Dejó su trabajo como ingeniera en Airbus para cumplir su sueño de crear su propia empresa: "Si la pandemia no me hubiese dado tiempo para pensar, no me habría atrevido"

Estefanía Ferrer Lico Cosmetics

Lico Cosmetics

En junio de 2020, en plena pandemia, Estefanía Ferrer tenía una importante decisión que tomar. 

A un lado, ir a lo seguro y seguir con su prometedora carrera en Airbus, un gigante de las aerolíneas cuyos ingresos se fueron en 2021 por encima de los 50.000 millones de euros; al otro, abandonar la empresa para apostar definitivamente por Lico Cosmetics, su startup de cosmética.

No era una elección fácil de tomar. Su trabajo en Airbus como responsable de calidad, un puesto en el que, según el portal Glassdoor, el sueldo base supera los 40.000 euros anuales, le resultaba interesante y retador. 

Tras casi 8 años en la empresa, además, sus superiores y su equipo la conocían y había buena sintonía. En definitiva, sobre el papel, tenía muy pocos motivos para irse de Airbus.

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Pero en el otro lado de la balanza estaba Lico Cosmetics, un incipiente proyecto empresarial de productos cosméticos en que había puesto en marcha junto con una amiga con apenas 10.000 euros y que le permitía dedicarse a la que de verdad es su pasión: emplear la química para elaborar productos de calidad.

A pesar de que hasta ese momento apenas le había podido dedicar unos pocos ratos sueltos, lo cierto es que el negocio traccionaba: gracias al boca a boca entre amigas y conocidas, contaba ya con una cartera de clientes no muy extensa pero radicalmente fiel. 

Lico Cosmetics era, además, el resultado de una ensoñación adolescente: "Dicen mis amigas que me empecé a obsesionar con la cosmética después de un viaje de estudios que hice a Estrasburgo con 15 años. Yo la verdad es que no me acuerdo de eso, pero sí sé que es algo que me ha encantado siempre", cuenta Ferrer por teléfono a Business Insider España.

Finalmente, tomó una decisión: llamó a sus superiores en Airbus y les comunicó que lo dejaba. La noticia no pilló a casi nadie por sorpresa en la empresa, pues hacía ya tiempo que sabían de las inquietudes empresariales de Ferrer. 

Muchas de las primeras clientas de Lico, de hecho, fueron sus propios compañeros y compañeras de trabajo.

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La familia, sin embargo, fue harina de otro costal: "Al principio, no lo veían tan bien. Nuestra gente más cercana siempre quiere para nosotros que estemos bien, que tengamos estabilidad...".

Aunque arriesgada, la apuesta, por ahora, no le ha salido mal. 

A pesar de no haber acudido todavía a ninguna ronda de financiación, Lico ha crecido en este tiempo a una media de un 10% mensual y este año, tras haber superado ya la barrera del millón de euros de facturación, espera acabar el año ingresando 1,5 millones, Black Friday y Navidad mediante.

La pandemia, un factor decisivo

En la decisión de Ferrer el tiempo para pensar representó un importante papel.

"En plena pandemia, con todas las aerolíneas paradas, tuve 3 meses para pensar. En otras circunstancias, a lo mejor no me hubiese atrevido a dar el paso. Pero empecé a vender algo más durante esos meses, a tener unos clientes fidelizados, y de repente me di cuenta de que podía vivir de esto", recuerda Ferrer.

Así, casi de una semana para otra, Ferrer pasó de vivir Sevilla, donde Airbus tiene una sede, a trasladarse a Valencia, donde Juan Roig, el dueño de Mercadona, lidera Lanzadera, una incubadora de startups a través de la cual trata de impulsar proyectos empresariales que se encuentran en sus primeras fases de desarrollo.

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Hasta allí se fue la CEO de Lico Cosmetics para dar el salto. En cuestión de meses, pasó de ser una entusiasta más del mundo de la cosmética con un pequeño ecommerce a convertirse en alguien que dirige su propia empresa.

El equipo creció hasta la decena. A Lico, sin embargo, le faltaba algo más, alguien capaz de dar sentido a la gran cantidad de datos que ya estaban generando. Ferrer encontró al candidato ideal en casa.

Con casi 17 años de experiencia en la multinacional de servicios financieros General Electric, si de algo sabía Juan Sabaté, pareja de Ferrer, era de datos. 

Pero, de nuevo, ambos se topaban con el mismo problema que tuvo en su día Ferrer: ¿cómo renunciar a una lucrativa y segura carrera en una multinacional para lanzarse a la aventura de intentar hacer crecer una startup?

La respuesta, de nuevo, la dio un breve paréntesis para pensar.

Sabaté aprovechó un periodo de vacaciones para ir a Valencia junto con Ferrer, ver con sus propios ojos lo que estaba haciendo Lico Cosmetics y, de paso, echar una mano. En junio de 2021, justo un año después que Ferrer, Sabaté llamó a General Electric: lo dejaba.

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Hoy, Lico Cosmetics trata de abrirse paso en el competitivo mercado cosmético con su propia visión: "Aunque está muy de moda presumir de productos naturales, yo soy ingeniera, así que claro que creo en la química. Con ella mejoramos los productos", explica la CEO.

"La gente está cada vez más informada. Hay componentes como fenoxietanol que el cliente directamente no quiere. Nosotros con esas cosas somos tajantes. Si la normativa permite solo un 2% de un producto, nosotros prescindimos totalmente de él".

Para ello, Ferrer se vale de todo lo que estudió sobre normativa en Airbus, el gigante que dejó para seguir una intuición. 

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