Fui una jefa tan mala y controladora que todos mis trabajadores renunciaron: eso me enseñó cuál es la única cualidad que deben tener los grandes líderes

Joana Galvão, Contributor,
Joana Galvão ha cambiado su estilo de gestión de una manera enorme.
Joana Galvão ha cambiado su estilo de gestión de una manera enorme.Joana Galvao
  • Joana Galvão es la co-fundadora de Gif Design Studios, una premiada agencia de diseño.
  • Cuando ella iniciaba su compañía, ella microgestionaba a sus empleados literalmente mirando por encima de sus hombros e interrumpiéndoles para retocar su trabajo.
  • Ella hace casi todo de manera diferente en estos días, pero el cambio más importante en su estilo de liderazgo fue sumar mucha más humildad.

"No aprendes a caminar siguiendo reglas, aprendes haciéndolo y cayéndote", escribió el fundador de Virgin, Sir Richard Branson.

Eso es verdad, pero caer también duele.

Incluso mejor que aprender de tus propios errores dolorosos es aprender de los de otra persona, por eso me gustaría contarte la historia de cómo mi gestión al detalle (microgestión) llevó a mis primeros empleados a renunciar.

Los sueldos y las tartas no compensan el micromanaging

Era increíblemente joven cuando comencé mi agencia de diseño con solo 22 años, y como muchos jefes, me preocupaba que mis empleados no respetaran a alguien con tan poca experiencia en su haber. Respondí contratando a dos diseñadores recién salidos de la universidad que eran incluso más jóvenes que yo.

No tenía experiencia como líder, pero estaba decidida a ser una buena jefa. Les pagué a mis empleados muy generosamente. Me aseguré de que estuvieran trabajando en proyectos geniales. Los saqué a almorzar. Incluso personalmente les hice pasteles de cumpleaños.

Pero, en retrospectiva, me di cuenta de que también los microgestionaba. Es decir, los controlaba al detalle. La misma ansiedad por mi desempeño que me llevó a insistir en la contratación de graduados recién salidos de la universidad me hizo observarlos como si fuera un halcón. Sus escritorios estaban colocados de tal forma que yo estaba literalmente mirando por encima de sus hombros. Después de cerrar un acuerdo, les entregaba el trabajo y les indicaba exactamente cómo y cuándo hacerlo. Cuando llegaba otro trabajo, les exigía que dejaran lo que estaban haciendo. Me encargaba de sus proyectos a medio camino para ajustar las cosas.

Después de aproximadamente un año, sucedió lo inevitable. Ambos empleados me convocaron a una reunión y exigieron enormes aumentos antes de repartir una larga lista de quejas, desde las incómodas sillas hasta la falta de reconocimiento público por sus contribuciones. Me quedé atónita, y aunque intenté ofrecer algunas concesiones y un aumento de sueldo, ellos renunciaron ese mismo día. Semanas más tarde, incluso intentaron robar mis clientes al rebajar mis precios.

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Afortunadamente, todos mis clientes fueron muy amables y les dijeron a mis ex empleados que la integridad era más importante que el talento o el coste. Pero sin personal, perdí clientes importantes porque simplemente no podía satisfacer sus necesidades.

Estaba herida. Estaba enojada, y tras aproximadamente un mes de estar deprimida sintiéndome un fracaso y una jefa terrible, mi esposo me retó. "Lección aprendida. Hazlo de nuevo", me dijo. "Irá mejor la próxima vez".

Me levanté y comencé el proceso de contratación nuevamente, decidida a hacer todo mejor la segunda vez.

Descubriendo el poder de la humildad

Cuatro años después, tengo un equipo de 10 empleados. Esta vez he hecho casi todo de manera diferente, pero el cambio más importante en mi estilo de liderazgo fue añadir mucha más humildad.

Lo gracioso de ser una jefa joven es que sientes que necesitas justificarte todo el tiempo: para demostrar que sabes más que tu equipo y que tienes todas las respuestas. Cuando empecé mi empresa, sentí que tenía que contratar a personas más jóvenes que yo porque esa era la única forma en que me respetarían. Tampoco me atrevía a pedir su opinión, o lo que pensaban que nuestra agencia necesitaba para ser mejor.

Pero ese es el enfoque equivocado. El respeto como líder, pude aprender, no viene de ser más hábil o más experimentado. No necesitas saber cómo hacerlo todo mejor. En cambio, necesitas saber cómo admitir tus propias limitaciones y respetar y respaldar las contribuciones esenciales de los demás.

La segunda vez no tuve miedo de contratar a personas mayores que yo. Contraté a diseñadores que sabían cosas que yo no sabía y me las enseñaron. Uno de mis diseñadores tiene cinco años más de experiencia que yo. Mi jefe de proyecto es 10 años mayor que yo.

Para aprovechar esa experiencia, tuve que empezar a ser más abierta con respecto a lo que no sabía. Aprendí a admitir: "No tengo ni idea de cómo resolver esto". No hay nada de malo en que un líder diga: "Creo que es mejor que resolvamos esto juntos". Establezco la visión, traigo a los clientes, tomo las decisiones finales, pero las ideas de mi equipo son tan válidas y valiosas como las mías.

Eso se refleja en cómo gestiono mi negocio de muchas maneras ahora. Cuando incorporé a mi equipo actual, hicimos un ejercicio de marca juntos para que el sitio web reflejara todas nuestras contribuciones y visiones. Sus nombres están en cada proyecto que lideran. Mirar por encima del hombro ha sido reemplazado por reuniones matutinas, Slack, flexibilidad en la programación y muchas actividades de equipo.

Eso ha sido genial para el ambiente en la oficina y la calidad de nuestro trabajo. También ha sido excelente para la compañía, que está creciendo constantemente y para la retención. He mantenido mi equipo durante cuatro años, a pesar de que otras agencias han tratado de llevárselos.

Pero también ha sido genial para mí personalmente como líder. Siento como si un peso se hubiera quitado de mis hombros, como si ya no me correspondiera resolverlo todo. En su lugar, nosotros -todos nosotros- estamos en esto juntos. Llegar a este lugar significaba que tenía que dejar de microgestionar, de controlar en exceso pero para lograrlo, descubrí, que eso significaba enfrentar mis miedos relacionados con ser una líder tan joven.

Cuando tuve miedo de mostrar mi inexperiencia, todo se vino abajo. Cuando fui lo suficientemente valiente como para admitirlo y pedir ayuda, sucedieron cosas asombrosas. Espero que otros jóvenes fundadores puedan aprender de mi torpeza sin tener que recibir el mismo golpe doloroso que yo obtuve. Humildad, no control, es lo que te hace un gran líder.

Joana Galvão es cofundadora de Gif Design Studios,  una premiada agencia de diseño especializada en identidades de marca y diseño obsesionado con la conversión. Con sede en Oporto, Portugal, con un equipo de 10 diseñadores y desarrolladores, Gif Design Studios ofrece una gama completa de servicios de diseño digital y de impresión a líderes de la industria en diecisiete países de los cinco continentes. Joana habla a nivel internacional sobre el poder del diseño y la creatividad y su trabajo se ha presentado en Guardian UK, Brand Brilliance y en la revista Digital Arts.

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