"Un bufón demasiado endeudado": Elon Musk se juega su imperio empresarial con la compra de Twitter

Elon Musk, multimillonario y gurú tecnológico.
Elon Musk, multimillonario y gurú tecnológico.

Elon Musk ha llegado a un acuerdo para comprar Twitter, pero ¿su adquisición de la plataforma de medios sociales le convertirá en un jefe o como se dice en el argot financiero un bag holder?

Un bag holder es el término que se utiliza en Wall Street para hablar de una persona que está atrapada por un activo que se encuentra en declive, normalmente sin esperanzas de que se produzca un cambio de rumbo y sin nadie que intervenga para ayudar a mantenerlo a flote. Ese es el tipo de activo que es Twitter, independientemente de que Musk esté dispuesto a pagar 44.000 millones de dólares por él.

"Elon no ha llegado a ganar demasiado con Twitter", asegura a Business Insider Vicki Bryan, analista de crédito y autora de la newsletter Bond Angle. "Puede ser el bag holder que se quede con una compañía que nadie más quería comprar, y resulta ser mucho más débil de lo que sugieren los números y el precio del mercado".

Si Twitter quiere sobrevivir, debe generar suficientes ingresos para mantener la compañía operativa y pagar la montaña de deuda que este desembolso que requiere sacar a la empresa de la bolsa supondrá en su cuenta —hasta 13.000 millones de dólares—, tal como está el acuerdo ahora, aunque algunos detalles de la financiación de Musk están sujetos a cambios.

Sea como sea, según los cálculos de Bryan, Twitter no está ni siquiera cerca de poder pagar la deuda que este acuerdo supondrá. Y si no puede, la empresa podría acabar siendo un pozo sin fondo que chupe el dinero y haga caer todo el imperio empresarial de Musk.

Elon Musk dijo que quiere comprar Twitter porque cree "en su potencial para ser la plataforma de la libertad de expresión en todo el mundo".

El diablo está en los detalles

En su carrera por adquirir su juguete favorito de Internet, Musk renunció a su derecho a revisar las finanzas de Twitter. Por supuesto, afirmó no importarle la parte económica del acuerdo, pero eso puede haber sido un error crítico.

Tal y como están las cosas, Twitter no es precisamente una empresa que gane mucho dinero: el año pasado ingresó algo menos de 5.100 millones de dólares y registró una pérdida neta de 221 millones, en gran parte debido a la resolución de una demanda colectiva presentada por algunos accionistas. Pero ni siquiera eso cuenta toda la historia.

"Hay mucha volatilidad y maniobras en los beneficios declarados, elementos inusuales y ajustes fiscales masivos", apunta Bryan. "No se puede calibrar esta empresa hasta que se conozcan esas cifras". En otras palabras, no sabes realmente lo que tienes hasta que miras bajo el capó. 

La cuestión más notable bajo el capó, según Bryan, son los aproximadamente 630 millones de dólares que Twitter pagó en concepto de remuneración en acciones a sus empleados el año pasado. En lugar de pagar a sus trabajadores salarios más altos de entrada, las empresas tecnológicas como Twitter (y Tesla de Musk) ofrecen a los empleados acciones que después pueden vender. Eso puede ser bueno para los empleados, que esperan que las acciones sean más valiosas cuando puedan venderlas, y es bueno para Twitter porque la empresa no tiene que pagar ese dinero en efectivo ni contabilizarlo como un gasto. 

Sin embargo, una vez que la empresa deje de cotizar en bolsa eso cambiará, y los empleados tendrán que ser compensados en metálico. Las deudas de Twitter también tendrán que pagarse en efectivo.

El Twitter de Musk

Musk está asumiendo una gran cantidad de deuda para comprar Twitter, lo que podría suponer para la empresa -y para él- unos costes de intereses enormes.
Musk está asumiendo una gran cantidad de deuda para comprar Twitter, lo que podría suponer para la empresa -y para él- unos costes de intereses enormes.

En 2021, Twitter comunicó unos 682 millones de dólares en beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (ebitda). Una de las partidas de este ebitda ajustado es la compensación de acciones. Si se quita esa parte, la empresa ganó solo 52 millones de dólares, unos 49 millones de euros. 

