La demanda de café pone en jaque al medio ambiente, pero cultivarlo en laboratorio es demasiado caro

Cosecha de cafe en Colombia

Getty Images

  • La demanda de café se ha incrementado un 60% en las 3 últimas décadas, causando graves problemas ambientales como la erosión de los suelos o la deforestación, con la pertinente pérdida de biodiversidad.
  • La industria también acusa los latigazos del cambio climático, y la volatilidad de los precios perjudica a los productores, muchos de ellos por debajo del umbral de la pobreza. 
  • Invertir en desarrollo e investigación agrícola es clave, ya que las alternativas de laboratorio son costosas y poco viables a corto plazo. 
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Según datos de Café Sabora, el café se trata de la segunda mercancía más comercializada del mundo después del petróleo. Aunque existen diferencias abismales según el país, de media una persona consume 1,3 kilos de café al año. 

En el planeta se beben a diario entre 1.600 y 2.000 millones de tazas de café. De su cultivo viven 125 millones de personas, sin contar con el tostado, la comercialización o la transformación. Su mayor exportador y productor es Brasil y el país que más lo importa, Estados Unidos. 

El consumo de café ha crecido exponencialmente en las últimas décadas: su producción ha aumentado un 60% en los últimos 30 años, planteando múltiples amenazas para el medio ambiente, según advierte la Organización Internacional del Café. 

A la inversa, el cambio climático también pone en peligro la supervivencia del cultivo de café, especialmente el de alta calidad. 

Las plantas procesadoras de café pueden descargar desechos en los ríos y causar contaminación que afecta los sistemas de agua, mata la vida silvestre y perturba los ecosistemas. Los grandes problemas derivados del actual modelo de consumo del café son la deforestación para sus cultivos y la erosión de los suelos.

Los datos son claros y alertan sobre cómo el café está destruyendo el planeta con un uso de los recursos hídricos y energéticos por encima de lo que el planeta puede soportar: en Brasil, la tala de la selva amazónica alcanzó su nivel álgido en 15 años, según revela una investigación del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil.

Esta información estima que se perdieron 13.235 kilómetros cuadrados, equivalentes a 2.429 campos de fútbol,

entre agosto de 2020 y julio de 2021, lo que representa un aumento de la deforestación amazónica del 22% con respecto al año anterior.

La huella ambiental detrás de tu taza de café

Taza de café

Sina Asgari/Unsplash

La producción de café también deja una gran huella hídrica y energética, con 140 litros de agua necesarios para producir solo 125 mililitros de café, segúnWater Footprint Network.

A su vez, la propia industria del café es cada vez más vulnerable al cambio climático y sus fenómenos extremos: tal y como recuerda la CBNC, las heladas y sequías que padeció este año Brasil hizo que los precios de la variante arábica tocaran techo, siendo los más altos en los últimos 7 años. 

Especialistas en materias primas pronostican que el coste del café seguirá al alza en 2022 por la crisis en la cadena de suministro, la inestabilidad de los mercados globales y la incertidumbre de los productores de café más relevantes: Brasil, Vietnam y Colombia. 

Ambientalistas y científicos buscan soluciones sostenibles, como el cultivo de café en laboratorio realizado por científicos de Finlandia, una tecnología que se ha probado con éxito pero que está todavía en pañales: es muy costosa y su escalado, complejo. 

El Centro de Investigación Técnica VTT de Finlandia logró completar el procedimiento utilizando una técnica similar al cultivo de carne en laboratorio: a través de agricultura celular poniendo células de café en un biorreactor.

La producción de café de laboratorio se trata de un proceso que no implica deforestación y que reduce con creces la huella hídrica, permitiendo incluso el uso de agua reciclada. 

También elimina la volatilidad de la cadena de suministro o de las inclemencias ambientales, ya que puede producirse bajo condiciones controladas de temperatura, luz y oxígeno. Y permitiría reducir el consumo energético del transporte y ganar en transparencia y trazabilidad. 

Sin embargo, no es viable por el momento, sino costoso. “No estamos trabajando con granos de café como material de partida, sino con un polvo liofilizado que producimos en el laboratorio”, explicó a CNBC Heiko Rischer, jefe de biotecnología vegetal en el instituto de investigación.

El responsable pronostica que hará falta un mínimo de 4 años antes de que el café cultivado en laboratorio reciba la aprobación regulatoria. No obstante, destaca el elevado interés que ha suscitado. "El café es un producto de lujo y la gente quiere poder comprarlo con buena conciencia", apostilla. 

Inversiones agrícolas para optimizar el café

Los expertos subrayan la importancia de investigar cómo los agricultores pueden reducir el impacto medioambiental del café y brindarles tecnología apropiada. De lo contrario, la falta de desarrollo conducirá a precios todavía más volátiles en el futuro. 

Destacan iniciativas como la de World Coffee Research and Conservation International, que buscan aumentar la producción de los pequeños agricultores y mejorando el aumento de las inversiones en las fincas existentes.

De los 12,5 millones de pequeños productores de café, al menos 5,5 millones de personas viven por debajo del umbral internacional de pobreza, percibiendo menos de 3,20 dólares al día, según datos de Enveritas, una organización sin fines de lucro que ayuda a los pequeños productores de café a encontrar soluciones sostenibles.

Potenciar la agrosilvicultura, mejorar la seguridad alimentaria, combatir los bajos precios para los productores, acometer la renovación tecnológica y luchar contra el cambio climático son algunos de los grandes desafíos de esta industria. 

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