Sin renunciar a la oficina pero sin hacer las maletas: así es la apuesta por descentralizar el talento que afecta a jóvenes de provincias como Málaga, León o Valencia

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Desde enero de 2018, la población de Madrid y Málaga crecieron de forma ininterrumpida. En julio de 2020, Madrid registró su pico, con 6.757.042 vecinos. Sin embargo, mientras que Málaga continuó creciendo, Madrid comenzó a retroceder. Según los últimos datos provisionales del INE, la población madrileña ha caído en 0,31 puntos porcentuales desde mediados de 2020.

La de Málaga, sin embargo, ha crecido en 0,87 puntos en comparación.

El fenómeno se ha bautizado en diferentes medios como el "éxodo" pandémico. Pero la realidad es que este éxodo comenzó a producirse poco antes de que estallase la crisis sanitaria. Una explicación se encuentra en el auge del teletrabajo, que se ha consolidado. Otra, sin embargo, está en una apuesta que grandes compañías hacen desde hace años por la descentralización del talento.

La gente se marcha de las grandes ciudades y vuelven al pueblo y a las ciudades medianas. Pero trabajar desde casa no es la única opción. En los últimos años, multinacionales como Telefónica Tech o Google han apostado por otras capitales de provincias, como el propio caso de Málaga, para abrir nuevas oficinas.

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Josep Lluís Bosch, director del Máster en Dirección de Recursos Humanos de la OBS Business School, confirma en declaraciones a Business Insider España que el fenómeno "ya lleva un tiempo en marcha". "Y gran parte de esta llamada deslocalización de Madrid y Barcelona como centros administrativos siempre ha sido en torno a las universidades", abunda.

Por qué el talento está descentralizándose en España y en el mundo

El despliegue de universidades en todo el territorio nacional es el primero de los tres elementos que el profesor Bosch cita al explicar por qué el talento se está deslocalizando y descentralizando en el país. El segundo es "lo que se denomina salario emocional". "Puedes tener un muy buen empleo, pero si no tienes una buena vivienda o una buena educación para tus hijos, propósitos bastante comunes en todo el mundo, realmente optarás por otros".

La tercera clave tiene que ver con "la vida laboral" de los propios ciudadanos. "Es muy probable que grandes empresas envíen a jóvenes a un training por distintas delegaciones y distintos países de la multinacional para que aprendan más sobre el funcionamiento del negocio y hagan carrera. Pero si quieres formar una familia, necesitas una estabilidad al menos durante 10 años".

Madrid y Barcelona ya no están aglutinando todo el talento que se genera en España. Pero ubicar oficinas en ciudades como Málaga, como es el caso de Telefónica Tech o Google, no solo repercute positivamente para el resto de capitales. También repercute al resto de la provincia.

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En otras palabras: se están creando nuevas oportunidades en lugares donde antes no llegaban. Hace diez o quince años un joven que hubiese nacido en El Bierzo leonés o en la Axarquía malagueña era improbable que pudiesen soñar siquiera con poder acceder a un puesto de trabajo tecnológico en una multinacional. Su única alternativa era hacer la maleta y mudarse a una gran capital.

Hoy eso ha cambiado. Lo confirma el propio Sergio de los Santos, el director del área de Innovación y Laboratorio de Ciberseguridad y Cloud de Telefónica Tech. De los Santos logró que este departamento se quedase en unas oficinas en el barrio universitario de Teatinos, en Málaga capital. Lleva años trabajando desde la capital de la Costa del Sol y cree que es una tendencia que se está dando en todo el sector.

La de salir más allá de Madrid o Barcelona.

Su experiencia le dice, además, que "la apuesta" por esa deslocalización ha permitido que muchas compañías se hayan dado cuenta de que hasta ahora se estaba "perdiendo talento" y "de forma innecesaria". "Obligarte a moverte a otra ciudad cuando estás empezando una carrera o cuando incluso ya tienes una vida hecha... hace que mucha gente se lo piense, y pierdan oportunidades".

