Una pastilla contra el COVID-19 podría llenar pronto una laguna en nuestra respuesta a la pandemia que las vacunas son incapaces de cubrir

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Pastillas o medicamentos

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  • Las farmacéuticas están compitiendo por desarrollar un fármaco que pueda tratar el COVID-19.
  • Merck ha sido la primera empresa en anunciar resultados satisfactorios en sus ensayos, pero vienen otros en camino. 
  • Un tratamiento eficaz y fácil de tomar podría desempeñar un papel importante en la respuesta a la pandemia junto con las vacunas.
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Otro avance en la carrera contra el COVID-19 podría estar a pocas semanas de distancia, pero esta vez en forma de pastillas en lugar de inyecciones

Dos grandes fabricantes de fármacos —Pfizer y Roche— prevén que los resultados de los ensayos de sus fármacos antivirales experimentales vean la luz antes de finales de año. 

Merck ha asegurado que su píldora antiviral reduce el riesgo de hospitalización y muerte. Y planea pedir a la FDA (la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos) una autorización de emergencia de inmediato. 

Si tienen éxito, estos tratamientos podrían llenar un vacío no cubierto por las vacunas: ayudar a las personas ya infectadas a recuperarse más rápidamente. 

E incluso podrían evitar que la gente desarrollase el propio COVID-19.

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Estos medicamentos orales podrían cambiar la forma en que los médicos tratan los casos leves y moderados de COVID-19 y "reducir la percepción de riesgo de la pandemia por parte de la gente", según ha descrito Matthew Harrison, analista de biotecnología de Morgan Stanley, en una nota publicada el pasado 27 de septiembre.

No obstante, aunque el entusiasmo esté aumentando a medida que los gigantes farmacéuticos lanzan más estudios, no hay que esperar una cura milagrosa

Si estos antivirales funcionan y son seguros —lo que aún está por ver— es probable que sólo sirvan en determinadas circunstancias

Los científicos que trabajan en estos fármacos dicen que probablemente funcionarán mejor como tratamiento temprano de la infección, lo que significa que no serán muy útiles para las personas que estén gravemente enfermas.

Un tratamiento más sencillo y barato contra el COVID-19

Científica de Merck

REUTERS/Merck

Las pastillas para el COVID-19 son una perspectiva atractiva. Son más sencillas de producir en masa y de administrar, en comparación con los tratamientos de anticuerpos autorizados para tratar la enfermedad que el coronavirus provoca. 

Las terapias con anticuerpos suelen administrarse en forma de transfusiones intravenosas de una hora de duración, seguidas de otra hora de control de los efectos secundarios. Los 3 principales programas antivirales se están probando en regímenes de 10 píldoras: 2 cápsulas cada 12 horas durante 5 días.

También es probable que las píldoras sean más baratas que las transfusiones de anticuerpos —en EEUU, por ejemplo, estos tratamientos son gratuitos para los pacientes pero cuestan al Gobierno más de 1.000 dólares (más de 860 euros) por caso—.

Estos nuevos fármacos podrían complementar a las vacunas. Porque, aunque las vacunas son muy protectoras, también tienen sus limitaciones.

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Hay parte de la población que se niega a vacunarse; algunos de los que se vacunan, como los que tienen un sistema inmunitario debilitado, no consiguen obtener una respuesta inmunitaria de éxito; y persiste la incertidumbre para todos sobre la duración de la protección y la eficacia de las vacunas para detener la transmisión.

"Todavía no entendemos cómo va a afectar la continua evolución viral a la eficacia de la vacuna en general", dijo Daria Hazuda, la vicepresidenta de investigación de enfermedades infecciosas en Merck, quien dirige la investigación de la píldora contra el COVID-19. 

"Todavía hay un papel importante para los antivirales".

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Los antivirales serían "una pieza más del gran rompecabezas de la solución del problema del COVID", añade Bernadette Boden-Albala, directora del programa de salud pública de la Universidad de California, que no ha participado en la investigación.

Pero Boden-Albala también advierte que será necesario un equipamiento con pruebas rápidas ampliamente disponibles y una forma fácil de escribir y dispensar rápidamente recetas para los millones de pacientes. 

"Sólo tenemos que conseguir que el proceso sea correcto: ése ha sido nuestro problema", advierte Boden-Albala sobre la situación en el país.

Merck, Pfizer y Roche lideran la carrera por la pastilla contra el COVID-19 

Merck pedirá a los reguladores que autoricen la primera píldora antiviral contra el COVID-19, después de que un ensayo muestre que reduce a la mitad el riesgo de hospitalización o muerte

Merck

Este viernes, Merck anunció que los resultados de un estudio provisional revelaron que su píldora antiviral reducía a la mitad el riesgo de hospitalización o muerte por COVID-19

La empresa asegura que planea pedir a la FDA una autorización de emergencia para el fármaco "lo antes posible"

La farmacéutica está desarrollando un antiviral llamado molnupiravir, que se desarrolló originalmente como tratamiento para la gripe. La compañía obtuvo la licencia del fármaco en julio de 2020 de Ridgeback Biotherapeutics, una pequeña biotecnológica con sede en Miami, EEUU. 

Merck está terminando un estudio con 1.850 voluntarios con COVID-19 leve o moderado que reciben aleatoriamente pastillas de molnupiravir o de placebo. El objetivo principal es comprobar si hay menos pacientes con molnupiravir que sean hospitalizados o mueran al cabo de 29 días en comparación con los que reciben el placebo.

