La depresión posparto podría tener relación con el sistema inmune, según un nuevo estudio

Depresión posparto

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Más allá de la melancolía posparto que puede durar hasta 2 semanas después del nacimiento del bebé, algunas madres primerizas desarrollan una forma de depresión más grave y de mayor duración, conocida como depresión posparto.

Según la Clínica Mayo, algunos de los principales síntomas de la depresión posparto son el llanto excesivo, los cambios de humor graves, el aislamiento, la pérdida del apetito, los trastornos de sueño, la fatiga abrumadora o la incapacidad para relacionarse con el bebé.

Puede venir acompañado de desesperanza, irritabilidad, miedo a no ser buena madre, ansiedad extrema, ataques de pánico e incluso, ideación suicida. En estadísticas, alrededor de un 15% de las madres experimentan depresión tras el nacimiento de sus hijos.

Un nuevo estudio relaciona la depresión posparto con el sistema inmune

Una nueva investigación publicada en Molecular Psychiatry arroja luz sobre este fenómeno, vinculando este trastorno depresivo posterior al parto con el sistema inmune.

Codirigido por investigadores de la Virginia Commonwealth University, el informe analiza múltiples características de las muestras de sangre de 482 mujeres con depresión posparto: curiosamente, los hallazgos revelan notorias diferencias en las células B en comparación con aquellas sin la afección.

También conocidas como linfocitos B, las células B son parte del sistema inmunitario que se forman a partir de las células madre en la médula ósea. Se activan cuando el organismo detecta objetos extraños, produciendo anticuerpos. También mandan señales proinflamatorias y antiinflamatorias.

"Hay una interacción realmente delicada del sistema inmunológico durante el embarazo", apunta el genetista Jerry Guintivano, de la Universidad de Carolina del Norte, según recogeScience Alert. 

El sofisticado mecanismo oscila entre prevenir las infecciones y no reconocer al embrión como un cuerpo extraño. Tras el parto, las hormonas deben reconfigurarse para retornar a la normalidad. 

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Tras emplear 3 clases de análisis biológico —la secuenciación del ARN, el genotipado del ADN y la evaluación de la metilación del ADN—, los científicos hallaron miles de transcripciones de células B individuales en mujeres con depresión posparto que no fueron observadas en mujeres sin este problema.

Estas diferencias obedecerían parcialmente a las variantes de ADN y la regulación genética.

Una cuarta técnica genética llamada análisis de vías, que vincula las secuencias de codificación con posibles vías fisiológicas con las que interactúan las proteínas, también apuntó hacia una activación alterada de las células B.

Lo que falta por descubrir en próximos estudios es qué impulsa este comportamiento de las células B y por qué estas están cambiando, así como si reflejan otro cambio en el cuerpo.

El presente informe ofrece el tamaño de muestra más diverso y grande hasta la fecha sobre la depresión posparto: un punto de partida para entender el papel de las defensas del organismo para desentrañar este fenómeno que salpica a 1 de cada 7 mujeres tras el nacimiento de sus hijos. 

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