Eso no es nada del otro mundo, sobre todo si se tiene en cuenta que la empresa dijo a los inversores en febrero que preveía aumentar la cantidad que gastaba en compensación basada en acciones este año a entre 900 y 925 millones de dólares. También hace que el cuadro de endeudamiento de Twitter sea mucho peor. 

Varios analistas citados por el Wall Street Journalcalculan que los pagos anuales de intereses de Twitter se dispararían de los 52 millones de dólares en 2021 hasta los 845 millones después de la compra. Bryan considera que el panorama será aún peor porque cree que el mercado está infravalorando el riesgo de Twitter. Calcula que el pago anual de la deuda de Twitter podría alcanzar los 1.300 millones de dólares en el "peor de los casos".

Nada de esto es nuevo para Twitter. Hace tiempo que sabe que este año no tendrá liquidez. En diciembre, Twitter se endeudó para recomprar acciones por valor de 4.000 millones de dólares. Moody's, la agencia de calificación, advirtió que esta medida era "negativa desde el punto de vista crediticio", ya que Twitter se quedaría sin liquidez durante algunos trimestres. No rebajó la calificación crediticia de Twitter —que ya está en el territorio de la basura— porque razonó que Twitter estaba pasando por un periodo de inversión y saldría como una empresa más fuerte.

"Los tipos de interés de estos bonos deberían rondar entre el 10% y el 12%", apunta Bryan. Pero debido a la misericordia de Moody's, actualmente cotizan en torno al 5%. Lo que Moody's probablemente no vio venir fue que Elon Musk llegara y acumulara miles de millones de dólares de esa deuda.

Pero ahora tanto Moody's como S&ya están advirtiendo que la compra podría hacer que la calificación de la empresa cayera aún más, lo que haría más difícil —y caro— conseguir más dinero en el futuro.

¿Cómo se ha hecho rico Elon Musk? De cortar leña o arruinarse, a la compra de Twitter

Elon se arriesga solo por una razón

No es sólo Twitter la que se enfrenta a una gran factura de deuda cuando se cierre esta transacción: el propio Musk va a estar en la cuerda floja por un montón de dinero en efectivo. La semana pasada Musk presentó una carta no vinculante a los reguladores del mercado en la que detallaba cómo había conseguido más de 46.500 millones de dólares de financiación para comprar Twitter. 

Parte de esa cantidad son más de 20.000 millones de dólares en efectivo que Musk promete pagar de su propio bolsillo, presumiblemente vendiendo muchas acciones de Tesla. También incluye un préstamo de margen de 12.500 millones de dólares que utiliza 62.500 millones de dólares de sus acciones de Tesla como garantía. 

Una fuente de un hedge fund que ha hablado con la condición de mantener el anonimato para hablar libremente sobre el acuerdo apunta que los términos de este préstamo son "feos", y que su fondo paga normalmente mucho menos para asegurarse la financiación de deuda de lo que el hombre más rico del mundo pueda pagar para asegurar Twitter. 

Existen muchas razones por las que Musk va a tener que pagar una barbaridad para conseguir este préstamo —aparte de las perspectivas financieras de Twitter—, pero las más importantes se reducen a la confianza. 

Después del infame desastre del tuit de Musk "financiación asegurada" en 2018 —cuando afirmó falsamente que tenía la financiación para sacar a Tesla de la bolsa—, carece de credibilidad. En Wall Street es una bala perdida que intenta hacerse cargo de un negocio tambaleante para el que ha revelado pocos planes, y ninguna estrategia general de cambio.

"Las condiciones de Musk están en consonancia con su condición de bufón sobre endeudado", criticó la semana pasada la fuente del hedge fund.

Matt Levine, de Bloomberg, estima que, en total, Musk tendría que pagar 1.000 millones de dólares al año en costes relacionados con el pago de la deuda (y eso aumentará a medida que la Reserva Federal vaya aumentando los tipos de interés a lo largo del año). 

Incluso para el hombre más rico del mundo, el manejo de esa deuda puede requerir un pago en especie —más préstamos de margen para el cumplimiento del préstamo de margen— señala esta fuente del hedge fund.

