Las interfaces del sector público dejan a gente atrás, pero a la Administración no se le puede exigir mejor software: la esperanza está en los datos abiertos

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Una señora de 60 años necesita conseguir su hoja de vida laboral para poder buscar trabajo. Explicó en su oficina del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) que no tenía conexión a internet en casa, pero la respuesta que obtuvo fue que acudiese a una biblioteca, que allí las conexiones son gratuitas y encima le ayudarían.

La señora, por supuesto, no tiene ni idea de qué es el DNI electrónico o Cl@ve. Afortunadamente, uno de los bibliotecarios del centro al que acude se sienta con ella y trata de ayudarla a descargarse la documentación que necesita. El propio bibliotecario se da de bruces con lo complejo que resulta el proceso. Hay una opción para solicitar acceso mediante SMS, pero la mujer no tiene móvil.

En este caso hubo solución. Una de las opciones para pedir esa documentación es rellenar un formulario. Pero mientras lo completaban hubo un último escollo: dirección de correo electrónico. La persona que solicitaba la vida laboral no tenía una. Nunca la había necesitado. Le ayudaron a crearse una cuenta que no volverá a consultar nunca más, solo para ello.

De esta forma, el propio bibliotecario compartía en Twitter lo "inadmisible" que le resultaba que la administración "deje atrás a personas que, por la razón que sea, no tienen conocimientos o accesos a las (no tan) nuevas tecnologías". "Lo de 'esto se hace por internet' como respuesta por defecto y dejando a gente desatendida no debería permitirse en ningún ámbito", zanjaba.

Digitalizar "sin dejar a nadie atrás" es una de las principales consignas del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, en especial desde que comenzaron a llegar los esperados fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Sin embargo, sucede: se está dejando a gente atrás.

 

Incentivar la formación en competencias digitales, también entre las personas mayores, es uno de los principales desafíos adquiridos por el Gobierno después de que el informe DESI de la Unión Europea diagnosticara en su penúltima edición que esa era una de las principales flaquezas de España en cuanto a madurez tecnológica.

Mientras esas competencias deseables se alcanzan, algunos expertos inciden en el papel que juegan las interfaces de usuario (UI) en muchas plataformas digitales del sector público. "Las interfaces que nos proporcionan las administraciones son bastante deficientes en general", expresa Jaime Gómez-Obregón, hacker y activista en defensa de la apertura de los datos públicos.

Al albur de esas interfaces, en muchos casos insuficientes para llegar a todos los ciudadanos, nacen iniciativas privadas que buscan convertirse en puentes. El despacho Pons IP presentó hace semanas Singular TM, una plataforma que facilita a los usuarios el optar a marcas y registrarlas ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) o ante la análoga europea, la EUIPO.

Es necesario remarcar que Singular TM de Pons IP ofrece algunas novedades frente a un registro básico de marcas ante la Oficina, dependiente del Ministerio de Industria: también garantiza un servicio de atención personalizado, un monitoreo y un sistema de avisos automáticos cuando alguien esté intentando registrar un logo o un nombre comercial similar al tuyo.

Pero además de esos añadidos, lo que plantea Singular TM es una interfaz amable y accesible para ejecutar ese trámite administrativo. Lo mismo sucede con algunas apps singulares como GoSubastas, una app de reciente publicación que concentra la información de todas las subastas públicas que se están publicando en el Boletín Oficial del Estado.

Cuando lo público no llega, aparece lo privado. Y eso no es necesariamente malo.

Las UI, una capa que no es suficiente para hacer accesible la digitalización

Lo explica el propio Gómez-Obregón, que aunque reconocía que las interfaces que proporcionan las administraciones "son bastante deficientes en general" surgen "este tipo de iniciativas privadas". Pero este hacker no diría que si la Administración General del Estado "mejorara estas interfaces" dichas iniciativas "fuesen a desaparecer".

"Muchas veces estas plataformas proporcionan una capa de valor que es útil, que es buena, que va más allá de la interfaz de usuario (UI)". De hecho, lo ejemplifica con las plataformas para registrar marcas. Eso sí, "las UI" del sector público "tienen que mejorar" porque "empeorarlas, en algunos casos, ya es imposible".

"Las UI son una tendencia a mejorar, es algo que va a ir a mejor. Pero la Administración General del Estado nunca va a hacer buen software, y eso tenemos que asumirlo. Es muy raro que la Administración Pública haga software bien. Lo están haciendo muy bien Reino Unido, Canadá... pero no se le puede pedir a una comunidad autónoma o un ayuntamiento software excelentes".

