El cuidado del cerebro es una industria a punto de explotar, según este español que asegura que la neurociencia vive una revolución tecnológica

Un paciente es tratado con realidad virtual para aliviar su dolor en un hospital en París.

Reuters

  • Sharp Brains fue fundada por el español Álvaro Fernández para hacer el seguimiento de una industria que él creía que estaba sufriendo una auténtica revolución tecnológica: el cuidado del cerebro. 
  • En una entrevista con Business Insider España el CEO de Sharp Brains explica la trayectoria de la compañía y el potencial de la neurociencia para afrontar algunos de los grandes retos de la salud. 
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En la última semana, Calm, una aplicación de bienestar mental ha levantado 75 millones de dólares en una ronda de financiación y ha disparado su valoración hasta los 2.000 millones de dólares. 

En la misma línea, Pear Therapeutics ha conseguido 80 millones de dólares para apoyar el lanzamiento comercial de sus productos digitales para tratar algunas adicciones y el insomnio. 

Los dos movimientos son síntoma de la buena salud del sector del cuidado del cerebro. O así lo interpreta el economista Álvaro Fernández, director ejecutivo de SharpBrains, una firma de investigación de mercado independiente que rastrea la neurociencia aplicada y la neurotecnología emergente.

"Está habiendo una revolución tecnológica en la salud mental y cerebral", asegura Fernández en una entrevista con Business Insider España. 

Ese convencimiento, que nació después de su paso por Stanford aprendiendo de temas de e-learning, hizo que Fernández fundara Sharp Brains de la mano del neurocientífico Eljonon Goldber. 

Antes en las filas de compañías como  McKinsey & Company, Bertelsmann y Ashoka, el CEO de Sharp Brains creó la nueva compañía para mantener el ojo en una industria que cree que explotará en los próximos cinco años. 

Álvaro Fernández, CEO de Sharp Brains
Álvaro Fernández, CEO de Sharp Brains

Sharp Brains 

La empresa nació en 2007, cuando Fernández se dio cuenta de que el campo científico estaba avanzando mucho en el conocimiento de la neuroplasticidad (la capacidad del cerebro para seguir aprendiendo durante toda la vida) y de la reserva cognitiva (capacidad de nuestro organismo de resistir el deterioro cerebral sin presentar síntomas). 

"El cerebro es como nuestra cuenta corriente y podemos invertir en él para retrasar los síntomas de algunos trastornos", asegura Fernández.  

En paralelo al desarrollo científico, el economista detectó que estaba habiendo una revolución de aplicaciones digitales, especialmente en China y Estados Unidos, y comprendió rápidamente que se hallaba ante una nueva industria. 

"Queríamos hacer un seguimiento y asegurarnos de que la ciencia que impulsa esta industria es seria", explica Fernández, que indica que están centrados en tecnología no invasiva, por lo que sus análisis dejan fuera a proyectos como Neuralink, el chip cerebral de Elon Musk que pretende curar enfermedades neurológicas. 

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"El mercado está creciendo más rápido de lo que habíamos previsto"

La actividad de Sharp Brains se centra en la preparación informes de mercado generales y adaptados, la publicación de guías para el consumidor, la organización de una conferencia anual global y virtual y el asesoramiento estratégico a compañías e instituciones. 

Desde que comenzaron a hacer el seguimiento, el mercado "ha escalado y ha crecido" a un ritmo superior al que se había estimado inicialmente. 

"Cuando empezamos era una industria con unos ingresos de 250 millones de dólares y ahora se prevé que cierre el año con más de 6.000 millones de dólares a nivel mundial", señala Fernández. 

El CEO asegura que cada más capital riesgo se invierte en este tipo de proyectos con rondas cada vez más rondas grandes. 

"Estamos viendo un gran desarrollo de la ciencia y de las patentes", asegura Fernández, señalando que la innovación proviene de startups y universidades, pero también de las grandes empresas como Google y Apple. 

"El mercado está creciendo cada vez más rápido de lo que habíamos previsto", concluye el CEO. 

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Fernández se defiende de las críticas y asegura que la evidencia científica no deja lugar a dudas 

Que el cuidado de la alimentación y el ejercicio regular ayudan a mantener la buena salud son datos indiscutibles. Sin embargo, conceptos como la neuroplasticidad y la reserva cognitiva han acuñado el término del entrenamiento cerebral, explotado por compañías y empresas que aseguran que sus productos frenan o previenen el deterioro cognitivo. 

El público no es pequeño: hoy en día, casi 50 millones de personas en todo el mundo tienen la enfermedad de Alzheimer (EA) o demencias relacionadas. Los investigadores estiman que el tratamiento de todos estos pacientes cuesta más de 800.000 millones de dólares al año.

Y eso es solo uno de los trastornos para los que la neurociencia tiene promesas de mejora, como el autismo o el déficit de atención. 

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Además, la atención al cerebro está aumentando también gracias al impulso de la industria del anti envejecimiento, que busca que la calidad de la vida se mantenga al ritmo de la esperanza de vida. 

Sin embargo, el sector se presta al fraude y en 2014 un grupo de 70 investigadores firmó una carta crítica con la industria del brain training y algunas compañías en Estados Unidos han sido acusadas de cobrar miles de dólares por tratamientos inútiles. 

Sin embargo, Fernández asegura que hay suficiente evidencia científica para respaldar el brain training y, aunque reconoce que hay tecnologías que no funcionan, asegura que lo importante es que "cada vez hay más herramientas que sí se pueden utilizar".

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El mercado de la terapia digital ya está maduro, pero Fernández tiene una gran apuesta para el futuro del sector 

Para el CEO lo más importante es transmitir el mensaje de que el cerebro se puede entrenar a cualquier edad y que hay diferentes estilos de vida que afectarán a tu salud cerebral y a tu capacidad de combatir el deterioro cognitivo en el futuro. 

Ahora mismo, Fernández asegura que el segmento más maduro de la industria es lo que se conoce como digital therapeutics: aplicaciones que trabajan el comportamiento cognitivo o que ofrecen soluciones tecnológicas a problemas muy concretos como la adicción al tabaco o el insomnio. 

En España, por ejemplo, la startup Psious utiliza realidad virtual para tratar los trastornos mentales y cerró en marzo de 2019 una ronda de financiación de 8 millones de euros con la participación de Sabadell Asabys, Caixa Capital Risc y Sabadell Venture Capital para continuar creciendo. 

En Estados Unidos, la compañía Akili Interactive acaba de recibir luz verde de la FDA para su producto EndeavorRx que trata el trastorno de déficit de atención e hiperactividad en niños mediante videojuegos. El tratamiento debe ser recetado por un médico y la propia empresa señala que no es un sustituto de la terapia farmacológica. 

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Sin embargo, de cara al futuro la apuesta de Fernández está en los biomarcadores digitales. "Todo el mundo ahora tiene un dispositivo. Esos dispositivos se pueden utilizar para recoger datos de las personas y detectar problemas muy pronto", asegura el director de Sharp Brains. 

Fernández se refiere a proyectos como el de Mindstrong, que recientemente ha levantado 100 millones de dólares en una ronda de financiación para escalar su negocio a través del cual monitoriza el bienestar de los usuarios utilizando sus dispositivos móviles. 

Entre los biomarcadores digitales que recoge la tecnología está la forma en la que el usuario teclea o se desliza sobre la pantalla del móvil. 

El CEO reconoce que este segmento presentará problemas de privacidad, pero asegura que "la oportunidad está allí". 

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