El Consejo de Ministros da luz verde a una reforma laboral 'light': las empresas tendrán 3 meses para prepararse

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La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.
  • La reforma entra en vigor mañana mismo, pero las empresas tendrán un plazo de tres a seis meses para adaptarse a los cambios. No afectará a los contratos ya firmados.
  • El Gobierno necesitará ahora sumar mayoría simple en el Congreso para sacar adelante la reforma. Buscará el respaldo de ERC, PNV o incluso Cs.
  • Permitirá que los trabajadores negocien mejoras salariales, pero no soluciona el problema de la temporalidad, lo maquilla con una trampa estadística. 
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La reforma laboral nace en el Día de los inocentes. También la Constitución Española del 78 iba a nacer un 28 de diciembre, pero se decidió que entrara en vigor el 29, un día más tarde, para evitar el cachondeo. En esta ocasión, después de nueve meses de tensas negociaciones, nada iba a frenar al Gobierno, ni siquiera un 28 de diciembre.

El Consejo de Ministros ha aprobado hoy el real decreto de la nueva reforma laboral. "Hoy es uno de los días más importantes del Gobierno de España. Este es el primer acuerdo en más de 40 años que cambia la tendencia de pérdida de derechos laborales", ha celebrado la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

La reforma entra en vigor el día 30 de diciembre, pero las empresas tendrán un plazo de tres a seis meses para adaptarse a los cambios. Concretamente, las empresas tendrán tres meses de plazo para adaptar los nuevos contratos temporales y seis meses para los de obra y servicio. No afectará a los contratos ya vigentes.

"Hay jóvenes y mujeres que no han conocido un contrato que no sea basura en su vida", ha añadido Díaz, que señala que la nueva norma "pasa página a la precariedad en España" y pone fin a "la gran anomalía española", que sitúa a España a la cabeza de la temporalidad en Europa.

El Gobierno se había fijado como meta aprobar la primera parte de la reforma laboral en el último Consejo de Ministros del año, antes del 31 de diciembre, y así ha sido. Era la promesa que le había hecho a Bruselas para seguir recibiendo el dinero de los fondos europeos.

Será una reforma light. No es la derogación íntegra que clamaban desde Unidas Podemos, pero sí cambiará varias partes del Estatuto de los Trabajadores, en lo que toca a contratos y negociación colectiva

La meta está en popularizar los contratos indefinidos y limitar los temporales, y devolver a los trabajadores un poder de negociación perdido con la reforma de 2012.

Radiografía de la nueva reforma laboral: estas son las claves del acuerdo, punto por punto.

No ha sido fácil, pero la reforma ha pasado el primer filtro: ganarse el consenso entre los socios de gobierno y, después, poner por primera vez de acuerdo a empresarios y sindicatos. 

Según ha explicado Díaz, las cuatro grandes reformas estructurales que ha habido en el mercado laboral (en 1984, 1994, 2010 y 2012) "los agentes sociales no tendieron la mano al acuerdo". 

Ahora viene la segunda parte, que tampoco será un camino de rosas. 

Segunda parte: lograr el apoyo del Congreso

Tras su aprobación en el Consejo de Ministros, el texto pasará ahora al Congreso, donde deberá ser aprobado por mayoría simple. PP y Vox ya han anunciado que votarán en contra, mientras que Ciudadanos ha aplaudido la norma, pero no ha desvelado su sentido del voto. 

ERC, PNV o Bildu han sido apoyos recurrentes en el pasado, por ejemplo para la aprobación de los presupuestos, pero no fue gratis, ni se espera que ahora lo sea. Estos partidos han llegado a pedir modificaciones del texto, como que tenga prevalencia el convenio autonómico sobre el estatal. 

Un cambio al que CEOE se opone. "El acuerdo no se toca", ha advertido el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, que amenaza con descolgarse del pacto.

Una reforma 'light'

"Vamos hacia una reforma light. En relación a las expectativas es decepcionante. En sus declaraciones el Gobierno hacía prever que pondría de vuelta a la reforma de 2012, y no ha sido así, se ha quedado en agua de borrajas. Si hay un gran triunfador, ese es Garamendi", explica Gonzalo Bernardos, profesor Titular de Economía de la Universidad de Barcelona.

