Los pacientes graves que logran recuperarse del coronavirus podrían padecer graves efectos sobre su salud durante años

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  • Se sabe que el coronavirus es capaz de afectar más allá del sistema respiratorio dañando órganos como el corazón o los riñones entre otros.
  • Si bien se trata de una enfermedad nueva sobre la que no existen estudios a largo plazo, las evidencias médicas elaboradas hasta ahora comienzan a señalar que los efectos sobre la salud del COVID-19 en los pacientes más graves podría durar años.
  • Daños en los pulmones, problemas cardíacos o neurológicos son algunos de los riesgos sobre la salud que podrían encarar en el futuro aquellos que han logrado sobrevivir al coronavirus.
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Para el 80% de los afectados por el nuevo coronavirus, la enfermedad resulta leve e incluso asintomática. En estos casos la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que recuperarse podría llevarles unas 2 semanas. Algo muy distinto para aquellos pacientes que evolucionan a casos serios. Para estos el organismo calcula en entre 3 y 6 semanas el tiempo de recuperación. Aunque lo cierto es que esto podría estar lejos de ser así.

A medida que aumenta el número de pacientes en todo el mundo, los profesionales sanitarios han encontrado que el COVID-19 puede manifestarse de formas muy variadas. Este nuevo coronavirus ataca muchas partes del cuerpo más allá del sistema respiratorio, causando daños que pueden ir desde síntomas neurológicos o renales a afecciones cardíacas o incluso dermatológicas.

Algo que podría dejar secuelas a largo plazo en la salud de aquellos que han presenciado la cara más crítica de la enfermedad.

"Un gran número de pacientes tendrá una secuela física, cognitiva y psicológica posterior a una enfermedad crítica que requerirá un tratamiento a largo plazo", afirmó en Twitter, Nicholas Hart, director clínico y académico de la Unidad Respiratoria Lane Fox, en el hospital St Thomas de Londres, refiriéndose al COVID-19 como nuestra "generación polio."

En esta línea, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido considera en un informe que de los pacientes de COVID-19 hospitalizados, el 45% necesitará atención médica continuada, el 4% rehabilitación hospitalaria y que hasta el 1% requerirá atención aguda de forma permanente.

Dado que es una enfermedad totalmente nueva, no existen hasta la fecha estudios sobre su trayectoria a largo plazo en los pacientes más graves. Aunque algunas investigaciones centradas en los primeros casos rehabilitados en China apuntan ya a que el nuevo coronavirus podría dejar marcada la salud de aquellos que encararon los síntomas más severos. 

De acuerdo a estas investigaciones, los supervivientes al coronavirus pueden padecer daños en sus pulmones, corazón e incluso ver afectada su salud mental.

El COVID-19 puede dañar seriamente los pulmones

coronavirus médicos

Los afectados de coronavirus más graves pueden desarrollar el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una enfermedad que ocurre cuando el líquido se acumula los pulmones, y que conlleva asistencia de ventilación mecánica.

"Los pacientes con síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), vistos a menudo en la enfermedad grave de COVID-19, a veces también desarrollan daño pulmonar permanente o fibrosis", aseguró Andrew Martin, director  de medicina pulmonar en el Centro Deborah Heart and Lung Center en Nueva Jersey (EEUU) a Healthline.

Según explica Martin al medio especializado en salud, cuando una infección respiratoria se torna grave, puede darse un aumento generalizado de "la falta de respiración, incluso después de que la función pulmonar vuelva a la normalidad."

La enfermedad de COVID-19 en casos más graves puede hacer desarrollar líquido en los pulmones, similar a los observados en los casos de neumonía. Ese líquido se puede detectar en un TAC, donde aparece en forma de parches blancos a lo que los médicos llaman "vidrio esmerilado".

Un estudio centrado en pacientes en China encontró que 66 de 70 pacientes hospitalizados por coronavirus mostraban estos daños pulmonares en las tomografías y más de la mitad tenían el tipo de lesiones que podían pasar a convertirse en cicatrices pulmonares.

