Consiguen crear bacterias artificiales resistentes a virus letales como el COVID-19 mediante la modificación del código genético

bacterias virus científicos

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  • Por lo general, virus y bacterias han luchado una batalla en el interior de los seres vivos, aunque ninguno de los 2 bandos es el bueno o el malo.
  • Sin embargo, en este caso, un grupo de investigadores británicos ha conseguido modificar el código genético de bacterias para hacerlas inmunes a la mayor parte de virus y han logrado que estas crezcan aún más.
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Están entre los seres humanos y el interior de las formas de vida, aunque no son visibles. Este podría ser perfectamente el inicio de una narración de terror o de una conquista paranoica por seres diminutos; sin embargo, es algo más básico y terrenal, las bacterias y los virus.

Aunque con el avance de la pandemia global, el coronavirus ha provocado que una gran cantidad de personas comience a interesarse por la biología, la complejidad de algunos temas supone que cuestiones tan importantes como las bacterias pasen desapercibidas.

Es el caso de la Escherichia coli, una de las bacterias más conocidas, que no es ni buena ni mala, ya que no tiene capacidad de razonamiento como los seres humanos. Por el contrario, es la tercera causa más común de enfermedad zoonótica transmitida por alimentos, con una incidencia de 7.775 casos en 2019, aunque también es la protagonista de un estudio revelador, ya que se ha convertido en la primera barrera para los virus bacterianos. 

Un novedoso estudio, liderado por Jason W. Chin, del Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica de Cambridge (Reino Unido) y publicado en la prestigiosa revista Science ha conseguido modificar o corregir e código genético para dar a luz a una especie nueva, capaz de lograr inmunidad a la mayoría de virus, algo de suma importancia, por ejemplo, para el actual coronavirus.

La expansión artificial del código genético

Cuando un virus bacteriano infecta un cuerpo, a nivel genético se produce una batalla encarnizada que puede llegar a suponer la muerte del huésped, en caso de que esta la pierda el bando equivocado. Es el caso, por ejemplo, de una invasión de fagos (bacterias atacadas por virus) en el cuerpo humano, lo que ocurre con el COVID-19.

En el código genético, que es universal a casi todos los seres vivos, existen cerca de unos 250 aminoácidos, aunque solo 20 de ellos son básicos. La información básica, por llamarla de alguna forma, se encuentre presente en 3 nucleótidos denominados codones en el ARN mensajero, cada uno de los cuales representa a un aminoácido básico para a fabricación de proteínas, siendo posibles 64 codones, aunque 3 de los mismos no se encargan de la codificación de aminoácidos.

A nivel genético, el equipo británico ha fabricado aminoácidos artificiales, provocando que los virus aprovechen los codones para hacerse con el control del territorio que quieren, expandirse y conseguir la aniquilación. El territorio es, nada más y nada menos, que las células.

En este sentido, los científicos están del bando bueno en esta batalla y, mediante una técnica genética conocida como CRISPR-Cas 9, que corta a voluntad determinadas secuencias del genoma humano para sustituirlas por otras artificiales, creadas por ordenador, con el objetivo de ayudar a la E. coli a ser resistente.

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Dichos investigadores lo han conseguido, gracias a la secuencia genética artificial, un avance que podría suponer la inmunidad frente a numerosos tipos de virus, es decir, el fin de algunas de las pandemias más horribles que han asolado a la humanidad y a los animales, como ya fue la gripe aviar.

Aunque parezca algo peligroso, los científicos han "gaseado" a las bacterias sintéticas con diferentes virus para comprobar su resistencia. Pero no solo incrementaron esta, sino que comenzaron a crecer de manera vertiginosa, es decir, que los investigadores han dado un apoyo esencial a las bacterias en esta guerra, gracias a la reducción y el mejoramiento del código genético.

"La capacidad de generar proteínas de diseño utilizando múltiples bloques de construcción no naturales desbloqueará innumerables aplicaciones, desde el desarrollo de nuevas clases de bioterapéuticos hasta biomateriales con propiedades innovadoras", ha celebrado Delilah Jewel, del Boston College (Estados Unidos), en un comentario a modo de reflexión en Science

En resumen, esta investigación podría suponer un avance agigantado de la biología y, con ella, de otras aplicaciones, como la medicina. Todo ello al servicio de la humanidad.

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