Por qué no deberías comparar vacunas: qué significa exactamente la eficacia de Moderna, Pfizer, Johnson & Johnson o AstraZeneca

Dos vacunas contra el coronavirus

REUTERS/Fabrizio Bensch

  • La Unión Europea cuenta ahora mismo con 4 vacunas aprobadas contra el coronavirus: Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson. 
  • Cada una de las vacunas ha presentado una eficacia diferente en la fase 3 de sus ensayos clínicos. 
  • Sin embargo, los expertos aseguran que los porcentajes no se pueden comparar, ya que los ensayos se han realizado en condiciones completamente diferentes. 
  • En el mundo real, las vacunas están demostrando que tienen una eficacia similar y cualquiera es capaz de prevenir la enfermedad grave. 
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La Unión Europea cuenta ahora mismo con 4 vacunas aprobadas contra el coronavirus: Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson. 

El desarrollo de todos estos candidatos en menos de un año ha supuesto todo un hito científico y la población tiene puesta todas sus esperanzas en las vacunas para frenar la propagación del virus. 

Sin embargo, las cifras de eficacia de cada una de las farmacéuticas ha causado algunas polémicas, ya que ciertos países o autoridades han puesto en cuestión que todas las vacunas sean igual de útiles para proteger a las personas. 

Así lo hizo el alcalde de Detroit (Michigan, Estados Unidos) cuando rechazó en marzo más de 6.000 dosis de la vacuna de Johnson & Johnson y comparó los porcentajes de eficacia para justificar su decisión.

El político acabó retractándose y asegurando que la vacuna de Janssen era igual de efectiva para salvar la vida de los ciudadanos. 

Esta es la eficacia de las vacunas según anunciaron las propias compañías tras la fase 3 de sus ensayos clínicos. 

  • Moderna: 94,5%. 
  • Pfizer: 95%. 
  • AstraZeneca: 76% frente a casos sintomáticos y casi 100% frente a casos graves y mortales. 
  • Johnson & Johnson (todavía no ha empezado a distribuirse en nuestro país): 66% en la prevención de la enfermedad moderada y 85% contra la enfermedad grave. 

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Sin embargo, los expertos advierten de que las eficacias no se pueden comparar y de que ese porcentaje no es realmente representativo de la capacidad de las vacunas para proteger a las personas. 

Qué es la eficacia y cómo se determina

La eficacia de las vacunas se determina en ensayos clínicos en los que la mitad de los voluntarios reciben una vacuna y la otra mitad un placebo. 

Estos ensayos indican a los investigadores lo bien que funciona la vacuna en condiciones óptimas, en las que se controla su almacenamiento y administración y los voluntarios están sanos, explica The Economist. 

Para calcular la eficacia, los científicos comparan la frecuencia de la infección en los grupos vacunados y en los de placebo.

En el caso de Pfizer, por ejemplo, la farmacéutica reclutó a 43.000 voluntarios. 162 personas del grupo de placebo contrajeron COVID-19, mientras que solo 8 de los que habían recibido la vacuna se infectaron. 

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Los científicos extraen de ahí que su vacuna tiene una eficacia del 95%, lo que quiere decir que una persona vacunada con la inyección de Pfizer tiene un 95% menos de posibilidades de contraer el virus en comparación con una persona que no haya recibido la vacuna. 

Por qué no se pueden comparar las diferentes vacunas entre ellas

Sin embargo, los ensayos clínicos de las farmacéuticas se han realizado de forma diferente, por lo que no se pueden comparar las cifras de eficacia entre ellos.

Para poder establecer comparaciones, tendrían que haber tenido los mismos criterios de inclusión, haberse realizado en el mismo momento y en el mismo lugar.  

Los ensayos clínicos de Pfizer y Moderna se realizaron durante el verano, mientras que Johnson & Johnson realizó las pruebas en un momento en el que había más oportunidades de que las personas se contagiaran, subraya Vox.

Además, Pfizer y Moderna probaron su vacuna principalmente en Estados Unidos, mientras que Johnson & Johnson realizó un ensayo internacional y su vacuna se probó en países donde había ya variantes en activo. 

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De hecho, la vacuna de Janssen se probó en Sudáfrica en un momento en el que su cepa ya era predominante y demostró su capacidad de prevenir la enfermedad de forma significativa. 

Durante los ensayos clínicos no se infecta a las personas deliberadamente, sino que se deja que vivan su vida con normalidad. Por lo tanto, las diferencias temporales y geográficas en momentos y lugares donde era más probable contagiarse son significativas. 

Además, los criterios de las farmacéuticas para evaluar los casos también son diferentes. Algunos ensayos cuentan que las personas con síntomas leves son casos positivos y otros no.

Por tanto, advierten los expertos consultados por Vox, el porcentaje de eficacia solo revela lo que ha sucedido en las condiciones concretas del ensayo clínico, pero no lo que ocurre en el mundo real. 

De hecho, los estudios demuestran que las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca funcionan de forma similar en el mundo real. 

Todavía no hay suficientes datos sobre la vacuna de Johnson & Johnson, que solo se está administrando en Estados Unidos y cuya administración está paralizada por el riesgo de efectos adversos mientras los organismos reguladores estudian su severidad y si hay causalidad. 

¿Cuál es la mejor vacuna? Respuesta: todas 

"Tradicionalmente, siempre se ha considerado que una vacuna con una eficacia de más del 60% es buena, y las cuatro que hay ahora en España superan esa cifra", explica Vicente Larraga, investigador del CSIC, a El País. 

La realidad es que el objetivo de las vacunas contra el coronavirus es muy concreto: evitar las enfermedades graves que llevan a las hospitalizaciones —y, por tanto, a la saturación de los sistemas sanitarios— y a la muerte. 

En ese campo, todas las vacunas son buenas. De hecho, en ninguno de los ensayos clínicos de las vacunas ha habido hospitalizaciones o muertes. 

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"Todas las vacunas ofrecen esencialmente la misma eficacia para la hospitalización y muerte por COVID-19 grave", asegura Veronica McNally, una abogada del condado de Oakland que es miembro del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización del Centro de Control de Enfermedades. 

Lo más importante es reducir la transmisión comunitaria del virus para evitar que se siga propagando. Cuánto antes se vacune la gente (con cualquier vacuna) antes se logrará este objetivo. 

"La mejor vacuna es la que te ofrezcan", concluye Deborah Fuller, del Departamento de microbiología de la Universidad de Washington, a Vox

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