"Ni siquiera las empresas de software hacen software excelente", recuerda Jaime. Por eso, este activista en defensa de los datos abiertos considera que lo mínimo exigible al sector público son unas interfaces "mínimas", "que funcionen".

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El debate de las interfaces en realidad es solo una capa de un asunto mucho más profundo y complejo. "A menudo escuchamos discursos maximalistas por parte de políticos: no se trata de hacerlo todo. Se trata de hacer poco, hacerlo bien y allanar así el camino para que el que venga detrás pueda incluir su capa de valor", expone.

Jaime Gómez-Obregón está acostumbrado a trabajar así. En mayo de 2007, hace 15 años, liberó una base de datos con los precios actualizados diarios de las gasolineras de toda España. Creó de esta manera un buscador llamado El Precio de la Gasolina y aunque en un primer momento el hacker pensó que acabaría denunciando, se acabó convirtiendo en un ejemplo.

El hacker financia mucha de su actividad en una plataforma de micromecenazgo, Patreon, donde suma más de 600 mecenas. Se hizo conocido después de crear contratosdecantabria.es, una herramienta que expone 20.000 expedientes de contratación del sector público en su comunidad, al tiempo que anima a extender "esta y otras ideas al resto de territorios" del país.

De hecho, el año pasado lanzó una intensa auditoría sobre las aplicaciones móviles desarrolladas por la Administración Pública, denunciando sonados fracasos y el "humo" que en demasiadas ocasiones impregna el discurso de los candidatos electorales (también en los metaversos). 

Ahora está trabajando en lo propio explorando la Plataforma de Contratación Pública del Estado mientras exige más transparencia en lo público.

La clave está en los datos

Por eso Gómez-Obregón incide en que la interfaz de usuario no lo es todo. Volviendo al ejemplo del mapa con los precios de la gasolina, "¿la Administración podría haber hecho eso?", se pregunta. "Sí, pero si la Administración Pública permite que lo haga un tercero no tendremos que pedírselo al Ministerio".

"Que no se preocupen, que hagan una interfaz mínima, que nos den los datos, para que si alguien quiere y encuentra la necesidad, la desarrolle". Hay capas que el sector público "nunca te va a dar", lamenta el hacker. El set de datos con el precio de la gasolina podría incluir la posibilidad de poner cuál es tu coche y así saber cuántos kilómetros podrás recorrer por cuánto dinero.

Esa información se podría cruzar con la API de Google Maps, incide Gómez-Obregón, y así los ciudadanos podrían saber "hasta dónde pueden llegar con el precio de la gasolina". "Pero eso la Administración Pública nunca lo va a perseguir ni se lo podemos exigir: ni tienen tanta gente ni tienen visión para tanto. Es un tema complejo".

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Un tema "complejo" que en ningún caso se convierte en crítica: Gómez-Obregón enfatiza en que muchas veces ese tipo de soluciones digitales no responden a la función esencial del sector público. "Basta con que publiquen los datos como los tengan: si lo tienen en un Excel, que publiquen el Excel, y si tiene errores, que pongan un aviso de que contiene errores".

Para Jaime Gómez-Obregón, lo que sucede en el sector público es "una disociación". Hace unos días participó en un foro sobre transparencia en el sector público. La entrevista con Business Insider España fue poco antes de que interviniese en dicho foro. Pero está acostumbrado a verlo en citas similares:

"Hay dos planos. Por un lado la realidad, que avanza lentamente. Por el otro lado, el plano dialéctico. A veces las administraciones hablan de entelequias, de transparencia como si fuese una batalla conquistada, como si fuese todo maravilloso. Yo no me veo reflejado muchas veces. Y muchas veces en privado ellos mismos te reconocen que transformar la Administración cuesta una generación".

Esa es la clave para Gómez-Obregón: "Cambiar la visión". "Hay que seguir dando la matraca como desde hace 15 años para que vayan cuajando estas cosas. La guerra la vamos a ganar, si no, morimos con las botas puestas. La transparencia, el buen gobierno, compartir datos es una macrotendencia global imparable".

De ahí que sean cada vez más las demandas para abrir datos del Registro Mercantil, del Registro de la Propiedad, y de otros muchos ámbitos de la Administración General del Estado.

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