¿Vivir viajando sin ser rico? Así lo ha conseguido esta pareja

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24hourtravellers

Cuando estás encerrado en la rutina del día a día, parece que nada pudiera sacarte de ahí. Pero los "y si..." tienen mucho potencial y una de esas suposiciones fue la que cambió para siempre la vida de este matrimonio asiático. 

Samantha Khoo le preguntó a su marido, Rene Sullivan, qué haría durante el resto de su vida si ella muriera mañana. Entristecido y tras reflexionarlo, él contestó que solo le quedaría viajar.

Esa fue la chispa para que la malasia y el singapurense cambiaran su vida. 

Saldar las deudas

Decidieron no esperar a que tuviera que pasar una desgracia para cambiar de rumbo. Antes de comenzar la aventura de viajar sin parar se encontraban algo vacíos. Tenían una casa, negocios propios, todo lo que se suponía que había que hacer a los 40 y no era suficiente.

"Fue un cambio de perspectiva. El dinero ya no puede ser nuestra moneda porque... nunca va a ser suficiente. El tiempo se convirtió en nuestra moneda: ¿cómo gastamos nuestro tiempo haciendo lo que queremos?", expresan en declaraciones a CNCB.

Antes de partir, vendieron sus bienes, también sus empresas y su casa. Entendieron que, al no pagar una hipoteca ni empleados, no necesitarían tanto dinero como hasta entonces. Así que dejaron todo y empezaron a hacer pequeñas inversiones para generar ingresos.

Para ellos, lo más importante a la hora de viajar libremente fue no tener la presión de pagar deudas. Tienen claro que no son ricos, por eso no podían permitirse tener grandes pujos. En el caso de su casa, se propusieron pagarla en 5 años.

Decididos, compraron una antigua furgoneta por 3.600 dólares y la camperizaron. Durante 3 años, viajaron por toda Malasia y Tailandia. Todo ello con la libertad de cambiar de rumbo en cualquier momento.

 

De la furgoneta al barco

Estaban planeando un viaje en la furgoneta de 6 meses con destino a Reino Unido, cruzando Asia y Europa, cuando estalló la pandemia.

Lo dejaron para más adelante y cuando se decidieron a hacerlo llegó la guerra. El escenario no era nada acogedor.

Con sus planes frustrados, Samantha empezó a soñar más allá de la carretera. Conoció la vida en barco a través de YouTube y se lanzaron a probarla. Antes de comprar un barco, eso sí, probaron a navegar y aprender sobre este mundo.

Después de 4 meses, compraron un velero de segunda mano por 15.000 dólares. Les encanta esa vida, pero es también sacrificada. Necesitan aprender constantemente, ya que cualquier pequeña reparación para un barco es muy cara. 

Para evitar tantos gastos están aprendiendo sobre el motor y las diferentes piezas de la embarcación a través de vídeos de YouTube y lo que le enseñan otros compañeros.

Aún no se ven preparados y por eso no han salido del puerto. Quieren ir poco a poco, pero sobre seguro. Mientras, hacen pequeñas salidas. Su objetivo es partir hacia Tailandia el año que viene.

Mientras viajan, documentan sus procesos a través de 24 Hour Travellers, que da nombre a su canal de YouTube y redes sociales. Allí también entrevistan a otros viajeros a la vez que viven nuevas experiencias.

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