Este nuevo coronavirus guarda cierta similitud con otros anteriores, principalmente con el causante de la enfermedad conocida como síndrome respiratorio agudo severo, o SARS, detectada por primera vez en 2003. 

Según un estudio publicado en Nature en 2017 aquellos que lograron sobrevivir al SARS sufrieron posteriormente infecciones pulmonares, enfermaron con más frecuencia (habiendo cogido hasta 5 resfriados en 1 año) y mostraron mayores niveles de colesterol en los 12 años posteriores a la enfermedad.

Ali Gholamrezanezhad, radiologista en el Keck School of Medicine en la universidad de Southern California (EEUU) ha realizado una revisión de la literatura existente sobre el SARS y el MERS. Según explica al portal VOX  en los pacientes de estas enfermedades “la función pulmonar nunca vuelve; su capacidad para realizar actividades normales nunca vuelve al punto de origen ".

Como explica Gholamrezanezhad en el medio, en lo que respecta al COVID-19 estas tasas de cicatrización en los pulmones podrían ser más elevadas que las de los pacientes con SARS y MERS. El motivo es que mientras que esas enfermedades a menudo atacaban solo un pulmón, el nuevo coronavirus parece afectar a ambos pulmones.

Los pacientes graves de coronavirus corren el riesgo de desarrollar problemas neurológicos, cardiacos e incluso mentales a la larga

Aquellos pacientes que deben recibir cuidados intensivos tienen un mayor riesgo de padecer problemas de salud mental "como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad y depresión cuando salen del tratamiento", según describe Weill Cornell, médico en la ciudad de Nueva York (EEUU) en Healthline. 

Además es posible que estas personas sufran un deterioro cognitivo significativo y una capacidad física limitada, de acuerdo al experto.

“Los impedimentos físicos que pueden ocurrir incluyen debilidad y desnutrición. El deterioro cognitivo puede incluir disminución de la memoria, disminución de la atención y disminución de la agudeza mental o la capacidad de resolver problemas " explicó Weinstein.

Otros efectos a largo plazo sobre la salud de los recuperados de COVID-19 incluyen el riesgo de afecciones neurológicas. 

Según un estudio publicado en abril en JAMA Neurology sobre pacientes en China, el 36,4% de los casos analizados mostraba problemas neurológicos, entre ellos enfermedades cerebrovasculares agudas en el 5,7% de los casos graves, alteración de la conciencia (14,8%) y lesión del músculo esquelético (19,3%).

Bajo este contexto, aunque aún no existe certeza, algunas investigaciones apuntan ya a la posibilidad de que este coronavirus afecte más allá del tracto respiratorio y pueda también  invadir el sistema nervioso central provocados daños en él.

Otras evidencias científicas apuntan a que los pacientes recuperados de coronavirus también podrían encarar complicaciones cardíacas crónicas, debido a la inflamación del cuerpo generada por la enfermedad, según un artículo del Centro Médico Cedars-Sinai en Los Ángeles (EEUU).

A pesar de todo ello, podría haber cierta esperanza en los casos detectados de manera más temprana, según asegura Ivan Hung, profesor de medicina en la Universidad de Hong Kong a Bloomberg.

El doctor aseguró en abril que hasta un 90% de 200 pacientes de coronavirus dados de alta sobre los que se llevó a cabo una supervisión parecían estar recuperándose por completo en menos de un mes. En opinión al experto médico, este éxito se debía al ""diagnóstico y tratamiento temprano."

Una evidencia que remarca una vez más la importancia de la detección precoz de la enfermedad. Con más de 4 millones de afectados por coronavirus actualmente, las consecuencias de efectos sobre la salud a largo plazo de muchos de estos pacientes puede suponer todo un reto en el futuro para los sistemas médicos de todo el mundo. 

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