejor".

Este artículo ha sido originalmente publicado en BI Prime.

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