Cómo saber si te puedes permitir pagar algo que quieres comprar

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  • Cuando quieres comprar algo es posible que no sepas si, en realidad, te lo puedes permitir.
  • Hay una práctica que puedes seguir para que tengas conocimiento de si tienes la posibilidad de hacer o no una compra que se sale de los gastos habituales.
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Comprar cuando se tiene dinero es un impulso que muchos tienen sin tener en cuenta sus finanzas personales.

Ya sea un capricho o algo más necesario, gastar sin miramientos es una práctica habitual que puede conducir, a la postre, a tener unas cuentas desequilibradas: hay una gran cantidad de personas que no tienen en cuenta si el hábito del gasto se lo pueden o no permitir. 

Entonces… ¿Cómo se determina si puedes pagar algo o no?

Lo primero de todo es que, si no sigues un presupuesto, esta cuestión resulta muy difícil de responder. Al final presupuestar supone es el reflejo de una lista de prioridades formalizada. Si no dispones de uno, realmente no has formulado una lista de prioridades

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Por tanto, si ese es el caso, tus prioridades pueden cambiar fácilmente según la situación o tu estado anímico. En el fragor de la situación, puede que haya algún capricho que lo etiquetes de necesidad y ahí las cuentas de la economía doméstica se pueden ver ciertamente comprometidas. Y, si en ese mismo instante no tienes efectivo, probablemente termines cayendo en gastar lo que no tienes por un mero impulso. 

La impulsividad puede llevar al traste tu salud financiera

Manejar los impulsos es básico para mantener a rajatabla las conductas financieras inapropiadas. La impulsividad es el principal error que se comete a la hora de hacer adquisiciones que no se ajustan a tu flujo de ingresos gastos. 

Sin embargo, si presupuestas tu dinero, la situación es completamente diferente. Si has reservado dinero para algo habiendo presupuestado previamente, quizá sí que puedas pagarlo. No obstante, sin llevar una planificación adecuada tus finanzas serán excesivamente arbitrarias y pueden incurrir, incluso, en deudas peligrosas. 

Hay que hacer un seguimiento de los ingresos y gastos y hacer un balance mensual. Con ese monitoreo exhaustivo se puede ver, efectivamente, lo que cada uno se puede permitir.

Con este método, por tanto, si no has reservado liquidez para partidas concretas no podrás pagar esos caprichos. Es así de simple. Y al fijar un presupuesto adecuado, tomarás decisiones sobre los gastos sin involucrar a tus emociones. 

Esa es la razón por la que las personas que hacen un presupuesto tienden a gastar menos dinero que las personas sin ellos.

Cuidado con el cambio de prioridades en las finanzas personales

Con todo, tu vida avanza y las cosas pueden cambiar. En este sentido, no hay nada de malo en reevaluar tu presupuesto de vez en cuando y reorganizar cuáles son las prioridades. Por el contrario, es fundamental hacerlo cuando no te encuentres bajo presión. 

Si de pronto decides que hacer un viaje al extranjero resulta “imprescindible”, simplemente relájate un poco. Tómate tu tiempo. Observa tu presupuesto y mira si puedes hacer ajustes. Con solo ralentizar el proceso, es probable que ahorres dinero.

Los motivos por los que no consigues ahorrar dinero

Pon negro sobre blanco con tranquilidad. Así, si el cambio de prioridades arrastra más deudas o se traduce en que los gastos están por encima de los ingresos, entonces tendrás que descartar esa nueva planificación o hacer reajustes con otro tipo de gasto a la hora de presupuestar. 

Al final, las cuentas domésticas funcionan como una balanza y se trata de equilibrar el dinero entrante y saliente. 

Conseguir la aceptación familiar como uno de los objetivos

Una cosa es tener claro tu presupuesto y lo que puedas o no pagar y, otra, es hacer que tu familia sea también partícipe. Este es un paso crítico. Sin lograr que toda la unidad doméstica esté de acuerdo con una lista de prioridades comprometida, se pueden ocasionar algunas disputas. Esto, es algo que realmente nadie necesita, por lo que primero hay que hablar con la pareja. 

Fija todas las prioridades y el coste de esos artículos. Determina cuánto efectivo tienes disponible después de pagar los suministros básicos y ahorrar dinero para tu jubilación. Después, intercambia ideas con todos sobre los mejores usos para ese capital. 

Trabajad juntos y haced algunas concesiones. Analizad cómo el gasto en una cosa influye en lo que te queda para gastar en otras áreas.

Esto supone un gran aprendizaje para todos los involucrados. También es una técnica interesante para garantizar más paz y tranquilidad y menos desacuerdos. Además de eso, tendrás muchas más probabilidades de lograr tus metas financieras.
 

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