Convierten un viejo cobertizo en Mallorca en una minicasa idílica de turismo rural

En Mallorca es común la existencia de numerosos cobertizos rurales abandonados, y este ha resucitado para una nueva vida.
En Mallorca es común la existencia de numerosos cobertizos rurales abandonados, y este ha resucitado para una nueva vida.

Tomeu Canyellas

Montañas majestuosas, frondosos bosques de pino, aguas turquesa y calitas de ensueño: Mallorca, hoy en parte devorada por el turismo masivo, era apodada hace años como la isla de calma. En sus zonas más rurales proliferan cobertizos de piedra, la gran mayoría abandonados y que cazadores, pastores o campesinos utilizaban como puntos de refugio o para guardar herramientas. 

El estudio de arquitectura Mariana de Delás tiene una gran idea para darles una segunda vida a estas cabañas pétreas, hoy vacías y muchas de ellas, ruinosas: convertirlas en minicasitas que conserven su esencia y a la vez, sean autosuficientes a nivel energético, pudiendo destinarse al turismo rural. 

Minicasa Mallorca

Tomeu Canyellas

Para ello han lanzado el proyecto piloto 12Volt Retreat, que debe precisamente su nombre al suministro de energía de bajo voltaje, un sistema que garantiza la seguridad contra incendios, promueve la conservación de energía y permite el uso de baterías recargables.

Los arquitectos ya han iniciado su sueño transformando un primer cobertizo, una cabaña fotovoltaica que aspira a iniciar un diálogo creativo entre la arquitectura vernácula y contemporánea, y a constituir un ejemplo de desarrollo sostenible que aproveche la belleza rural del entorno. 

 

La ubicación idílica y las estructuras sólidas son las 2 claves que caracterizan a este tipo de estructuras, de gruesos muros de piedra construidos con económicos bloques de arenisca de marés, un tipo de piedra local, muy usada en las Islas Baleares. Las cabañas suelen tener un tamaño entre los 5 y los 20 metros cuadrados.

Ubicado en un pinar junto a una antigua cantera, el proyecto piloto resume tanto su potencial como el triple desafío de renovación: reforzar la estructura de piedra existente, introducir luz y vistas en el interior y maximizar el espacio disponible.

Minicasa de Mallorca

Tomeu Canyellas

Como se puede apreciar en la imagen, una gran ventana salediza conecta el interior y el exterior y proporciona grandes cantidades de luz natural y unas hermosas vistas. Además, es polivalente, porque funciona como un banco para sentarse. 

Este elemento para 12Volt Retreat ha sido desarrollado en colaboración con el estudio de diseño local 2MONOS y tiene un delgado perfil de metal, un acabado en pintura de color rojo brillante y un mecanismo de apertura innovador, ergonómico y elegante.

Minicasa de Mallorca

Tomeu Canyellas

En el apartado energético, al tratarse de un proyecto autosuficiente, las baterías recargables y los bancos de energía brindan electricidad a la cabañita, que se abastece con 9V para luces y ventiladores, y 12V para cargas como computadoras portátiles, placas eléctricas y bombas de agua.

El rojo domina la paleta interior: el mobiliario a medida como los taburetes, las mesas y los bancos han sido diseñados buscando aunar funcionalidad y simplicidad.

Minicasa de Mallorca

Tomeu Canyellas

¿Cómo se cargan las baterías y los bancos de energía? Con la idea más peculiar de todas, una mezcla de tecnología moderna y aprovechamiento rural: con una carretilla solar. 

Se trata de una estación fotovoltaica móvil autónoma que se puede llevar a cualquier lugar soleado para obtener energía gracias a la luz del sol. 

Los invitados pueden lavarse la cara al despertarse con la cisterna de agua al aire libre y hervir agua para el café antes de dar un paseo con esta carretilla y asegurar de este modo el abastecimiento energético. 

Carretilla solarr Mallorca

Tomeu Canyellas

El proyecto de este cobertizo se llama Siurell, y si todo sale bien, será el primero de muchos refugios tradicionales mallorquines resucitados para que tengan una segunda vida e inviten a la gente a pernoctar en el lado más salvaje de la isla.

La palabra no es una cualquiera: precisamente el Siurell, en mallorquín, es una pieza de barro puesta encima una peana, con un silbato, de color blanco y pintada con pinceladas rojas y verdes.

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