Un estudio revela que incluso el Covid-19 leve puede dañar el cerebro y afectar a la capacidad de una persona para realizar tareas complejas

Las imágenes de resonancia magnética de un paciente de COVID-19 en son examinadas en Houston, Texas, el 10 de diciembre de 2020.
Las imágenes de resonancia magnética de un paciente de COVID-19 en son examinadas en Houston, Texas, el 10 de diciembre de 2020.

Getty

Un nuevo estudio realizado en cientos de adultos mayores de edad del Reino Unido sugiere que contraer el COVID-19 puede dañar el cerebro, reduciendo la cantidad de materia gris y afectando a la salud del tejido cerebral, así como perjudicando potencialmente la capacidad de la persona para realizar tareas complejas.

Los cambios cerebrales observados tras las infecciones por coronavirus fueron sutiles y reflejaron pequeñas diferencias entre los participantes infectados y los no infectados.

Pero las diferencias cerebrales seguían siendo estadísticamente significativas, a pesar de que más del 95% de los pacientes con COVID del estudio tenían infecciones leves o asintomáticas que no requerían hospitalización, lo que indica que la presencia del virus era la responsable de los cambios. 

"No estamos hablando de una patología grave, que un neurorradiólogo podría identificar inmediatamente mirando el escáner, estamos hablando de diferencias sutiles del 0,2 al 2%", ha explicado a Business Insider la autora principal del estudio, Gwenaëlle Douaud, experta en neuroimagen de la Universidad de Oxford. 

Epidemiólogos británicos apuntan a un futuro "incierto" con posibles grandes olas de COVID-19 y la aparición de nuevas variantes como mayor incógnita

La única razón por la que los investigadores de este estudio pudieron detectar las diferencias es porque escanearon los cerebros de los 785 participantes en el estudio dos veces: una antes de que comenzara la pandemia y otra a principios de 2021, después de que aproximadamente la mitad de ellos se hubiera infectado con el SARS-CoV2, el virus que causa el COVID-19. 

Las diferencias en los cerebros de las personas que habían sido infectadas por el virus podrían ser equivalentes a entre uno y diez años más de envejecimiento, ha explicado. "Los cambios más pronunciados se observaron en los cerebros de los pacientes de mayor edad del estudio, cuya capacidad para realizar tareas complejas se vio aún más mermada por la infección", 

"Es, hasta cierto punto, un resultado bastante aterrador porque el 96% de nuestros participantes tenían una infección leve", ha confesado Douaud, que ha detallado que el otro 4% de los participantes en el estudio estuvieron lo suficientemente enfermos como para requerir hospitalización. 

El estudio aporta más pruebas de referencia a una tendencia que otros investigadores que estudian el deterioro cognitivo, así como la COVID prolongada, y otras complicaciones víricas entre los pacientes más jóvenes de COVID-19 han encontrado: que la gravedad de una infección por COVID-19 no es necesariamente un buen indicador de las consecuencias negativas a largo plazo de este virus. 

Los cerebros de los pacientes con COVID-19 se encogen "un poco más"

Los participantes en este estudio, con edades comprendidas entre los 51 y los 81 años, fueron escaneados durante el primer año de la pandemia, antes de que aparecieran las variantes delta y ómicron, y antes de que ninguno de ellos se vacunara.

En esa época, muchas personas infectadas por el virus perdieron el sentido del gusto y del olfato, algo eso se reflejó en este estudio, ya que los investigadores han observado los mayores cambios en las correspondientes áreas olfativas de sus cerebros.

Covid persistente, síndrome inflamatorio y otras secuelas en niños: el Colegio de Médicos de Madrid quiere investigar los daños del coronavirus a menores

Las personas que habían padecido COVID-19 obtuvieron una puntuación inferior a la de sus compañeros (emparejados por edad, sexo y factores de riesgo) en la prueba neuropsicológica Trail Making Test.

Se trata de un ejercicio de conexión de puntos que suele utilizarse para medir el funcionamiento ejecutivo y el deterioro cognitivo, y que evalúa la precisión y rapidez con la que los participantes pueden escanear y procesar números y letras, así como cambiar de tarea con eficacia.

Aún no está claro si el cerebro puede regenerarse después de la COVID-19

Los científicos siguen divididos sobre la causa de los cambios cerebrales en las personas infectadas por COVID-19, incluso en el caso de infecciones leves. Puede ser que los síntomas del COVID-19, como la pérdida del sentido del olfato, hagan que el cerebro reaccione, apagando o encogiendo las regiones cerebrales relacionadas con el olfato.

Algunos investigadores creen, en cambio, que los cambios son el resultado de la inflamación del cerebro, o que el virus invade el cerebro en algún aspecto. Otra explicación alternativa podría ser alguna combinación de estos dos factores.

Los científicos tienen la esperanza de que la neuroplasticidad –la capacidad del cerebro de crecer, reorganizarse y curarse a sí mismo con el tiempo– pueda desempeñar un papel en la reversión de al menos parte del daño causado al cerebro por la infección viral. 

El COVID-19 ha venido para quedarse: expertos sanitarios españoles comparten anticipan cómo será la nueva normalidad en 2023

"Tenemos que tener en cuenta, de nuevo, que el nivel de escrutinio que estamos dedicando a esto no tiene precedentes, y bien podría ser que la gripe creara algunos efectos que podrían ser, tal vez, similares", ha explicado Douaud, que sigue escaneando a nuevos pacientes para controlar las diferencias.

Balchandani está de acuerdo en que quizá no sea algo sin precedentes. "Hay efectos similares y sutiles que a veces se observan en la depresión y otras enfermedades psiquiátricas que a menudo no se diagnostican ni se evalúan con neuroimágenes", ha afirmado. "La recuperación es posible, pero todavía se desconoce mucho", ha explicado. 

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.