Hasta ahora mucho talento se estaba desperdiciando por no poder ir a las capitales

Un hombre toma el sol en la playa de la Malagueta, en Málaga (España).
Un hombre toma el sol en la playa de la Malagueta, en Málaga (España).

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"Ahora los estamos recuperando. No solo en Málaga, también de pueblos aledaños que no tienen por qué residir en la capital, solo necesitan acercarse a la ciudad". "No hablamos necesariamente de teletrabajo. Hablamos de una deslocalización real en la que hay una sociabilidad en los equipos: la gente puede verse con sus compañeros".

De los Santos hace hincapié en la diferencia con el trabajo en remoto que muchos profesionales hacen desde su hogar. "El teletrabajo ya sabemos que existe. Nosotros hablamos de una deslocalización con infraestructura, donde tú puedas conocer, socializar con otros compañeros, llevar una vida perfectamente normal desde un punto de vista laboral en una oficina".

Todo ello sin tener que hacer el esfuerzo económico que muchos jóvenes se ven obligados a hacer al iniciar, por ejemplo, su carrera profesional en urbes como Madrid: etapas en las que muchas personas siguen atrapadas "compartiendo pisos y racionalizando gastos".

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Fomenta además la igualdad de oportunidades. No es lo mismo estudiar una ingeniería habiendo nacido en Ojén, en Málaga, que hacerlo habiendo nacido en el barrio de Chamberí. Las probabilidades de que este último encuentre unas prácticas en una gran compañía son infinitamente mayores. Al menos, hace años. La deslocalización por la que apuestan muchas corporaciones está igualando esta tesitura.

"Cuánta gente no se habría podido ir a Madrid. Y cuánta gente ha vuelto", expone De los Santos. "Cuando abrimos la oficina en Málaga mucha gente en Madrid pidió el traslado. Hasta ahora no lo habían hecho porque su opción sería ir a una oficina comercial de Movistar, nosotros somos una oficina técnica de Telefónica. Muchos en Madrid no tenían la calidad de vida que aquí pueden tener".

Comenzar a trabajar en una multinacional sin pasar la penuria económica de tener que dejarte buena parte de tu nómina en un alquiler desorbitado. Es la suerte, por ejemplo, de Diego Fernández, un joven que además es una de las recientes incorporaciones a Telefónica Tech. Es de Almargen, un pueblo de menos de 2.000 habitantes del noroeste de la provincia de Málaga. Y reivindica "la calidad de vida a la que estamos acostumbrados aquí en Málaga".

Las universidades, el foco de atracción en el que fijarse

José Luis Bosch habla de cómo las universidades —en muchos casos, públicas— se han convertido en focos de atracción de talento (y generación del mismo). Sergio de los Santos lo confirma. Lo que ocurre con Telefónica Tech y con otras grandes compañías es similar a lo que pasa cuando un joven de 18 años comienza su carrera universitaria.

"Con esa edad emprendes un viaje del pueblo a la ciudad más cercana en la que haya universidad o al menos donde esté la carrera que a ti te guste. La Universidad de Málaga atrae talento de toda la provincia y más allá. ¿Por qué una compañía no iba a poder hacer eso? ¿Por qué no aprovechar esa inercia de la universidad, por qué no aprovechar ese primer salto?", enfatiza.

El propio Bosch habla del caso malagueño como uno "muy meritorio", e incide en que "en España ha habido grandes centros de atracción de talento humano alrededor de grandes universidades". "No estamos nada mal", asegura.

Junto con el propio Sergio de los Santos, Bernardo Quintero es uno de los rostros más reconocibles de esta tendencia que reivindica la deslocalización del talento más allá de las grandes capitales. El fundador de VirusTotal, conocido por ser el artífice de que Google se quedara en Málaga (donde ahora construye un centro de excelencia en ciberseguridad) cree que la pandemia ha ayudado a "acelerar" estos procesos.

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"No hay duda que la pandemia ha ayudado a acelerar el trabajo remoto de forma global y con ello a la deslocalización del talento", confirma. "En el caso de Málaga ya contábamos con un buen número de empresas tecnológicas al que se han venido sumando más empresas internacionales en los últimos tiempos, aumentando así las oportunidades para trabajar sin salir de la provincia".

