Si eres de los que retrasa la alarma una y otra vez antes de salir de la cama, este gesto podría estar escondiendo algunos problemas de salud

Puede que no haya nada más humano que posponer el despertador 5 minutos más.

A veces, hasta podría decirse que parece un doloroso placer. Pues hay quien sabiendo todo lo que le cuesta salir de la cama, en lugar de combatir la pereza, prefiere día tras día programar la alarma con más antelación de la necesaria para ir despertando poco a poco.

Pero darle al botón de snooze es más que un inocente gesto. Este hábito podría estar diciendo mucho de la calidad de tu sueño e incluso generar ciertos riesgo de salud, según los especialistas.

Así lo remarca en un artículo de 20Minutos, Adela Fraile, coordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario HM Puerta del Sur en Madrid.

"Esta conducta revela el trastorno de sueño insuficiente que sufre más de un 30% de los individuos", afirma.

O en otras palabras que si llegado el momento, no eres capaz de despertarte de manera natural y despejada, sin tener que recurrir a la constante alarma o incluso a litros de café, es que no estás descansando lo suficiente.

Lo que a su vez puede tener un impacto negativo en tu bienestar.

"Los efectos diurnos de esa privación de sueño van desde el mal rendimiento escolar y laboral, dificultad de concentración, fatiga, aturdimiento, trastorno de ánimo, hasta una mayor predisposición a sufrir un accidente", enumera la experta.

Las consecuencias en tu salud de retrasar la alarma unos minutos más cada mañana puede ir más allá.

Según el especialista Matthew Walker, neurocientífico y director del Centro de Ciencias del Sueño Humano de la Universidad de California, "cuando un reloj despertador nos arranca artificialmente del sueño, un estallido de la reacción de lucha o huida del sistema nervioso provoca un aumento de la presión arterial y una aceleración de la frecuencia cardíaca".

Por lo que a la larga podrías estar comprometiendo tu corazón.

Deberías despertarte de manera "natural" y por un estímulo lumínico

De acuerdo a la especialista, lo óptimo sería sincronizar tu reloj interno con el externo, es decir tu necesidad de descanso con el ciclo día-noche.

"Sería ideal finalizar el sueño con el estímulo lumínico del sol de la mañana, pero esto no es posible en la mayoría de los hogares", puntualiza Fraile.

Pues a "esa hora de la mañana se deberían haber puesto en marcha los mecanismos que nos ayudan a despertar: sueño ligero, aumento de la temperatura corporal, aumento en la secreción de cortisol y de otras hormonas", señala.

Lo que haría que te despertaras totalmente despejado, (como sucede los fines de semana o en esas películas en las que todo el mundo tiene tanto tiempo para desayunar).

Sin embargo, la realidad es distinta. Tu despertador te arranca bruscamente de una fase del sueño más profunda. Por lo que te levantas "atontado" y con esa necesidad de "un ratito más".

Y no haces más que empeorarlo. Ya que al intentar volverte a dormir, tu cuerpo se prepara para otro ciclo de sueño, que no se completa porque vuelve a sonar el despertador, lo que hará que te "despiertes aún más cansado".

La solución a esto: comienza a irte más pronto a la cama.