Lo bueno y lo malo que dejó la reforma laboral de 2012: creó empleo a toda prisa pero aumentó la desigualdad y castigó más a los jóvenes.

No ha sido la derogación íntegra de la reforma de 2012 que pregonaba Unidas Podemos. Pero esto es porque hacía falta un acuerdo entre empresarios y sindicatos. 

El Gobierno le había prometido a la Comisión Europea que la reforma laboral contaría con el apoyo de todos los agentes sociales. Si España no cumplía esa promesa, Bruselas podría negarle el dinero de los fondos europeos. El precio del acuerdo ha sido una reforma light.

Y aunque ha sido light, por primera vez en esta reforma "el árbitro, que es el Gobierno, en lugar de ir con los empresarios ha ido con los trabajadores", reconoce Bernardos.

Qué cambia la nueva reforma

  • La reforma elimina el contrato por obra y servicio, que era el modelo de contrato temporal por excelencia y limita el resto de contratos temporales.
  • Endurece las sanciones para las empresas que abusen de la temporalidad: Las empresas que abusen de la temporalidad tendrán que afrontar multas de hasta 10.000 euros por trabajador temporal.
  • Fomentará el contrato fijo-discontinuo y crea un tipo de contrato indefinido para la construcción.
  • El convenio sectorial (donde los sindicatos tienen más voz) volverá a prevalecer sobre el de empresa, lo que significa que los trabajadores ganan un poder de negociación perdido en la última reforma.
  • Recupera la ultraactividad: El convenio antiguo seguirá estando en vigor indefinidamente hasta que empresa y trabajadores alcancen un nuevo acuerdo.
  • En la subcontratación recupera el convenio de sector, aunque prevalecerá el de la empresa que subcontrata si fuera más beneficioso.
  • Crea un nuevo mecanismo, parecido a los ERTE, para que en momentos de dificultades las empresas tengan facilidades para optar por ajustes de jornada en lugar de ajustes de plantilla.

Lo que sí puede conseguir: salarios y más contratos

Donde más se notará es en la negociación colectiva. Si los sindicatos tienen más peso en la negociación de los convenios, tendrán más capacidad de negociar mejoras salariales. 

Además, con la recuperación de la ultraactividad "Antes, si no había nuevo convenio el anterior convenio caducaba, y el trabajador perdía muchos derechos. Ahora que el convenio antiguo seguirá en vigor, el trabajador estará más tranquilo", apunta Bernardos.

Otro cambio importante es la introducción del Mecanismo RED, similar a los ERTE. Si las empresas tienen más facilidades para hacer ajustes en tiempos difíciles, tendrán menos miedo a contratar. "Esto puede permitir que las empresas tomen más riesgo a la hora de contratar a gente con contratos indefinidos", explica Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research.

Lo que no parece que vaya a lograr: la trampa de la temporalidad

¿Reducirá la temporalidad la nueva reforma? Esto no está tan claro. Estadísticamente sí, porque elimina el contrato de obra y servicio. Si no se firman contratos por obra y servicio, necesariamente habrá menos temporales. Pero se trata de una trampa estadística.

"La temporalidad bajará más a nivel estadístico que real", pronostica Bernardos. ¿Por qué? Porque al mismo tiempo que se elimina el contrato por obra y servicio, se crea un tipo de contrato indefinido especial para la construcción. Este tipo de contrato, aunque se llame indefinido, puede rescindirse como un temporal. 

Las sanciones a empresas que abusen de la temporalidad llegarán a los 10.000 euros por trabajador

La mayoría de contratos que se firman por obra y servicio son del sector de construcción, por lo que, en la práctica es puro maquillaje: "Habrá un cambio cosmético en términos de cómo se mide esta contratación precaria. Muchos temporales pasarán a estos nuevos contratos creados, como el de la construcción", coincide Cardoso.

"Probablemente esta reforma no solucione el problema fundamental de precariedad y rotación laboral, que es el recurso a la contratación temporal para la cobertura de puestos de trabajo estructurales únicamente porque resulta ventajoso hacerlo", explica Carlos Victoria, economista investigador en el Centro de Políticas Económicas EsadeEcPol. En su lugar, recomienda clarificar la causalidad de la contratación temporal, modificar el régimen sancionador, y un refuerzo (humano, pero también tecnológico) de la Inspección de Trabajo.

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