Y aquí es donde el acuerdo de Musk con Twitter amenaza al resto de su imperio. No sólo está vinculando una gran cantidad de su fortuna personal en Twitter; también lo está haciendo con el resto de sus negocios. Alrededor de un tercio de su participación en Tesla se pondrá como garantía para el préstamo de margen. Según la carta de financiación, si las acciones de Tesla caen un 40% —por debajo de los 400 dólares por acción, en este caso— tendrá que poner más acciones o los bancos empezarán a vender las que tienen hasta recuperar su dinero. 

Esto es especialmente arriesgado dado que las acciones de Tesla ya son tremendamente volátiles. Han bajado un 30% desde sus máximos de marzo, y los analistas ya están pronosticando que la segunda mitad de 2022 de Tesla será menos rentable que la primera.

Los inversores de Tesla entienden que este acuerdo con Twitter supone una amenaza. Las acciones de la compañía cayeron más de un 12% el martes, eliminando 126.000 millones de dólares del valor de la empresa y reduciendo la participación de Musk en 32.000 millones de dólares. No es precisamente un voto de confianza.

Para limitar su riesgo, Musk necesita un tiburón financiero o, como se suele decir sin rodeos en Wall Street "a big swinging d-ck": un hedge fund o una empresa de capital riesgo con suficiente dinero como para extender un cheque multimillonario y entrar como accionista, acompañándole del brazo en esta maldita cruzada idealista.

Pero Musk se lo ha puesto difícil. Más allá de los antiguos problemas de confianza de Wall Street, los empresarios que realizan maniobras como la de Musk suelen tener planes claros sobre cómo pueden maximizar el valor de la compañía que intentan adquirir. 

Hasta ahora, la principal razón de Musk para comprar la empresa se reduce a "soy un usuario de este producto y quiero que sea mejor para mí". Y las ideas de negocio específicas que ha compartido, como la autentificación de los usuarios y la reducción de los anuncios, no son necesariamente impulsoras de ingresos. 

Al fin y al cabo, el 90% de los ingresos de la empresa proceden de los anuncios. El objetivo de una adquisición también suele tener muchos costes adicionales que se pueden recortar, o tiene efectivo de sobra para pagar la deuda... y ninguna de las opciones se aplica a Twitter.

Por último, Musk ha convertido su compra en un circo político. Al redactar la compra en el vago lenguaje de la libertad de expresión, ha hecho que los bufones de las grandes ciudades de todo Estados Unidos aparezcan y actúen. No es exactamente el tipo de ambiente en el que los gurús de Wall Street quieren estar involucrados.

Puede que Musk se divierta, pero, créeme, el mercado no ve motivos de alegría

Después de su carta sobre la financiación, las acciones de Twitter —que deberían haberse disparado con la noticia— bajaron medio punto porcentual. Varios después de que se anunciara oficialmente el acuerdo, todavía no ha alcanzado el precio de oferta de Musk de 54,20 dólares por acción. 

Existe poco espacio para el error, y Musk tiene un historial de aprender lecciones de la manera más difícil posible. A principios de 2018, gastó miles de millones en convertir la fábrica de Tesla en Fremont en un "acorazado alienígena" totalmente automatizado, un movimiento que los fabricantes de automóviles y otros expertos dijeron que no funcionaría. 

Y no lo hizo. 

Hubo que desechar costosas máquinas y Tesla tuvo que lanzarse a la contratación de personal, para luego eliminar el 9% de su plantilla en junio de ese año. Fue un error que estuvo a punto de llevar a la empresa a la quiebra, pero por suerte Tesla pudo conseguir dinero vendiendo acciones en los mercados públicos. Musk no podrá hacer eso mismo con Twitter.

Y lo que es más inquietante, como ha señalado Bryan, ninguno de los grandes accionistas de Twitter ha dado un paso adelante para ayudar a Musk a comprar la empresa. Se han quedado en silencio. 

Una vez que apareció la financiación de Musk, el acuerdo se cerró de inmediato y todas sus preocupaciones, maniobras defensivas y su píldora venenosas, se disiparon. Por ahora, Musk siente que está ganando, pero una vez que se cierre el acuerdo seguirá teniendo una empresa que nadie quiere, ahogada en una deuda que no puede pagar. 

Twitter apenas entusiasmó a los inversores cuando salió a bolsa, y el ejército de fans de Musk no puede darle ninguna ventaja en los mercados privados. Tesla está de nuevo en la cuerda floja, y Elon Musk está totalmente solo, sosteniendo lo que parece —al menos por ahora— una pesada losa.

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