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Por lo general, los antivirales lanzan una guerra contra el virus dentro de nuestras células. Los virus secuestran nuestras células y las convierten en máquinas de replicación. Los antivirales intentan bloquear ese proceso de replicación

Los fármacos como el molnupiravir, llamados nucleósidos, insertan intencionadamente errores en el proceso de copia, obstruyendo la búsqueda del virus para replicarse.

Este proceso también significa que los antivirales suelen ser más potentes cuando se administran en una fase temprana, cuando la replicación es limitada. 

En abril, por ejemplo, Merck dejó de investigar su fármaco en pacientes hospitalizados con COVID-19, aludiendo a que los datos provisionales sugerían que no ayudaba a esos pacientes.

Una píldora diaria como tratamiento contra el coronavirus: los científicos pronostican que en cuestión de meses podrían ver la luz antivirales que atajen la enfermedad

El gigante farmacéutico suizo Roche también está desarrollando un nucleósido denominado AT-527 con una pequeña biotecnología con sede en Boston (EEUU) llamada Atea Pharmaceuticals. 

Este fármaco se estaba investigando como un antiviral contra la hepatitis C antes de que estallara la pandemia. Ya los resultados preliminares de un pequeño estudio clínico anunciados en junio mostraban el potencial del fármaco, pero los próximos datos serán más definitivos. 

Roche espera obtener resultados antes de final de año de un estudio que compara el AT-527 con un placebo en 1.386 personas con COVID-19 leve o moderado.

El director general de Roche Pharmaceuticals, Bill Anderson, cree que los antivirales orales son los tratamientos más prometedores de la industria, según sus declaraciones en una rueda de prensa del pasado 7 de septiembre. 

El antiinflamatorio Actemra de Roche, autorizado en EEUU para tratar a los pacientes hospitalizados por COVID-19, sólo es útil cuando los pacientes se enfrentan a una enfermedad grave y tienen dificultades para respirar, según Anderson.

"Lo que realmente se quiere es poder tratar a la gente antes de que se ponga tan enferma", explica.

Pfizer inicia un estudio para determinar si su pastilla contra el coronavirus puede evitar el contagio de la enfermedad

Por último, está el programa antiviral de Pfizer, que actúa de forma ligeramente diferente al bloquear una enzima proteasa que desempeña un papel clave en el proceso de copia del virus. 

Pfizer está probando este antiviral en combinación con una dosis baja de ritonavir, otro antiviral que ralentiza la descomposición del medicamento de Pfizer para que dure más tiempo en el organismo.

En julio, Pfizer inició un estudio con 3.000 voluntarios de pacientes no hospitalizados con COVID-19, con la esperanza de reducir las tasas de hospitalización y muerte en comparación con un grupo de placebo. 

La farmacéutica también espera tener resultados de ese estudio antes de finales de año, lo que podría respaldar una solicitud de autorización de emergencia si tiene éxito, según ha confirmado a Business Insider un portavoz de la empresa.

Pastillas para prevenir la enfermedad que el coronavirus provoca

Pastillas

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Otros desarrolladores de fármacos confían en que habrá margen de mejora más allá de esta primera oleada de antivirales orales

Entre esas empresas se encuentra la española Pharmamar, que estudia un fármaco que podría ser unas 100 veces más potente que el remdesivir para tratar el coronavirus, según los datos preliminares de un estudio liderado por científicos españoles publicados en mayo. 

En el ensayo preliminar un 74% de los pacientes con enfermedad moderada recibieron el alta hospitalaria en la primera semana del tratamiento. 

Enanta Pharmaceuticals, una pequeña biotecnológica de Massachusetts (EEUU) que pretende iniciar las pruebas iniciales en humanos a principios del año que viene para su propia píldora contra el coronavirus.

"El hecho de que haya algo que avance y que vaya a tener datos a finales de año no significa que vayan a ser buenos datos", advierte a Business Insider el director general de Enanta, Jay Luly.

También hay ensayos clínicos que estudian la posibilidad de administrar los antivirales incluso antes de que la gente enferme.

Merck y Pfizer ya están reclutando voluntarios para los ensayos de profilaxis, que están diseñados para ver si sus medicamentos previenen la infección y la enfermedad sintomática en primer lugar. Ambos estudios están reclutando a personas que viven con alguien que tiene COVID-19 sintomático. Roche también tiene previsto iniciar un estudio de prevención similar antes de finales de año.

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"Sabemos que los antivirales, incluso en estas infecciones respiratorias agudas, funcionan realmente bien como profilaxis", asegura Hazuda, de Merck. 

La investigación sobre el tratamiento del VIH es el ejemplo más convincente. El tratamiento de profilaxis previa a la exposición para el VIH es hasta un 99% eficaz en la prevención de la infección después de la exposición al virus. Este mismo concepto es válido para los tratamientos de la gripe y el virus respiratorio sincitial.

Hazuda también ve un papel para el antiviral de Merck más allá del COVID-19 para hacer frente a futuras amenazas pandémicas. Según Hazuda, el molnupiravir ha mostrado eficacia contra diversos virus en estudios de laboratorio, incluido el ébola. Aunque le queda un largo camino por recorrer para ser un tratamiento eficaz, podría ayudar a prepararse contra futuros patógenos, asegura. 

"Estamos muy contentos de que sea algo que tengamos a mano y que pueda desempeñar un papel importante en futuras transmisiones zoonóticas de otros coronavirus, así como en futuros brotes de nuevas cepas del virus de la gripe", dice.

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