Quintero habla de "Google Málaga", y detalla que "además de captar nuevo talento", su crecimiento también ha permitido el regreso de personas "que en su día emigraron por razones laborales". Al igual que en Telefónica Tech, en 'Google Málaga' han regresado al equipo profesionales como Jose Antonio Martín Baena, que estudió Ingeniería Informática en la Universidad de Málaga, y emigró a Dublín para comenzar a trabajar en Google.

"Tras cerca de tres años en Irlanda se mudó a Silicon Valley para continuar su carrera profesional, y después de más de dos años allí pudo volver a su tierra natal para incorporarse a nuestro equipo en Málaga", apunta Quintero, quien también se considera una persona "de pueblo": "Nací y sigo residiendo en Vélez-Málaga, que si bien es considerada ciudad por tener más de 50.000 habitantes, forma parte de una Málaga más de provincia y rural".

"Por poner un ejemplo, Marcos Arjona ha sido la última incorporación al equipo de ingeniería, hace apenas dos semanas, y es natural de Mollina, un municipio con apenas 5.000 habitantes". "Marcos reside ahora en Antequera pero en un ambiente muy rural, como anécdota a veces se le cuela el sonido de los gallos y pavos reales en las videoconferencias que hace desde casa".

Una tendencia propia de un mundo globalizado y conectado

Coches circulando en un Madrid contaminado

Sergio de los Santos detalla también a Business Insider España que antes se vivía "en una centralización continua" en la que el éxito "estaba asociado incluso a un cambio de residencia, en la mudanza a la gran ciudad para trabajar". "Esa visión que teníamos todos en la cabeza la hemos visto en todo el siglo XX y hasta hace poco. Pero en el mundo globalizado eso no tiene ningún sentido".

"Podemos tener éxito y trabajar gracias obviamente a las nuevas comunicaciones. Eso no desmerece para nada el éxito profesional. Las grandes compañías apuestan por una deslocalización en la que no es necesario ese esfuerzo adicional de un trabajador para mudarse a una gran ciudad en la que además económicamente sufriría un impacto", enfatiza.

Su colega Quintero confirma que ve toda esta tendencia también de manera global "y muy positiva". "No hay duda de que la tecnología e internet han multiplicado las oportunidades de formación y trabajo remoto derribando las limitaciones geográficas".

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"¿Salir de tu zona de confort? Para mi gusto, se ha convertido en una frase de Mr. Wonderful. Parece algo casi obligatorio. ¿Por qué? Si no estás contento con tu vida, sal, claro. Pero si estás bien, ¿para qué? Es como que hay que estar haciendo algo todo el rato que sea diferente a lo que te hace feliz. Salir de tu zona de confort es aceptar un puesto de trabajo. El desplazamiento físico es otra historia. No tiene por qué suponer cambiar de ciudad, tu ambiente o dejar atrás amigos. No tiene por qué".

José Luis Bosch, profesor de la OBS Business School, aporta además un par de detalles sobre el impacto que esta tendencia está teniendo en las ciudades. Desde el punto de visto de esas ciudades pequeñas o medianas que son ahora receptoras de ese talento descentralizado, "hay un mejor reparto de la riqueza".

Esta tendencia "permite a gobiernos locales planificar mejor y no solo tratar de evitar que la gente se vaya, sino incluso atraer gente nueva". "Permite tener políticas culturales más vivas", evitando que muchas ciudades solo programen actividades únicamente en verano. También repercute en la hostelería.

Sin embargo, "lamentablemente" la agenda de las grandes ciudades "en algunos aspectos" es "política", entonces se centran en ver "quién es el votante". "Eso no significa mejoras a largo plazo". "Los gobiernos que funcionan siempre han tenido visión a largo plazo. Muchos municipios la han tenido". Pero las políticas de grandes capitales podría no estar respondiendo a un problema que se podrá recrudecer con los años.

La gente que llega a ciudades medianas y a capitales de provincias es gente que también deja de ir a esas grandes urbes. Mucha de su planificación política, si no se adapta ya, será "pan para hoy y hambre para mañana".

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