Expertos vaticinan otro Congreso fragmentado tras las generales: "Hay capacidad para alcanzar pactos, pero casa fatal con el marketing político"

Una sesión en el Congreso de los Diputados.

 Alberto di Lolli/Pool via REUTERS

  • El Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos enfila el término de la legislatura demostrando que gobernar en minoría es posible.
  • La fragmentación continuará tras las elecciones generales de 2023, por lo que expertos piden más "cultura del pacto".

En lo que va de legislatura del primer Gobierno de coalición se ha demostrado que es posible gobernar sin mayorías absolutas, aunque con muchas dificultades.

"Gobierno frágil", "Gobierno Frankenstein" e incluso en alguna ocasión "Gobierno ilegítimo" son los calificativos que se han oído en esta XIV legislatura por el apoyo de hasta 8 partidos diferentes al Ejecutivo de Pedro Sánchez.

En 2015, con la entrada de Podemos y Ciudadanos, tanto a la ciudadanía como a la clase política le costó entender que el bipartidismo se había acabado, y como consecuencia de ello se vivieron las repeticiones electorales de 2016 y de noviembre de 2019

3 años después del famoso pacto del abrazo entre Sánchez e Iglesias, las II Jornadas Parlamentarias celebradas en el Congreso de los Diputados —bajo el título El parlamento fragmentado y la forma de gobierno— han desgranado las fortalezas y las dificultades a las que tanto la coalición como la Cámara se han enfrentado en la era del post bipartidismo.

Para la mayoría de los expertos intervinientes, la fragmentación es sinónimo de pluralidad y representatividad democrática. Sin embargo, para el exministro de Aznar, Federico Trillo, que criticó los errores del bipartidismo, el aumento del número de partidos en el Congreso es un riesgo para la "estabilidad" y la "gobernabilidad". 

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Pero la fragmentación política que provocaron Podemos, Ciudadanos y más tarde Vox, ha llegado para quedarse, asumieron.

"La fragmentación parlamentaria no parece ser un fenómeno coyuntural", reseñó Jose Antonio Montilla, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada, sino un fenómeno que ha sido común en otros parlamentos europeos y al que habrá que acostumbrarse en futuras legislaturas.

Pero, ¿qué es la fragmentación parlamentaria o fragmentación política?

Aunque la palabra fragmentación tiene una connotación negativa que produce la idea de que algo está roto, cuando se habla de fragmentación parlamentaria se hace referencia a un número elevado de partidos políticos que consiguen representación en el Congreso. 

En el caso de esta última legislatura fueron 24 los partidos que consiguieron escaño, entre los cuales se encuentra la fuerza provincial Teruel Existe, que busca defender los intereses propios de su territorio.

Al igual que las reuniones de vecinos, es casi imposible que todos los grupos parlamentarios se pongan de acuerdo, por lo que, como apuntaba Trillo, esto puede repercutir directamente en la gobernabilidad y en última instancia en el buen funcionamiento de la democracia.

Sin embargo, y si bien aún queda un último ejercicio de legislatura con unas elecciones generales previstas para finales de año, "la fragmentación de la representación parlamentaria no ha supuesto un obstáculo insalvable para el regular ejercicio de la función legislativa", apuntaba Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados. 

Consenso, acuerdo, pactos o decretos-leyes

La fragmentación parlamentaria activó el ejercicio de los pactos. "La gran exigencia que ofrece el aumento del pluralismo en el parlamento es la necesidad imperiosa de la función de integración política y del diálogo para alcanzar acuerdos", señalaba Batet. 

Por su parte, Montilla apuntaba que "el llegar a un acuerdo no es algo que se premie, sino que es algo que se castiga como un signo de debilidad o traición".

No llegar a acuerdos dificulta la gobernabilidad, en este caso de un Gobierno en coalición minoritario, que necesita de más fuerzas políticas para poder sacar adelante su programa y que ha recurrido a los decretos para sacar adelante medidas sin que pudiesen ser debatidas en sede parlamentaria y sin que el resto de los partidos pudiese presentar enmiendas. 

