ALK Abello, Quest Diagnostic, Rockwool y otras compañías desconocidas que pueden beneficiarse de la 'revolución sostenible', según un experto

Una trabajadora del campo en una plantación de lechugas en Almería
  • John William Olsen, gestor de fondos de M&G, explica las bondades de la inversión de impacto en un encuentro organizado por Finect.
  • El experto repasa las compañías que más se pueden beneficiar en los mercados de esta tendencia.
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El apetito por la sostenibilidad ha disparado la mayor atracción por la inversión de impacto, que cada vez capta a más inversores y gestores. 

A nivel mundial, en 2019 había ya 502.000 millones de dólares en inversiones de impacto por capitalización bursátil, mientras que en 2020 ha ascendido hasta los 715.000 millones con un crecimiento muy rápido. Representa aún muy poco dentro del mercado global, pero queda mucho margen de crecimiento, según apuntan los expertos.

Según las estimaciones que se barajan en la actualidad, cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas requerirá una inversión total de entre cinco y siete billones de dólares de aquí a 2030, lo cual podría brindar grandes oportunidades en el campo de la inversión.

La inversión de impacto es un término acuñado por algunas organizaciones para referirse a las inversiones de capital en empresas o fondos que generan bienes sociales y/o medioambientales junto a unos retornos para el inversor que pueden ir desde la simple devolución del capital a una rentabilidad por debajo del mercado.

Así, se espera que estos vehículos, que se usan para financiar proyectos con un impacto medioambiental o social positivo, contribuyan en gran medida a alcanzar esas cifras tan elevadas. La actividad económica y las necesidades de financiación asociadas a ella ofrecen amplias oportunidades a los inversores que aplican una aproximación de ESG (Inversión Socialmente Responsable) para distinguir entre las firmas que están bien posicionadas para esta transición y las que no. 

John William Olsen, gestor de fondos de M&G, explica en BIOS - Best Investment Opportunities, un encuentro organizado por Finect, cuáles son las oportunidades en el espectro de las inversiones de impacto y por qué pueden ser interesantes para extraer rendimientos en el futuro.

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El contexto actual revela que el impacto generado por la pandemia en los activos de riesgo debería disipar cualquier duda persistente sobre si el interés en las estrategias ESG podría perdurar ante las condiciones de estrés del mercado. 

Mientras que la industria de fondos sufrió salidas netas durante el primer semestre de 2020, en particular en la gestión activa, las estrategias centradas en inversión sostenible siguieron registrando entradas. Esta resistencia de la demanda es una muestra de su rentabilidad durante el periodo de volatilidad.

“Lo más importante es que el análisis de las empresas utilizando un marco de análisis ESG se considera cada vez más parte integral de la evaluación de los riesgos de inversión a largo plazo que sirven como clave determinante para la rentabilidad”, resalta William Olsen.

De compañías que aspiran a mejorar los sistemas de movilidad a soluciones en el ámbito de la salud e innovaciones en la calidad de la enseñanza

El experto de M&G asegura que no solo se trata de elegir un área que se puede beneficiar de un avance hacia una mayor sostenibilidad que tenga impacto en las empresas y en la economía en general, sino tener un enfoque en el que se apueste por activos en los que la mitad estén centrados en el aspecto medioambiental (acciones climáticas, la economía circular o soluciones medioambientales) y el otro 50% en el aspecto social (mejor salud, mejores condiciones de vida, y una mayor inclusión social).

“Se trata de invertir en todo este grupo y nosotros tenemos 30 títulos en la cartera”, afirma. “El punto de partida es tener una exposición mínima de 10 años para alcanzar con este tipo de fondos un buen perfil de rentabilidad/riesgo”, concreta. 

El gestor de M&G dice que no solo se trata en comprar impacto para las compañías, sino de un fondo de inversión donde, si se invierte mucho tiempo intentando saber qué empresas se pueden beneficiar de esta tendencia a futuro, tenga un impacto significativo. 

“Invirtiendo con un horizonte temporal a 10 años, nos permite encontrar las compañías que pueden tener un mejor retorno de capital en las próximas décadas, pero manteniéndose firmes con sus valores”, explica. “Nos centramos en la intención y la calidad de la firma en concreto”, cuenta. 

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La gestora se centra en empresas que utilizan nuevas tecnologías y están aprovechando nueva investigación y desarrollo que tendrá un impacto a futuro en la sociedad. Además, también en los que capacitan esta dinámica creciente: desarrolladores de software o empresas que hacen más sostenibles las industrias.

¿Y cuáles son esas áreas destacadas dentro de esta orientación?

Algunas se pueden encontrar en la mejora de los sistemas de movilidad, soluciones en el ámbito de la salud, los avances en la calidad de la enseñanza, la apuesta por el incremento en la calidad de vida, o en soluciones para mejorar la eficiencia energética, revela el experto. 

En este sentido, habría compañías mejor posicionadas para aprovecharse en los mercados de esta creciente tendencia. “ALK Abello, por ejemplo, tiene mucha capacidad de crecimiento en el espacio de las soluciones en el ámbito de la salud, ya que es una empresa que es bastante joven todavía y se centra en la inmunización, como el análisis de alergias”, concreta. “También, Safaricom, implementando sistemas en África durante muchos años para la atención sanitaria”, describe.

Asimismo, en este mismo espacio también hace mención de Quest Diagnostics, que es un laboratorio con mucha capacidad de crecimiento y no solo derivado de la crisis del COVID-19. 

En cuanto a la mejora de la enseñanza también William Olsen cree que hay algunas firmas bien posicionadas para generar impacto. “Una de ellas es Cogna, empresa brasileña de este sector, que está facilitando un avance en el ámbito en el que se mueve”, destaca. 

Por su parte, sobre la parcela de la eficiencia energética señala que existen compañías que pueden sacar partido durante la próxima década. “Es el caso de Rockwool, que se dedica al aislamiento de viviendas o de Orsted, en su apuesta por las energías limpias, que tiene el 25% de las turbinas de los aerogeneradores”, analiza. 

“Estamos hablando de 12 billones de oportunidades en diferentes sectores y compañías”, comenta William Olsen. “Apostamos por diferentes grupos líderes que tienen una huella importante, pioneros”, concluye. 
 

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