Más evidencias sobre la afección neurológica a largo plazo del COVID-19: los adultos jóvenes sufren un deterioro de la atención, la memoria y la flexibilidad cognitiva, aunque sus síntomas sean leves

Test para detectar COVID-19.

REUTERS/Guglielmo Mangiapane

  • La infección con el nuevo coronavirus puede provocar un deterioro en la función ejecutiva de los adultos jóvenes independientemente de la gravedad de su caso. 
  • La afección parece afectar más a los hombres que a las mujeres, según los hallazgos que aún no han sido revisados por pares. 
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Nuevas evidencias —aún no revisadas por pares— alimentan lo que los expertos y pacientes con COVID persistente llevan meses advirtiendo: el nuevo coronavirus tiene secuelas neurológicas a largo plazo

Los hallazgos, publicados en medRxiv, revelan que el SARS-CoV-2 provoca un deterioro en la función ejecutiva de los contagiados, independientemente de la gravedad del caso. Aunque los casos más severos sí que se relacionan con un mayor deterioro cognitivo, según los datos del estudio. 

"El historial positivo de infección por SARS-CoV-2 y la gravedad de los síntomas del COVID-19 se asocian con la disfunción ejecutiva entre los adultos jóvenes y de mediana edad sin antecedentes de coma inducido", concluyen los autores del estudio.

"Esto refuerza lo que estamos escuchando: que el COVID no es 'uno y listo'. Puede tener efectos duraderos y bastante sutiles y dañinos en el cuerpo humano", ha advertido a Medscape William Schaffner, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, Estados Unidos.

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El estudio tenía como objetivo identificar si la infección por SARS-CoV-2 y la gravedad de los síntomas del COVID-19 están asociados a la disfunción ejecutiva

Dicha función está relacionada con las capacidades cognitivas que permiten planificar acciones futuras —la atención, la memoria y la flexibilidad cognitiva, por ejemplo—.

Los investigadores aprovecharon datos de una muestra de cohorte nacional en curso —Proyecto de Experiencias COVID-19 de Canadá (CCEP), del 28 de septiembre al 21 de octubre de 2021— de 1.958 adultos jóvenes y de mediana edad —entre 18 y 54 años—. 

Evaluaron sus síntomas de disfunción cognitiva mediante una forma abreviada de la Escala de déficit de funcionamiento ejecutivo de Barkley (BDEFS), según reflejan en el documento no revisado por pares publicado en medRxiv.

Encontraron que los contagiados con el SARS-CoV-2 pueden sufrir un deterioro de la función ejecutiva, independientemente de la gravedad de los síntomas de COVID-19 que experimenten. 

También que los hombres, los adultos jóvenes de entre 25 y 39 años de edad y los sintomáticos son más propensos a sufrir este tipo de alteraciones en comparación con las mujeres, los adultos mayores y los contagiados asintomáticos. 

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Un metaanálisis ya revisado por pares detectó que hasta un 27% de los pacientes recuperados experimenta trastornos de la atención —junto a la fatiga (58%), los dolores de cabeza (44%) y la caída del cabello (25%)—. 

Una investigación, de agosto de 2020, publicada en The Lancet, también corroboró que el 55% de los recuperados del SARS-CoV-2 aún pueden mostrar síntomas neurológicos durante las visitas de seguimiento 3 mesesdespués

Además, conforme a uno de los análisis de JAMANetwork, este tipo de pacientes tienen también más probabilidades de sufrir depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y trastorno por consumo de sustancias, tal y como había informado Business Insider España con anterioridad.  

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