Pero el uso del "decreto-ley no tiene que ver con un parlamento fragmentado", dejaba claro Montilla, ya que el Gobierno de Pedro Sánchez no es el primero que recurre en demasiadas ocasiones a ella. La legislatura en la que más decretos-ley se emplearon fue la resultante de las elecciones de 2011, con el PP gobernando con mayoría absoluta. 

Además de abusar de este recurso, que la propia Constitución deja claro que debe emplearse en "caso de extraordinaria y urgente necesidad", "tiene un gran riesgo", apuntaba el catedrático de Derecho Constitucional, "porque perder la votación de un decreto-ley evidencia mucha más fragilidad parlamentaria que perder una votación en Comisión durante la tramitación de cualquier ley".

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Hasta ahora se han aprobado 101 leyes, prueba palpable de que es posible gobernar en coalición y con un Congreso fragmentado. Algunas han sido tan significativas como la reforma laboral –que se aprobó por un voto de diferencia y por error de un diputado del PP–, las subidas del SMI, la ley Ceelá, la subida de las pensiones acorde al IPC, o los impuestos a las entidades financieras

Entre las más polémicas se han encontrado la ley de solo sí es sí o la ley de bienestar animal, ambas propuestas por Unidas Podemos y que han creado división en el seno del propio Gobierno, pero no han supuesto una fractura definitiva. 

"Este es el gran problema al que nos enfrentamos" refería Montilla sobre los peligros de la fragmentación. "Si no somos capaces de enraizar una cultura de la colaboración y que la sociedad valore realmente la capacidad de llegar a acuerdos y examine sus contenidos, y no con quién se llegue al acuerdo, es imposible que funcione bien el Gobierno en un parlamento fragmentado".

Ahora las preguntas que se plantean son si las próximas elecciones dejarán también un Congreso de los Diputados igual o más fragmentado o si volveremos a vivir una repetición electoral por la falta de acuerdos. 

Qué sucederá en las próximas elecciones, ¿más fragmentación?

Para estimar qué pasará en las próximas elecciones generales, la mayoría de expertos ha apuntado a que habrá que ver cuál es el nivel de polarización. 

La concentración de los ciudadanos en los extremos y las posturas opuestas de los partidos es el verdadero problema. "La preocupación no es la fragmentación, sino los elementos de polarización que hoy son muy elevados", apuntaba Irene Delgado, catedrática de Ciencias Políticas de la UNED. 

"Una alta polarización ideológica hace que sea difícil encontrar acuerdos entre la clase política y no es favorable a nivel institucional" porque acaba erosionando la confianza ciudadana en los órganos institucionales. 

"Si los ciudadanos supieran la cantidad de pactos, la cantidad de trabajo y el buen ambiente que hay en muchos de los órganos parlamentarios, cambiaría completamente la óptica que se tiene del Parlamento, del Gobierno y de los partidos, lo que no sé es si sería tan fácil la campaña electoral", señalaba Mónica Moreno, letrada de las Cortes Generales.

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Ante unas generales, los partidos políticos marcarán distancias entre sí para intentar aglutinar al mayor número de electores. "Hay capacidad y cultura para acordar pactos, pero esto se lleva fatal con el marketing político actual", apuntaba la letrada.

Posiblemente, ninguno de los partidos obtendrá una mayoría absoluta holgada, capaz de sacar un Gobierno adelante por sí solo. Será necesario el pacto con otras formaciones políticas. 

Para garantizar la gobernabilidad si los partidos no llegan a ningún acuerdo de investidura sólido, Montilla propuso la "repetición del proceso electoral hasta que haya una mayoría antes que el forzar una investidura" sin apoyos estables como la que hemos vivido esta legislatura.

Los expertos han asegurado que la fragmentación electoral seguirá siendo una realidad en los procesos electorales de España y que, por ello, es necesario fomentar la cultura del pacto. 

Porque como explicaba la presidenta del Congreso de los Diputados: "No hay alternativa. Podemos ser muy críticos con las instituciones democráticas y con la política, pero no tenemos alternativa". 

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