El aumento de la iluminación LED "amenaza con perjudicar la salud humana y animal", según un estudio: España es uno de los países más señalados

Contaminación lumínica

Alexander London/Unsplash

Europa está cambiando su alumbrado de farolas hacia las bombillas LED, un tipo de iluminación que podría tener efectos nocivos en humanos y fauna, según alerta una reciente investigación.

A partir de imágenes tomadas por astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas inglesas), el equipo de investigadores diseñó un mapa donde se observa la variación de la composición espectral de la iluminación artificial en toda Europa durante los periodos 2012-2013 y 2014-2020.

Los datos, publicados en la revista Science Advances, muestran el reemplazo progresivo del alumbrado público desde la iluminación a base de sodio de alta presión (en tono amarillento) a una mediante lámparas LED de color blanco y con mayores emisiones azules. Ahora se empiezan a publicar posibles efectos nocivos en la salud.

El cambio se observa en mayor proporción en Italia, Rumanía, Irlanda y Reino Unido. En España, los LED representaron el 61% de todas las ventas y el 56% del alumbrado público en 2017. Los países que han experimentado cambios menos marcados incluyen Austria y Alemania.

"Esta tendencia está aumentando ampliamente el riesgo de efectos nocivos para los ecosistemas", señalan el investigador Alejandro Sánchez de Miguel y sus compañeros de la Universidad de Exeter, (Reino Unido) en el estudio.

El trabajo subraya cómo los cambios en el alumbrado nocturno han influido tanto en la salud humana como en la naturaleza. El predominio de la luz azul tiene un impacto en la supresión de la producción de melatonina, la visibilidad de las estrellas y la respuesta fototáxica de los insectos.

La contaminación lumínica, un problema de salud mundial

Los ciclos de melatonina, la hormona del sueño, son componentes clave de los sistemas circadianos y determinantes de la organización temporal biológica para una multitud de organismos. Pero la producción de esta hormona se ve suprimida por la iluminación nocturna artificial. 

"El reloj circadiano regula el correcto funcionamiento de múltiples sistemas en el cuerpo humano. El principal factor sincronizador de este sistema es la luz que entra a través de la retina en nuestros ojos. La luz azul (...) es la más efectiva a la hora de sincronizar (o alterar) este sistema", matiza Anna Palomar, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

"El estudio de Alejandro Sánchez de Miguel y colaboradores subraya las carencias de estudios anteriores que han evaluado el incremento de luz artificial nocturna usando imágenes de noche, pero sin tener en cuenta el color de la luz emitida, por lo que las estimaciones se pueden haber infravalorado", añade la investigadora, que no participó en el estudio, en declaraciones a SMC España.

Las diferentes formas en que la contaminación lumínica afecta a la calidad del sueño y aumenta el riesgo de contraer enfermedades

Los cambios en el índice de melatonina estimados en el estudio revelan que el nivel de esta supresión ha crecido en toda Europa entre los dos periodos evaluados. "Los países que han experimentado aumentos particularmente grandes en estos riesgos ambientales incluyen Rumanía, España y Reino Unido".

Estudios anteriores ya han asociado la contaminación lumínica a peor salud mental y una peor salud cardíaca. Un problema que afecta al 80% de la población mundial.

También lleva asociado un impacto medioambiental

Como muestra, los aumentos en las emisiones en longitudes de onda azules también pueden alterar la respuesta fototáxica de las polillas y otros insectos a la luz nocturna artificial. Esta atracción hacia dicho tono de luz, lleva a que sus poblaciones se estén concentrando en zonas urbanas limitando la alimentación de murciélagos y aves en zonas boscosas y despobladas.

“Deberíamos considerar la luz desde una perspectiva biológica más amplia que la de los humanos [y] debemos centrarnos en una iluminación de mejor calidad que sea armoniosa con nuestro mundo natural", señala en The Guardian David Smith, de la organización benéfica de conservación Buglife.

"Una mejor calidad y niveles más bajos de iluminación ayudarían a ahorrar energía y reducir los costos financieros, al mismo tiempo que harían que nuestro entorno fuera más seguro para los invertebrados”.

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